Luna Nueva: El aguinaldo ¿quema las manos?

Pues señores, se acaba el año. Al agonizante 2020 le quedan 15 días para terminar y al finalizar deja tras de sí “un mundo” de polémicas en torno a que si fue buen o mal año, que si se aprendió o no y cientos de plazas laborales perdidas, entre otras cosas, y a pesar de las miles de muertos que ha dejado la pandemia de COVID-19 desde hace un año, aún hay quien duda o niega su existencia.

Hasta ayer (diciembre 15 de 2020) fuentes gubernamentales y de la OMS reportaron 72 millones 847 mil 422 casos de infectados en todo el mundo y que han muerto 1 millón 621 mil 150 personas, de las que 114 mil 298 defunciones ocurrieron en México; en Zacatecas han perecido 1 mil 720 pacientes.

Tal vez resulte difícil dimensionar las cifras, pero sólo imagine que poco más de la mitad de la población de todo el estado de Zacatecas (1 millón 581 mil 575 habitantes en 2015) estuviera enferma o hubiera presentado algún cuadro de COVID-19 en un año o bien, voltee a su alrededor y vea que cada vez son más caras conocidas o gente más cercana quienes enferman o fallecen.

Pues bien, ni las alarmantes cifras ni los esfuerzos casi vanos de los gobiernos en su intento por frenar los contagios han valido para que el ciudadano común, como usted o yo, atendamos las indicaciones, si no por convencimiento de la existencia del virus, al menos por civilidad, solidaridad y respeto a quienes sí se cuidan.

Baste ver que los supermercados, las tiendas departamentales en general y los bancos están atestados de gente formada medio amontonada, medio distanciada y no todos con cubreboca, en general hay mucha gente en la calle. La razón: los benditos aguinaldos.

Es una gran bendición para quienes gozan de dicha prestación laboral consagrada en el artículo 82 de la Ley Federal del Trabajo, ya que una gran parte de la población no recibe aguinaldo por diversas razones, pero quien lo recibe, sea mucho o poco, parece que tiene prisa por cobrarlo y más por gastarlo sin considerar el riesgo real que conlleva salir y donde pongo la pregunta sobre la mesa ¿vale la pena el riesgo?

En un sondeo rápido y simbólico entre conocidos que sí reciben ese “extra” de final de año, la mayoría dijo que le urgía el aguinaldo para comprar (en este orden) un teléfono celular de última generación (4), para comprar lo necesario para las reuniones de Nochebuena y de fin de año (3) que dicho sea de paso se ha recomendado no hacer, luego están los que comprarán ropa (3) y quienes pagarán deudas (2).

Muy respetable la decisión de cada quien, es su dinero y cada quien usa y gasta su dinero en lo que quiere, puede y le alcanza, lo único que planteo es que habría que medir los peligros y ordenar prioridades.

Tal vez de esa manera descubramos que podremos comprar el teléfono móvil cuando pase la época de aglomeraciones, que no es estrictamente necesario hacer una fiesta en esta temporada y que tal vez la ropa que queremos también puede esperar. Las deudas es otro tema, ya que hay varias formas de pagar, incluso sin salir de casa.

Quienes hemos tenido al virus muy de cerca (familiares, amigos y conocidos cercanos) sabemos que el padecimiento no es “un cuento chino” y que no sólo el enfermo sufre, sino también quienes lo aman y en el peor de los casos quienes quedan en la orfandad.

Hagamos caso de las recomendaciones, no digo que no celebremos estas fechas con la familia, pero hay que hacerlo con responsabilidad, sin exponer la salud de quienes más queremos. Si todos nos cuidamos saldremos más pronto de esta situación. Mis mejores deseos para estas fechas y lo mejor para el próximo año. ¡Nos leemos en enero!