Luna Nueva: Cada loco con su tema

“Cada cabeza es un mundo”, oí una vez decir a un viejo amigo hace ya tanto tiempo, que no recuerdo qué era lo que quería explicar en aquella ocasión con la tan mentada frase, que de tan dicha está gastada y a veces no le damos ni su dimensión ni su significado de tanto decirla.

La frase viene a colación porque nunca como ahora, en mi mundo, aplica como anillo al dedo al hacerse más que evidente en un tema que está no solo en la agenda mundial tanto de gobernantes, como de líderes de opinión, sino de profesionistas, empresarios, maestros, empleados de gobierno, obreros, amas de casa, estudiantes y hasta de niños pequeños que apenas van rompiendo el cascarón: la pandemia de COVID-19.

A poco más de un año de que se registrara el primer caso de COVID-19, yo creo que nadie o muy pocos sobre el planeta desconoce que la humanidad lidia con una enfermedad nueva, que por nueva es desconocida para científicos de todo el mundo y que ha matado a mucha gente (reportes resientes de la OMS dan a conocer que van 2.2 millones de muertes en todo el mundo y más de 103 millones de casos), sin embargo, tal pareciera que la situación de emergencia sanitaria ya se “normalizó” para muchos o siguen sin creer que hay un virus que nos ataca y nos mata.

Entiendo que efectivamente cada cabeza es un mundo, porque cada individuo vive su propia realidad desde sus necesidades. Mientras que para mi vecina es importante salir todos los días a tiempo para abrir su negocio del que vive, para los albañiles que construyen una casa lo importante es llegar temprano para concluir la obra que deben entregar al dueño, que compró su terreno en un área de uso común y no le importó la ilegalidad del tema, sino tener un lugar donde construir su vivienda.

Para los maestros lo importante es preparar la clase del día a día, revisar los trabajos de los alumnos y reportarlos a sus superiores, para la señora del mercado lo importante es abrir su local, porque si no lo abre se lo quita la presidencia; para el ingeniero y su esposa es que llegue la pensión a tiempo, que los atiendan en el ISSSTE y que haya el medicamento que necesitan para las dolencias y síntomas de las enfermedades que padecen.

Para el empresario es que su negocio siga produciendo, para la madre de familia lo importante es tener qué dar de comer a sus hijos y así podría seguir con una serie de ejemplos que no tendría fin, pero no quiero dejar de largo lo que para los médicos es vital: que la gente se cuide para frenar los contagios y eventualmente acabar o al menos controlar la enfermedad…

He leído noticias que difunden que el personal médico de todo el mundo está agotado, no solo físicamente, sino también emocional y psicológicamente, si no es que es lo mismo, tras tantas horas de trabajo, sin equipo suficiente o adecuado, privándose de convivir con sus seres queridos, con las manos ajadas, los rostros demacrados y una vida en pausa…

Mientras tanto por el ciberespacio viajan imágenes que dejan poco a la imaginación de dos escenas que para mí resultan escandalosas: miles de personas aglomeradas, sin sana distancia y sin cubreboca en dos eventos de distinta naturaleza, pero que dan el mismo mensaje de irresponsabilidad,  insensibilidad y poco respeto y amor por la vida propia y ajena.

Uno: un partido de beisbol en México, en el que se estima asistieron unos 7 mil aficionados.

Dos: en Israel, los funerales de un rabino ultraortodoxo que reunió, según calculan las autoridades, a más de 10 mil judíos.

Qué lamentable que nuestro país figure y sea señalado a nivel mundial como uno de los que menos respetan las medidas sanitarias de prevención. Lo dicho, para los asistentes a ambos eventos, en su mundo no es importante preservar su salud ni la de los demás, tienen otras prioridades. Usted, ¿habría asistido a alguno de los eventos?