Frente a la desconfianza de la ciudadanía, los partidos políticos hoy buscan legitimidad curándose en salud al asegurar que “no son los mismos”, pero los hechos ocurridos al cierre del 2020 con el anuncio de las alianzas “Juntos Hacemos Historia” y “Va por México”, así como la selección (por dedazo) de precandidatos, más bien refuerzan esa desconfianza.
No es gratuito que ni en sus propios partidos haya unidad entre la militancia, y hablamos de partidos de izquierda, derecha, centro, defensa y medio campo.
A nivel nacional las fracturas son más evidentes al interior de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y aunque las cúpulas se esmeran en victimizarse con la campaña del “TUMOR” (Todos Unidos contra MORENA”), la verdad es que se trata de un TUCOM (“Todos Unidos contra Monreal”) surgido desde la propia militancia que se opone a las imposiciones que caracterizaron al llamado “viejo régimen”.
En el fondo las cúpulas de MORENA han entendido que para ser un partido político hay que entrar al mismo juego, pero los idealistas que aún se aferran a ser un movimiento, en su ingenuidad, apelan a respetar sus principios y estatutos, cuando en política el objetivo es ganar en las urnas aunque eso implique aliarse con quienes en el pasado marcharon hombro a hombro con el enemigo, entiéndase Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Resulta muy curioso que tras el dedazo en la designación de Claudia Anaya como la candidata de la alianza Va por Zacatecas (PRI-PAN-PRD), la senadora ha buscado limar asperezas y reunirse con quienes en su momento apoyaron la aspiración de Fito Bonilla para la candidatura a la gubernatura.
Mientras tanto, del otro lado hay un David Monreal ungido con la candidatura en un proceso por demás opaco, sin visos de limar las asperezas con los demás aspirantes, quienes este domingo dieron muestra de que les une el rechazo a esta imposición de las cúpulas (y que también tuvieron su par desde el ala monrealista, en una evidente división al interior del partido).
Muchos aún veían en la secretaria general, Citlalli Hernández, una aliada en esta demanda legítima de que se respetaran los estatutos del partido y se escuchara a la militancia, pero después de levantarle la mano a tantos aspirantes impuestos, cayó de su gracia y hoy es más una cómplice de las arbitrariedades del dirigente nacional, Mario Delgado.
La esperanza hoy está puesta en Bertha Luján y la Comisión de Honor y Justicia para revocar la designación de David Monreal como el candidato de la alianza Juntos Hacemos Historia. Pero más valdría que tuvieran plan B, C, D o hasta Z, pues la decisión ya está tomada.
Todo indica que la instrucción vino directamente de Palacio Nacional, aunque ¿quién se atrevería a poner en entredicho la palabra de su líder Andrés Manuel López Obrador, de no meter mano en el proceso electoral?
En esa disyuntiva, los llamados “Tres Tristes Tigres” (Luis Medina Lizalde, Ulises Mejía Haro y José Narro Céspedes) alzan la voz, pero no tanto. No vaya siendo que su líder moral se enoje y termine por bloquearles cualquier aspiración bajo las siglas de MORENA.
Y es que si bien David Monreal (y su equipo de mil y un voceros) desborda un exceso de confianza en tener segura la gubernatura, este pleito interno para bajarlo de la contienda parece desviar la atención de las otras posiciones que estarán en juego en la contienda electoral y en ese reparto, los Tres Tristes Tigres aún tienen oportunidad de ganar algo.
La prioridad, se sabe, es refrendar la mayoría en la Cámara de Diputados y aunque muchos ya están apuntados para la reelección, la designación dependerá en mucho de qué lado se encuentre cada aspirante: “lo que diga mi dedito” o “no a la imposición”.
No hay que tener muchas neuronas para conocer el desenlace y tal vez por esa razón los Tres Tristes Tigres se manifiestan “bajito”, sin morder la mano que les da de comer.
Hasta donde se sabe, según lo aprobado en sesión extraordinaria del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), esta coalición Juntos Hacemos Historia (MORENA-PT-PVEM-PANAL) en lo local iría solo en 16 ayuntamientos de los 58 y 6 distritos locales de los 18 de mayoría relativa, mientras que a nivel nacional serían unos 150 distritos de los 500 que se renovarían en total.
