Bien dicen lo que no se mide, no se puede mejorar y es un lema que ha adoptado desde el inicio el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), un organismo encargado de medir la pobreza en México y evaluar los programas y políticas sociales del Gobierno federal.
Este lunes, el CONEVAL dio a conocer la actualización sobre la línea de pobreza extrema por ingresos al mes de febrero de 2021 y aunque el valor de la canasta alimentaria se mantiene con una tendencia similar al Índice Nacional de Precios al Consumidor, de pronto asusta que en la última década se ha duplicado el valor de la canasta alimentaria en el sector rural.
Según la última actualización, en febrero del 2021 el valor de la canasta alimentaria urbana tenía un costo de $1,728.88 pesos, es decir, un 3.9% más que en febrero de 2020 y un 0.2% más que en enero de este año.
Respecto a la canasta alimentaria rural, en febrero de este año tenía un valor de $1,313.69 pesos, también un 3.9% de incremento respecto al mismo mes de 2020, y con valores similares a enero de este año.
Pero no solo de pan vive el hombre, así que en esta medición hay que agregar otros gastos, como transporte público; limpieza y cuidados de la casa; cuidados personales; educación, cultura y recreación; comunicaciones y servicios para vehículos; vivienda; vestido; utensilios domésticos; cuidados de la salud; entre muchos otros gastos que normalmente hacen las familias.
Esto nos dispara las líneas de pobreza extrema por ingresos y nos da una magnitud de los problemas que pueden enfrentar las familias que (sobre)viven por debajo de esos ingresos.
Por ejemplo, para febrero de este año, el valor de la línea de la pobreza por ingresos, sumando la canasta alimentaria y la no alimentaria, fue de $3,686.90 pesos en el sector urbano y de $2,585.71 pesos en el sector rural.
Y pensar que hace una década, en febrero del 2010, en el sector urbano este valor apenas se ubicaba en $2,499.14 pesos y en el sector rural, de $1,657.28 pesos. Esto significa que en las zonas urbanas en una década el valor de la línea de pobreza por ingresos se incrementó $1,187.76 pesos, y en el sector rural $928.43 pesos.
¿De qué tamaño es el problema? Pensemos que según cifras del propio CONEVAL, en Zacatecas había un 43.8% de la población que no podía adquirir la canasta alimentaria con su ingreso, y a ello había que sumar los otros gastos que ya mencionamos.
Muchos podrán pensar que ahí juegan un papel fundamental los programas sociales de cualquier nivel de gobierno. Pongamos como referencia la Pensión del Bienestar para Adultos Mayores, al ser uno de los grupos más vulnerables.
Para este año, cada beneficiario recibe en promedio al mes un monto de $1,350.00 pesos mensuales. Si consideramos el valor de la canasta alimentaria para febrero de este año, el beneficiario ni siquiera tendría el ingreso suficiente para adquirir la canasta alimentaria en la zona urbana y muy apenas le sobraría para un pasaje de transporte en la zona rural.
Y si se compara con el valor de la canasta alimentaria y no alimentaria, le harían falta $2,336.90 pesos para superar la línea de pobreza extrema en la zona urbana y $1,235.71 pesos en la zona rural. ¿De dónde puede obtener un adulto mayor ese ingreso adicional que le haría falta para salir de la línea de pobreza extrema?
Ahora pensemos, ¿qué haría ese adulto mayor si no fuera beneficiario de un programa como las Pensiones del Bienestar (o cualquier otro programa de gobierno)? De esa magnitud es el impacto de las políticas públicas y de ahí la importancia de que estas atiendan a realidades basadas en datos estadísticos que nos muestran una radiografía de lo que ocurre en nuestro país.
Ahora que se avecina el proceso electoral, los espejitos de promesas son muy tentadores, pero debemos estar atentos para verificar si eso que se nos plantea de verdad atiende a un problema real o solo una percepción. Ya bastante hemos padecido de políticas improvisadas sin un diagnóstico previo. A lo mejor queremos tapar el bache y el problema es la fuga de la tubería que hay debajo.