No, no tiene nada qué ver uno con el otro. Lo que pasa es que hoy iba a contarles de las vacunas para el covixxx, pero es que me late mi corazoncito de emoción porque el buenazo de Salvador Estrada hoy es el presi de Zacatecas; Y los diputados dijeron que Simón.
Honestamente no tengo nada a favor ni en contra del Uli, es buen sujeto o al menos eso creo, pero Salvador es un ser humano noble, bueno, trabajador, responsable y sabe cuántas cosas más será.
Entonces pues hoy estoy feliz porque tengo un presidente por el que no voté pero en el que sí confío (y ah cómo está cabrón para que yo confíe en alguien).
Ahora sí, ya voy a la vacunas.
Desde la semana pasada me comenzó a emocionar el pedo de la vacunas para los mayores de 60 años, porque obviiii mi jefita es bien mayor de los 60 y por supuesto que es tranquilizante saber que cada vez es menor el riesgo de que ella se contagie.
Me gustó ver que mis contactos iban poniendo en sus muros la emoción que sentían de que los jefes ya tienen su piquete; sabemos perfectamente que todos tenemos el riesgo de contagio y que va parejo como los danzantes, pero para los que tenemos la suerte de tener a los jefes vivos y, como yo, la fortuna de vivir en la misma casa, la vacuna es un pasito más para salir del túnel.
En casa nos cuidamos porque no queremos enfermarnos mi hija y yo, pero la mayoría de los cuidados siempre han sido para disminuir cada día más los riesgos de que mi mamá enfermara y muriera.
Cuando vacunaron a mi mamá, salimos de la sala en la que la picaron, subió al carro y de inmediato dijo: “Gracias a Dios. Ya si me carga el payaso de otra cosa, ya será porque Dios lo quiere”.
Me emociona mucho, estoy feliz; ojalá el Gobierno del Estado y el Gobierno de la República sigan chambeando de la mano, los resultados de un buen trabajo ahí los estamos viendo.