Una de las principales formas con las que el ser humano se relaciona y comunica es el lenguaje verbal, aunque la forma de hablar y el tono y volumen de la voz, varía de un lugar a otro, diferentes palabras pueden tener el mismo significado de acuerdo al lugar en donde se expresen. Aunque también hay otras maneras de comunicarse como: la lengua de señas mexicana, el código Morse, la legua Braille, entre otros.
El léxico del español tiene sus raíces principalmente del latín, así como del idioma náhuatl (más que lengua indígena, se considera idioma, ya que tiene aproximadamente 1 millón 800 mil hablantes en el país), el cual podría ser tema a tratar en otra columna.
Nací en el norte, pero también viví en el centro y en el sur de México. En el norte se habla golpeado, muchas personas del centro de México al escuchar hablar a un norteño piensan que está enfadado, porque además del tono golpeado somos muy directos. Allá en mi tierra se hace mucho énfasis en el sonido de la “CH” como al decir “muchachos”; muchas mamás hablan a gritos, no sé si sea por costumbre, de cualquier manera, forman parte de nuestra identidad.
Al vivir en diferentes lugares del país, pude observar diferentes formas de expresión y neologismos locales que forman parte de la identidad cultural regional, al igual que una misma palabra tiene usos diferenciados en cada lugar. Así, me tocó verme envuelta en malentendidos tanto por mi forma de hablar como por mi acento. El problema estriba en que una misma palabra posee diferentes significados según la región o entidad, aunque otras no son exclusivas de un lugar.
Recuerdo que en una ocasión fui a la tienda y le pregunté a la dependienta que si tenía “panocha”, que en Sinaloa es la tableta de piloncillo, y la persona se molestó ya que en algunos lugares le dicen así a la vagina, mientras que en el sureste le llaman “panocha” a unos panecillos elaborados con harina de maíz.
Mi nana criaba cochis y a veces me mandaba al chiquero a que les diera machihui y los bañara, como hacía tanto calor en Sinaloa, después de bañar a los cochis, me mojaba yo, con todo y ropa. En el norte del país a los abuelos se les llama “nana” y “tata”. Del náhuatl no tatah (mi papá), no nanan (mi mamá) y cochis o cochinos se les llama a los cerdos o porcinos; se le llama machihui o machihuis a los sobrantes de comida que se revuelven para darles de comer a los cerdos. En el estado de Tabasco a estos desperdicios se les nombra labaza.
En Sinaloa cuando alguien acostumbra comer y divertirse a costa ajena se le llama golletero, al pedinche le llaman pilili; a una persona que parece tonta le dicen que está suato; a una mujer muy arreglada en su apariencia, dicen que anda muy alicusada; a los soldados les llaman guachos; a los huevos de gallina les llaman blanquillos y al bolillo le llaman virote; a los niños mimados les dicen que están chipilis y a los que se la pasan saltando de un lado a otro, dicen que andan “chiroteando”.
En Sinaloa cuando un niño anda desnudo decimos “Mira, el plebe anda bichi”, también se usan expresiones como ¡Ingiasu! Para expresar asombro; una persona que anda mal vestida se dice que anda cuachalota; a una mujer delgada le dicen que está güila, mientras que en otras partes del país significa prostituta; a los muchachos (as) penosos, rancheros, se dice que son cimarrones y a un niño mimado se le dice que están chipil; a las lagartijas les llaman cachoras.
Al pavo o guajolote, en Sinaloa le llaman güíjolo, en el sureste se les llama totol o cócono; en Sinaloa a una caja de madera o plástico se le llama jaba mientras que en Tabasco se le llama reja; en el norte cargan a alguien a papuchi, en Tabasco cargan a alguien a cupache (cargar a cuestas a alguien).
A los tabasqueños les dicen “chocos”, cuando una palabra contiene la “S”, la pronuncian como “J” y tienden a eliminar la “d”, por ejemplo, dicen: “Todoj ejtamoj muy entujiajmaoj porque hemoj pejcao mucho”. Cuando una palabra termina en “r, s o d” se omite: “vamo a comé an cá mi tía”; “A vé puej”. También en algunas comunidades de Tabasco pronuncian la “Y” como “SH”: así, en vez de Yuca pronuncian shuca, en lugar de papaya, papasha. Para despedirse dicen “adiú”
Cuando una persona es floja dicen que está “ashushao”. Otras expresiones comunes del tabasqueño son: ¡Ay mojo! (¡ni que fuera que!); ¡Ay misho! (sí, ¡cómo no!); está pringando (está lloviznando); está enchumbao (está empapado); iche kareca (sentir asco o repugnancia por algo); ¡Keisiite! (expresión de saludo); guindar la hamaca con la lía (colgar la hamaca con una soga); comerse el shishito del pan (las migajas del pan); esta comida huele a shuquio (olor a rancio, desagradable).
En Zacatecas es común añadir la palabra “bien” en forma innecesaria o en lugar de muy, como: “me gusta bien mucho”, ¡está bien alto!; las expresiones ¡Ande, no!
No cabe duda nuestro lenguaje es multicultural, el tono, los acentos marcan éste hermoso México
En Jalisco existe el Pozole, platillo típico basado en el maíz. En Tabasco existe el Pozol, una bebida típica basada también en el maíz mezclada con cacao.
Me recordaste a mi tierra, adiú.
Me da gusto que te acuerdes de sus dichos.