Cuando era niña muchas veces soñé con ser bombera, karateca alucinada con las películas de Bruce Lee; también quise ser secretaria de las que escribían en las enormes Olivetti sin ver las teclas o presentadora de noticias en televisión.
Soñaba incluso con inventar un teléfono con un cable larguísimo para poder llevarlo a la escuela y hablar con mi mamá si algo se me ofrecía o para poder salir a trabajar lejos de casa cuando fuera grande.
La vida siguió su curso y por razones que no vienen al caso, no fui ni bombera ni karateca, aunque creo que aún no es tarde para serlo si me lo propusiera, pero aunque no fui presentadora de noticias en televisión he pasado casi 30 años de mi vida (más de la mitad) investigando, escribiendo y difundiendo noticias en la prensa escrita; no fui secretaria, pero sí me tocó usar las enormes Olivetti y escribir sin ver el teclado; no inventé el teléfono con larguísimo cable, pero voy de un lado a otro con un teléfono que me mantiene comunicada con el mundo entero, incluso con mi mamá cuando no estoy en casa.
Hay muchas cosas que podemos hacer casi sin proponérnoslo, pero hay otras que tenemos qué tener mucho coraje, determinación y disciplina para alcanzar.
He visto mucha gente muy talentosa que se pierde entre los papeles de un burocrático escritorio y también he visto gente que tiene éxito, prospera y ha llegado a lugares que jamás imaginó, pero que trabajó con pasión para lograrlo.
La diferencia es abismal o sutil, como se quiera ver. Mi reflexión viene luego de que una noche de estas, navegado en la red, vi dos fotos juntas, precedidas de una gran pregunta: ¿A cuál de las dos conoces?
Una era la fotografía de una hermosa modelo que posaba en diminuto traje de baño, bien peinada y maquillada, con enormes tacones, no recuerdo el nombre. La otra foto era de una adolescente vestida con un holgado overol azul con muchos “parches” y lo que parecía un casco en una de sus manos.
Resulta que la mayoría de los internautas coincidían en que conocían a la modelo, cuyo único mérito (sin demeritar su logro) era ser bella según el prototipo actual de belleza femenina… la desconocida adolescente era ni más ni menos que Alyssa Carson. ¿Le dice algo el nombre?
Tiene 17 años, es la persona más joven en aprobar las evaluaciones aeroespaciales de la Nasa y se perfila como una de las pioneras para ir a Marte.
Según he leído, desde que tenía 7 años se ha preparado emocional y mentalmente para ese viaje luego de asistir a un campamento de la Nasa. Lo tiene muy claro y está trabajando para hacerlo realidad.
Es realmente impresionante lo que podemos lograr cuando de verdad tenemos claro lo que queremos, con educación y un poco o un mucho de apoyo de nuestros padres o gente que nos rodea, incluso del gobierno, si fuera el caso.
De inmediato mi mente se trasladó con los niños que hoy día estudian con el Aprende en Casa II ¿de verdad estarán aprendiendo lo que deben aprender según su edad y madurez emocional?
Mucho se ha dicho de que es un estupendo programa de estudios, pero… ¿de verdad tiene éxito? De acuerdo con el INEGI la mayoría de la población deserta de la secundaria, las mujeres tienen hijos muy jóvenes y no se desarrollan profesionalmente, muchas ni siquiera muestran interés por aprender a leer bien y ahora son ellas las que deben “enseñar” a sus hijos.
No es drama, pero basta con los ejemplos que tengo a la mano para tener una idea general del tema: Tengo una tía que es maestra, se llama Alicia, ha trabajado casi toda su carrera (de más de 40 años) en el área rural, es una estupenda maestra, de las de antes, que hace su plan de estudios y explica a cada alumno.
La pobre ya no sabe qué hacer para mantener interesados a sus pupilos. Ha cambiado varias veces de método con la esperanza de captar su atención y estimular la responsabiliad de los padres de familia, pero cada vez se frustra más.
He sido testigo de que los niños le hablan y sostiene llamadas hasta de dos horas resolviendo una tarea con ellos, en el mejor de los casos, como si fuera una clase privada; ya se llevó “adoptada” por un par de semanas a una alumna para que aprendiera a multiplicar y a dividir, pero cuando la regresó a su casa ya sus papás no le dieron seguimiento a sus adelantos.
Actualmente, se reúne por las mañanas con algunos de sus alumnos para encausarlos con lo básico, porque de no hacerlo terminará sin alumnos este ciclo escolar, porque pretextos hay muchos para no cumplir: que no tienen computadora, que la mamá ya no les presta el celular, que no le entienden a la tarea…
Lo único que pide es que lleven a los niños, después de dos horas ella los reparte a sus casas en su vehículo, para que no sea pretexto que no los lleven porque luego ¿quién los recoge?
En fin… ¿dónde queda el estímulo del niño para soñar en grande como Alyssa? ¿Con qué sueñan nuestros niños?
Como siempre, es un placer leer tus notas, pues me hace sentir muy bien y mejor a la vez, pues leer cada una de las líneas de tu escritura me es satisfactoria, aún así me permito felicitarte como cada vez que me envías tu mensaje, me congratulo por ser parte de tus amistades y más porque te acuerdas de mi, es genial tener una amistad tan sincera y única pero sobre todo sin igual, a la vez y como siempre Dios te bendiga. Estimada amiga te envío un abrazo grande y fuerte al igual a la familia.