Hace unos meses me reencontré con una excompañera de trabajo a quien en cierto modo admiraba por su arrojo y tenacidad por lograr lo que se propusiera, al menos así fue cuando estuvo bajo mi dirección años atrás. Después de un par de años coincidimos incluso hasta en ideas y nos asociamos.
Llegó y me propuso que iniciáramos algo de lo que yo ya había empezado meses antes, pero me faltaba un importante engrane para completarlo y sentí que me caía del cielo, puesto que ostenta y presume que tiene tres licenciaturas terminadas (justo las que yo necesitaba en ese momento), un posgrado y estaba por iniciar otro.
Ofreció incluso vender su auto para financiar el proyecto, pero no fue necesario, ya que yo ya lo había echado a andar meses antes.
Pues bien, les cuento que en casi un año que estuvimos asociadas, nunca cumplió a cabalidad lo que le era requerido y entre eso y la prisa que tenía por ganar dinero, nuestra relación laboral y hasta la amistosa se fue resquebrajando; el desastroso final sobrevino tras un lamentable comentario que hice del presidente López Obrador, más a juego que razonado.
Fue entonces que su respiración se alteró, por lo que concluyo que también su ritmo cardiaco, subió el tono de voz y la mirada se le encendió tanto, que parecía que se le saldrían los ojos; en ese momento esperaba un certero golpe para defender al Presidente y sus ideales…
La verdad me sorprendí mucho. Por un lado porque el comentario (que por cierto no recuerdo cuál fue) no lo hice con afán político, segundo por la vehemente manera de defender a quien en realidad no conoce y porque al menos los posgrados los había hecho gracias a eso que llamaba corrupción priísta.
Esta historia viene a colación porque estamos a un paso de iniciar formalmente las campañas electorales en Zacatecas en las que elegiremos gobernador, diputados locales y alcaldes y con ello seremos bombardeados de una multitud de promesas y compromisos de los candidatos, de todos los partidos políticos.
Es en este punto en el que debemos estar atentos a lo que nos dicen, ver quién se dirige a nosotros con respeto, tanto a nuestra persona como a nuestro intelecto para no aceptar promesas o compromisos absurdos, imposibles o innecesarios, como la promesa del político de los chistes que promete un puente para el río que no existe en el pueblo y al darse cuenta de su error lo enmienda diciendo que también mandará hacer el río.
Gobernar o legislar no es fácil, y lo tengo de cierto porque si no es fácil, a veces, gobernar la propia casa de uno en la que vive un puñado de gente, imagine hacerlo para millones de personas.
Aunque al final día al ciudadano de a pie le da igual si gobierna melón o sandía, lo cierto es que en ocasiones los apasionamientos terminan amistades entrañables, relaciones familiares o laborales sin darse cuenta a cabalidad de que es lo que defiende sólo por el hecho de que oímos decir que acabaría lo malo e iniciaría una etapa con sólo lo bueno, es un discurso alentador que si lo toma quien no se informa, no lee y no conoce del tema apuesta todo sin preguntar ¿cómo le hará? ¿Qué vale la pena dejar como está? ¿Qué es lo que necesita sólo una revisión? ¿Y si quita esto, con qué lo compensará? ¿Con qué dinero cumplirá tal y cual cosa?, etc.
Tomaré como ejemplo el caso específico del Presidente de todos los mexicanos, sí, de todos, nos guste o no, porque es el ejemplo que nos llevó al tema.
Durante 18 años de permanente campaña tuvo el tiempo necesario para recorrer el país, conocerlo, saber sus necesidades y sus problemas, estudiar cada caso y con base en ello prometer como candidato y luego cumplir como presidente; es ahí, en el último punto, donde vino lo complicado: cumplir.
De acuerdo con estudios internacionales, los candidatos de todo el mundo sólo cumplen con el 10% de sus promesas de campaña, pero la gente a veces harta de esto o aquello elige creer en promesas con soluciones casi mágicas que les venden una esperanza de cambio y creyeron que la corrupción desaparecería por decreto presidencial. Falso, el mismo presidente alguna vez ha aceptado en sus mañaneras que aún hay corrupción.
Creyeron que la liberación del precio de la gasolina era ocurrencia del anterior gobernante. Falso, atrás de esa medida hay toda una explicación, pero creyeron en la promesa que bajaría y ahora el combustible rebasó ya el límite de los 20 pesos.
Se nos dijo que no habría aumentos y la electricidad subió 12% en 2019 luego de que la cuota había estado congelada, también aumentó el agua y el gas… lo que no aumentó fue el crecimiento económico del país y así puedo seguir con más temas como al controvertido avión presidencial, el aeropuerto, la disculpa que se espera de España, que haría entrar en razón al expresidente Trump por faltar al respeto a México, sin embargo suavizó su discurso y no pasó nada…
En fin, todo eso fue lo que defendió mi exsocia…
Excelente amiga mía, te felicito como siempre en casa uno de tus artículos, me encanta leerlos, envio un cordial saludo y un fraternal abrazo
Excelente nota jamás me había puesto a pensar acerca de eso. Y muy cierto en política y religión se pierden amistades