Los componentes de los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos son altamente contaminantes, por ello se organizan campañas de recolección de los mismos, como la que realizó recientemente la Secretaría de Agua y Medio Ambiente, donde se recolectaron 98.7 toneladas de residuos electrónicos que serán enviados a tratamiento y destino final.
Este tipo de residuos son altamente contaminantes. Se calcula que solo un tercio de este tipo de residuos son llevados a un tratamiento adecuado. Según el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUM), en el mundo se generan 40 millones de toneladas de residuos electrónicos al año. Se calcula que el volumen de este tipo de chatarra está creciendo entre un 16% y un 28% cada cinco años, el triple de los residuos sólidos.
Que es un residuo electrónico
Para entender la importancia de llevar a cabo el correcto reciclaje de residuos electrónicos, primero tenemos que entender qué es un residuo de este tipo.
Son todos aquellos aparatos en desuso que requieren baterías o usan la corriente eléctrica para funcionar; sin embargo, solo se procede al reciclaje de un tercio de los residuos electrónicos y eléctricos que generamos, lo cual provoca un gran daño al medio ambiente y a la economía.
El problema de estos aparatos eléctricos y electrónicos es cuando se convierten en residuos altamente contaminantes, pues por una parte están los componentes plásticos, que pueden acabar en las aguas de ríos y mares. Por otra parte, la inmensa mayoría contiene sustancias nocivas, como el fósforo, mercurio, cadmio o bromo, que provocan una grave daño no solo a la salud de las personas, sino al medio ambiente.
Por ejemplo, un refrigerador mal reciclado emite a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche al realizar un trayecto de 15,000 kilómetros. El fósforo que está dentro de un televisor puede contaminar hasta 80,000 litros de agua.
Los metales constituyen el núcleo principal de los residuos electrónicos y eléctricos, reutilizarlos permite ahorrar dinero y recursos en su proceso de extracción, que es una de las fases más agresivas con el medio ambiente. Para recuperarlos se requiere mucha energía, aunque 10% menos, por ejemplo, en el caso del cobre, que si fueran extraídos de la naturaleza.
Y también se generan un 98% menos de desechos, sin olvidar que muchos de los materiales utilizados en electrónica como cobre, oro, plata o aluminio, son valiosos por sí mismos.
Los ciudadanos pueden colaborar activamente depositando sus aparatos viejos o estropeados en un punto verde, o bien, llevándolos a las campañas que mencionamos antes.
Los materiales de los residuos que se recuperan en cada campaña de recolección son principalmente: tarjetas electrónicas, tubos de rayos catódicos, unidades de procesamiento de datos, monitores, equipo de cómputo, plásticos varios, electrodomésticos, metales ferrosos y no ferrosos, con los cuales se fabrican carcasas de nuevos aparatos, válvulas de cobre, conductores eléctricos, cancelería de aluminio, mallas de acero, clavos, entre otros.
Durante el proceso de desensamble y reciclaje, los residuos electrónicos y eléctricos deben tener garantizado un tratamiento adecuado a través de procesos que no afectan al medio ambiente. Es importante que adoptemos hábitos de separación y reciclaje de residuos electrónicos.