Priscila Benítez, una fichita

Experredista, priísta y hoy morenista, Priscila Benítez Sánchez hoy aspira a la candidatura a la diputación federal por el Distrito 4, como parte de la alianza Juntos Haremos Historia en la que participan Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Su trayectoria no ha sido brillante, aunque sí escandalosa. Más allá de sus escándalos de la vida privada mientras estuvo en la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), habría qué recordar otros aspectos de su desempeño en la vida pública y considerar qué clase de personas se postulan para vivir de la política con la bandera de “trabajar por el bienestar de la gente”.

Comenzó su carrera política en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) como regidora de Guadalupe en la administración 2007-2010, cuando estuvieron como alcaldes Samuel Herrera y Mario Román; un periodo en el cual se hizo de 1 millón 72 mil 920 pesos provenientes del erario.

Estos recursos públicos los adquirió, al igual que otros regidores de esa administración, mediante partidas especiales denominadas “bono especial” correspondientes a un total de 664 mil 919.9 pesos tan solo para Priscila Benítez, más otros 408 mil pesos por “apoyo para gastos de gestión”.

Dichas partidas no tuvieron soporte documental, como hace constar el respectivo dictamen de cuentas públicas del 2007 al 2010 luego de la revisión por la Auditoría Superior del Estado (ASE).

Una vez concluida su gestión como regidora, Priscila Benítez saltó a las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y se integró al gabinete del gobierno de Miguel Alonso Reyes.

Desde el 2010 hasta octubre del 2015, Priscila Benítez estuvo al frente de la Dirección de Fondos y Proyectos Productivos de la entonces Secretaría de Planeación y Desarrollo Regional (SEPLADER), que después pasaría a ser la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL).

Durante los primeros dos años de administración de Miguel Alonso, Priscila Benítez entregó microcréditos por una inversión global de 40 millones de pesos, aunque personal de la SEDESOL cercana a la entonces directora de área refirió que estos créditos se entregaban “a personas de su agrado y conveniencia”.

Hacia el 2012, una vez colocado ese monto en créditos, Ricardo Monreal Ávila la acusó de operar la compra de votos en Zacatecas mediante esta estrategia para ganar las elecciones federales en las que resultó triunfador Enrique Peña Nieto.

También la acusó de haber recibido como pago por parte de José María González Nava, entonces titular de la SEDESOL, un monto cercano a los 602 mil pesos en efectivo, como hace constar un documento firmado de puño y letra por la propia Priscila Benítez.

La demanda fue interpuesta en aquel entonces ante la Procuraduría General de la República, en la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (FEPADE), aunque el dictamen señala que no se encontró evidencia suficiente que constituyera la comisión de un delito electoral.

Hacia finales del 2012 Priscila Benítez estuvo considerada entre los posibles candidatos para la alcaldía de Guadalupe e incluso para una diputación local, pero las cúpulas del partido se inclinaron por otros perfiles.

Ella continuó en la SEDESOL hasta octubre del 2015, fecha en la que renunció a su cargo para contender en el proceso interno del PRI por la candidatura a una diputación local en el Distrito 3; sin embargo, las cúpulas partidistas nuevamente se inclinaron por otro perfil que cubriera las nuevas cuotas de juventud y de género: Isadora Santivañez Ríos.

El hecho motivó la renuncia de Priscila Benítez a las filas del PRI y en diciembre del 2015 anunció su adhesión a MORENA. Debido a las condiciones de su salida, la Comisión de Justicia Partidaria del tricolor resolvió que eso podría constituir su renuncia al partido y ameritar una sanción.

No obstante, en su primer mensaje dentro de las filas de MORENA, Priscila Benítez aseguró que ponía a disposición de David Monreal Ávila, hermano de quien la acusó de un delito electoral en el 2012, un padrón de alrededor de 45 mil beneficiarios de la SEDESOL para que votaran por él en las elecciones del 2016.

Tal vez con ello buscaba ser considerada en alguna posición para el proceso electoral en puerta y así fue. Entre diciembre del 2015 y enero del 2016, Priscila Benítez participó en el proceso interno de MORENA para la elección de precandidatos a un cargo de elección popular.

Originalmente entró en la contienda interna por la presidencia municipal de Guadalupe, durante la cual hubo un altercado con su equipo de trabajo y, posteriormente, obtuvo la candidatura para la diputación local por el Distrito 3.

Sobra decir que perdió por casi 4 mil votos frente a Isadora Santiváñez, quien ese año se alzó con el triunfo con 13 mil 454 votos, a pesar de ser el primer cargo de elección popular por el que contendía.

Pero esta situación no detuvo a Priscila Benítez. Hacia el 2018 se sumó a la campaña de Andrés Manuel López Obrador y, tras lograr el triunfo, pasó a formar parte de la Delegación de Programas para el Bienestar, como subdelegada en el distrito de Guadalupe.

Este cargo le permitió continuar con su operación política en los municipios de Cuauhtémoc, Genaro Codina, General Pánfilo Natera, Guadalupe, Loreto, Luis Moya, Noria de Ángeles, Ojocaliente, Pinos, Trancoso, Villa García, Villa González Ortega y Villa Hidalgo.

Casualmente, se trata de los mismos municipios que abarca el Distrito electoral federal 4, el mismo por el que contendería Caty Monreal en el proceso electoral 2020-2021 hasta este miércoles, cuando decidió bajarse de la contienda.

Como subdelegada de Programas para el Bienestar, Priscila Benítez supo sacar provecho de su puesto para beneficiar a su familia.

En la actual administración encabezada por Julio César Chávez logró que se beneficiara a Leticia Sánchez Alpuche y Egberto Benítez Sánchez (madre y hermano de Priscila Benítez) con varias obras que en total suman 13 millones 14 mil 282.07 pesos.

Así consta en los contratos del 2018 y 2019 para Constructora El Jaguar y COMINZA S. de L.R. de C.V., propiedad de ambos.

Incluso llama la atención el caso del contrato MGU-DOPM-FFFD-10-18-01 en el que el monto original de la obra a realizar en calle González Ortega era por un monto de 216 mil 970.57 pesos y gracias a un convenio modificatorio no muy claro en sus motivos, ese monto pasó a 7 millones 905 mil 976.94 pesos.

Hacia septiembre del 2020, Priscila Benítez presentó su renuncia al cargo de subdelegada, pero continuó haciendo trabajo político en los mismos municipios en su afán de quedarse con la candidatura a la diputación del distrito 4 federal, a sabiendas de que en las encuestas realizadas durante el segundo semestre del año pasado Caty Monreal iba a la cabeza y le llevaba ventaja por mucho, lo que la convertía en el perfil más competitivo para lograr dicha candidatura.

Hoy que Priscila Benítez ha realizado su registro como aspirante, aún quedan dudas sobre su lealtad: ¿para quién trabaja?, ¿qué intereses persigue?, ¿incurrió en las mismas irregularidades como subdelegada que cuando estaba en la SEDESOL?

Si la súperdelegada Verónica Díaz Robles ha hecho mutis al respecto, o hay complicidad o actuó de manera recta y no hay nada que ocultar. Sin embargo, por su trayectoria marcada por el chapulinismo, la traición, la violación en el uso de datos personales con fines políticos y el posible uso de programas federales con el mismo objetivo, aún queda el peso de la duda. ¿A qué perfiles postula MORENA realmente?