Se cuenta que Adolfo López Mateos ha sido el único presidente de la República Mexicana que no aceptó vivir en Los Pinos y continuó viviendo en su domicilio. Mientras tanto, Doña Eva Sámano, su esposa, hacía labores de asistencia social.
Cuando yo ingresé a la primaria en los años 60, cuando iniciaba el programa de “desayunos escolares”, implementado por Doña Eva Sámano de López Mateos (en ese tiempo las personas casadas portaban el apellido del esposo), si mal no recuerdo ella fue la creadora del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI), cuyo patronato fue presidido por ella.
Pues resulta que cuando yo veía esos desayunos escolares se me antojaban, pero no tenía derecho porque hacían un estudio socioeconómico y solo tenían derecho a ellos los niños de escasos recursos, no digo que yo fuera pudiente, pero no me tocaba. Sin embargo, no me quedé con las ganas y llegué a intercambiar algunas veces un desayuno escolar por una peseta de 25 centavos.
Los desayunos consistían en una torta con chorizo, un cuarto de leche de fresa o de chocolate y una fruta (plátano o naranja) y lo que más se me antojaba era la torta. Con estos desayunos se pretendía resolver el problema de desnutrición infantil, ya que si un niño no está bien alimentado, afecta su rendimiento escolar.
Con el paso de los años este desayuno se cambió por un complemento alimenticio que ofrecían a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia. En el año 2000 el desayuno consistía en leche, una galleta elaborada a base de cereal integral o amaranto y fruta deshidratada o fresca.
Para entonces, el Consejo Nacional de Evaluación de las Política de Desarrollo Social (CONEVAL) ya evaluaba los programas de alimentación, nutrición y abasto en México, entre los cuales se evaluaban los programas de apoyo alimentario a cargo del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF).
Estos programas consistían en desayuno frío o desayuno caliente, para los menores en condiciones de vulnerabilidad que asisten a planteles públicos de educación básica en zonas indígenas, rurales y urbanas. También otro de los programas atendía a menores de 5 años; otro apoyo consistía en la dotación de despensas con productos básicos para las familias en situación de pobreza y/o población vulnerable.
En el año 2013, el gobierno federal a través de la Secretaría de Desarrollo Social estableció la fallida estrategia de inclusión social denominada “Cruzada Nacional Contra el Hambre”. La población objetivo de la Cruzada era garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición de los 7.01 millones de mexicanos que se encontraban en pobreza extrema por carencia de acceso a la alimentación.
En Zacatecas, la Cruzada fue un verdadero fracaso. De los componentes de la carencia por acceso a la alimentación, el de inseguridad alimentaria leve, el cual pasó de: 268.1 miles de personas en 2014 a 321.7 miles de personas (un incremento de 53.6 miles de personas); el de inseguridad alimentaria moderada se incrementó en 25.2 miles de personas en el mismo período. Por último, el de inseguridad alimentaria severa es el único que disminuyó en (-)20.1 miles de personas.
En ese tiempo me tocó participar junto con otras dependencias en reuniones periódicas en las que se discutía mucho y los que coordinaban las reuniones, se afanaban por demostrar con explicaciones ambiguas que todo marchaba muy bien, pero en la realidad no se apreciaban los avances, no se veía que se hubiera erradicado el hambre; más bien, la pobreza extrema alimentaria aumentó.
Tratando de contar con las cifras cuando menos del SEDIF, en cuanto a los programas de entrega de paquetes alimentarios y desayunos escolares, me remití al avance físico financiero (anexo al IV Informe de Gobierno), y se observa que al mes de julio de 2020 la mayor parte de dichos programas registran un avance inferior al 50 por ciento de la meta programada.
Ahora que por la situación que se vive por la pandemia ha aumentado el desempleo, agudizándose la situación de inseguridad alimentaria extrema, asegurar la alimentación de la población más vulnerable y corregir las deficiencias de los programas también es una emergencia y obligación del gobierno.
Excelente artículo!!