Si bien la crisis sanitaria COVID-19 tuvo un efecto negativo en la ocupación, también se reflejó en una menor participación de la mujer en las actividades económicas. En el último año (primer trimestre 2020 a primer trimestre de 2021) disminuyó la población ocupada, al pasar del 96.7 al 96.1 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA); la desocupación se incrementó al pasar de 3.3 al 3.9 por ciento de la PEA.
De igual forma, el impacto de la pandemia en el empleo informal se aprecia, ya que la Tasa de Informalidad Laboral 1 (TOSI 1), aumentó al pasar del 22.0 al 25.4 por ciento, en las mujeres pasó del 24.0 al 26.3 por ciento. La Tasa de Ocupación en el Sector Informal 2 (TOSI 2) pasó de 28.0 al 32.0 por ciento; en las mujeres pasó del 25.8 al 28.2 por ciento y en los hombres, de 29.9 al 35.1 por ciento.
Asimismo, la Tasa de subocupación pasó del 13.7 al 18.7 por ciento; la de los hombres pasó del 14.9 al 19.3 y la de las mujeres, del 11.8 pasó al 17.6 por ciento. La Tasa de condiciones críticas de ocupación pasó del 18.6 al 27.3 por ciento; en los hombres pasó de 20.0 a 29.4 por ciento y en las mujeres, de 16.2 al 23.6 por ciento.
En cuanto a las ramas de actividad, la población ocupada en gobierno y otros organismos internacionales pasó de 46 mil 750 a 36 mil 519 personas; los hombres pasaron de 26 mil 369 a 20 mil 843 y las mujeres, de 20 mil 381 a 15 mil 676. Donde se observó un incremento de la participación femenina fue en la industria manufacturera, al pasar de 28 mil 573 a 33 mil 232 ocupadas, mientras que en los hombres no resulta significativa la diferencia.
Los trabajadores de bajos ingresos se vieron más afectados, la población ocupada que percibe los menores salarios, menos de uno y hasta dos salarios mínimos pasó de 344 mil 656 a 409 mil 500, lo que significa que del 53.3% de personas ocupadas que percibían este nivel de remuneración por su trabajo en el primer trimestre de 2020, pasó al 62.5 por ciento en el primer trimestre de 2021.
Por otra parte, las personas ocupadas que perciben más de cinco salarios mínimos, pasaron de 9 mil 677 a 9 mil 243. Aquí se aprecia que la desigualdad salarial entre hombres y mujeres se acentuó, ya que mientras 6 mil 423 hombres percibían este rango salarial en el primer trimestre de 2020, en el mismo trimestre de 2021 fueron 6 mil 573 hombres con este salario; en las mujeres pasó de 3 mil 254 a 2 mil 670 mujeres que percibían más de cinco salarios mínimos.
En cuanto a la población subocupada, pasó de 88 mil 821 a 122 mil 291 personas; los hombres pasaron de 60 mil 178 a 79 mil 298 y las mujeres de 28 mil 643 a 42 mil 993 subocupadas entre el primer trimestre de 2020 al mismo trimestre de 2021.
Además, la Población No Económicamente Activa (PNEA) pero disponible para trabajar, pasó de 65 mil 235 a 112 mil 433 personas; los hombres pasaron de 22 mil 301 a 43 mil 665 y las mujeres de 42 mil 934 a 68 mil 768, entre el primer trimestre de 2020 y el mismo trimestre de 2021.
Estos cambios en el mercado laboral ocasionados por la emergencia sanitaria del COVID-19, señalan que las desigualdades se ampliaron, mostrando un gran retroceso principalmente respecto de los avances que se habían observado en la participación laboral de las mujeres.
Gran parte de las mujeres tuvieron que dejar sus trabajos para encargarse de sus hogares y muchas de las que continuaron trabajando a distancia (desde casa) prolongaron su jornada de trabajo, alternando con otras ocupaciones como las labores domésticas, así como el cuidado y educación de los hijos, dando como resultando con afectación emocional, y dificultando equilibrar su vida personal y profesional.
¿Qué pueden hacer los gobiernos y empresas para reincorporar a la mujer en el mercado laboral? No se trata de decir “ya estamos en semáforo verde, mañana todo mundo regresa a trabajar en forma presencial”. Esto no puede ser en automático, se complica retomar el empleo principalmente a las mujeres madres de familia, más aún si los hijos todavía no tienen clases presenciales.
Ya de por sí la demanda laboral es mayor que la oferta laboral, por lo que no pueden ser absorbidos al mismo ritmo. En particular, las empresas de menor tamaño han tenido dificultades para sostenerse y otras tardarán en recuperar dinamismo en su actividad.
La transición pospandemia y desconfinamiento implicará un nuevo reto, de las empresas y gobiernos para facilitar el retorno al mercado laboral, que la reincorporación de la mujer sea paulatina cuando así se requiera. Es necesario fortalecer las políticas públicas del gobierno que impulsen la igualdad de género y flexibilidad por parte de las empresas, para recuperar no sólo los espacios de la mujer en el mercado laboral, sino también los avances alcanzados en igualdad.