La huella hídrica es un indicador medioambiental que define el volumen total de agua dulce utilizado para producir los bienes y servicios que habitualmente consumimos. Es una variable muy necesaria que nos dice el agua que nos cuesta fabricar un producto, como ropa, vehículo, comida, etc.
Antes las evaluaciones de los usos del agua se realizaban midiendo o estimando las captaciones de los ríos, presas o lagunas, llamadas fuentes superficiales o subterráneas conocidas también como cuencas subterráneas, ignorando la producción de bienes y servicios finales, sin tener en cuenta que estos productos se realizan en largas cadenas de producción con consumos específicos dentro de cada uno de las estapas y con impactos específicos según cada zona.
La huella hídrica trata de suplir esta deficiencia, buscando evaluar el nivel de apropiación e impacto sobre los recursos hídricos que requiere la producción, incluyendo en el cálculo las materias primas. Su cálculo se establece de forma modular, es decir, sumando las necesidades de uso y consumo de agua de cada etapa de producción, desde el origen hasta el consumo final.
El profesor Arjen Hoekstra, de la Univerdad de Twnte, en Países Bajos, puso las primeras bases conceptuales y dio el nombre a este indicador de sostenibilidad. Hoy es calculado por varios investigadores, empresas y gobiernos.
La huella hídrica se mide en unidades de volumen, es decir, litros o metros cúbicos, por unidad de producto fabricado o servicio consumido, y consta de tres sumas que se han denominado según los colores asignados usualmente al agua.
La huella hídrica verde contiene la fracción de huella que procede directamente del agua de la lluvia o nieve y que se almacena en el suelo en capas superficiales al alcance de las plantas; la huella azul se refiere al agua que se capta de fuentes naturales o artificiales mediante infraestructura o instalaciones operadas por el hombre.
Y por último, la huella gris se refiere al volumen de agua contaminada en los procesos y que posteriormente es necesario diluir para cumplir con los parámetros exigidos por la normativa sectorial del cauce u organismo receptor de los vertidos finales de proceso.
La Huella hídrica nos hace tomar conciencia del consumo de agua que necesitamos en todos nuestras actividades. Nos sirve para tener un valor de referencia en nuestro uso del agua y sobre todo el valorar donde podemos mejorar como ciudadanos. Nos sirve de base de partida para establecer un manejo eficiente del agua y el establecimiento de objetivos.