Acompañémonos para matar la tristeza

Hoy tuve la fortuna de encontrarme en el Oxxo a una mujer a la que en verdad quiero, me emocioné tanto y quise abrazarla desde que la reconocí, digo reconocí porque los cubrebocas nos han ayudado a vernos a los ojos y reconocer nuestras miradas.

Yo la vi y en sus ojos vi su amor a la vida, el gusto real que sintió por verme y fue el mismo que yo sentí de verla, en serio tenía ganas de abrazarla, pero comprendí que no era lo apropiado, había tenido una mañana/tarde muy productiva, así le dicen cuando andas en chinga.

Sonreímos (es neta con el cubrebocas puesto sabes quién te hace caras, quien se pone feliz de verte y quien es igual de hipócrita con y sin cubrebocas, los ojos no mienten), justo frente a la caja del Oxxo hablamos de síntomas de males comunes.

Yo desde hace algunos meses (tres o cuatro) he perdido el miedo de decir que tengo depresión y ansiedad pero que me estoy atendiendo, porque como dice mi hermosa amiga Fa “me hago la lucha”; he comentado que estoy triste, que no ha sido un tiempo fácil, pero que voy saliendo, que hay días de la fregada, pero hay días maravillosos.

Mi amiga me vio y me dijo “ay no, Eva”, pero su “ay no” no era como los “ánimo”, “no te preocupes”, “no estés triste”, “báñate y se te va a pasar” (me han dicho algunos aventureros). Su “ay no” fue un “ay no” solidario, empático y de reconocimiento, lo conversamos en unos minutos y comprendí que hay mucha gente que tiene miedo a reconocer lo que sienten, pero me dio gusto saber que esa amiga no, que ella como yo sabe lo que tiene, sabe lo que siente y trabaja en ello.

Que tiene sus mantras de respeto a la vida, de libertad y de amor, pero sobre todo, que sabe las debilidades que muchas personas tenemos y como las sabe, las abraza como se abraza a ella misma.

Hay gente que cree que te ayuda diciendo “no te digas pendeja”, “sé feliz” o “báñate”, pero no, te ayuda más quien te escucha.

He visto muchos posts en redes sociales de mis contactos en los que dicen que para mostrar que siempre hay quien escucha a un suicida copien y peguen… se me hace tan pinche mamón que hagan eso, porque me ha tocado mandarles (a muchos) mensaje para pedir un favor mínimo y ni en cuenta, ya parece que va a atender a alguien que lo necesite a las 3 de la mañana.

Pero también conozco a quienes no necesitan copiar y pegar mamadas, porque siempre están atentos para dar la mano y pedirla cuando la necesitan, que entregan todo porque saben que recibirán todo, que están ahí para escuchar una pendejada porque saben que también ellos serán escuchados. Y ni siquiera lo hacen pensando en recibir nada, solo saben que el universo te regresa lo que le das.

En serio, siempre lo he repetido y aquí va de nuevo: más que caretas y mantras falsos, seamos empáticos y respetuosos con y de la gente; una de las formas de mostrar empatía y respeto es escuchar.