¿Ya hay posiciones asignadas de antemano? Por supuesto. Saúl Monreal en Fresnillo y Julio César Chávez en Guadalupe (por mucho que Lolo Hernández levante la mano). También Caty Monreal en el Distrito federal 4, el mismo por el que se especula podría ir Miguel Torres por la alianza Va por Zacatecas (PRI-PAN-PRD).
Y aunque Ernesto González Romo siga publicando fotografías con Ricardo y David Monreal para asegurarse la candidatura al Ayuntamiento de Zacatecas, se sabe que esa posición está reservada para alguien más, alguien que bien podría ser Jorge Miranda (PVEM) como moneda de cambio del gobierno de Alejandro Tello para “imponer” a Claudia Anaya como candidata a la gubernatura por la alianza Va por Zacatecas.
¿Qué interés hay detrás de esta decisión?, ¿por qué Claudia Anaya se prestaría a este juego? Muchos atribuyen la trayectoria de la senadora a Ricardo Monreal, quien dicen le abrió cancha para incursionar en la política.
Sin embargo, subestiman el respaldo otorgado por los exgobernadores Amalia García Medina y Miguel Alonso Reyes, ambos emanados del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aunque el segundo logró la gubernatura por el tricolor. Algo así como la trayectoria partidista que ha distinguido a Anaya Mota.
Al menos en el Revolucionario Institucional (PRI) las cosas parecen caminar mejor que en MORENA y la decisión de Fito Bonilla de permanecer en el partido, pero retirarse de la vida política de Zacatecas, muestra mayor sensatez que la actitud tomada por los Tres Tristes Tigres de seguir peleando la candidatura a la gubernatura. ¿El interés tiene pies?
Además, en nada quita el sueño las declaraciones del cantante Marco Flores de sumarse a la contienda por la gubernatura bajo las siglas de Movimiento Ciudadano (MC), acusando a la dirigente estatal de Acción Nacional (PAN), Noemí Luna, de “clasismo y racismo” por no respaldar sus aspiraciones en la alianza Va por Zacatecas. ¿Qué tanto son 50 mil votos? Apenas lo suficiente para que el partido naranja mantenga su registro.
Y aunque las últimas encuestas al cierre del 2020 muestran una ventaja de MORENA-PT-PVEM de más de 20 puntos porcentuales por encima de la alianza PRI-PAN-PRD, la brecha se acorta cuando se mide a David Monreal y Claudia Anaya por las respectivas coaliciones a poco más de 15 puntos, aunque la proporción de quienes aún no deciden el sentido de su voto es muy grande, prácticamente 1 de cada 3, y ese segmento puede marcar la diferencia en los próximos seis meses.
Supongamos que ambos resultan los candidatos para el proceso electoral 2020-2021. ¿A qué se enfrentarán uno y otro? En primer lugar, lo obvio: esta pandemia por el COVID-19 que en mucho influirá para que las campañas se realicen de forma digital, una publicidad mucho más barata que realizar actos masivos con los acostumbrados acarreados.
David Monreal se sigue valiendo del libro escrito por su hermano Ricardo, “La Infamia”, para nulificar cualquier descalificación en su contra, en una estrategia de victimización que bien replica Mario Delgado desde la dirigencia nacional de MORENA.
También va a incursionar con una publicación llamada algo tipo “Zacatecas: una esperanza”, un libro “con muchas cifras, muchos datos”, según ha dicho. Y también lanzará una especie de programa digital, imitando lo que ha hecho Luis Medina Lizalde desde hace varios meses. Aquí diría Miranda Priestly: “Groundbreaking…”.
Del otro lado, Claudia Anaya no parece tener una buena estrategia de comunicación. Sin embargo, que no se le vea en los principales medios de comunicación no implica que no esté trabajando por un proyecto, pues se caracteriza más por realizar “trabajo de campo”, la estrategia más efectiva para una ganar una elección y eso lo saben todos los partidos y políticos, de cualquier color.
Finalmente desde hace unas semanas ya se vio que la estrategia de todos los colores es tratar de descalificar al otro sacando los trapitos sucios, mientras intentan legitimar su existencia como institutos políticos “diferentes” basados en los resultados de sus respectivas administraciones.
¿Quién ganará? La decisión está en el ciudadano que independientemente de los colores, percibe en su bolsillo y en su hogar de qué manera le han beneficiado o perjudicado las acciones de los partidos políticos cuando han sido gobierno. Ya lo del lodo que se avienten los aspirantes en los próximos seis meses es lo de menos, pues poco influirá en la intención de voto.