Pasó ya la primera semana desde que llegó la nueva gobernanza a Zacatecas, y si bien Roma no se hizo en un día, al menos se esperaría que el nuevo gobierno demostrara un “poquito” (o mucho) más preparación de lo que está exhibiendo.
De perder el tiempo en lápices, cocodrilos y cascajo de fierro viejo, pasaron a perder el tiempo en nombramientos secundarios mientras urge al estado tener definidos a los titulares de las dependencias de primer nivel, porque hasta hoy gran parte del gobierno está detenido.
En la misma semana ocurrió la tragedia en los municipios de Genaro Codina y Cuauhtémoc, y aunque la reacción de la autoridad local fue tardía, es de reconocerse la presencia continua del gobernador David Monreal y su esposa Sara Hernández, presidenta honorífica del SEDIF. Ojalá hubieran tenido mayor premura en solicitar la declaratoria de emergencia de inmediato y no hasta tres días después de ocurrida la tragedia.
Sin embargo, al mandatario estatal hoy se le van acumulando las coyunturas, pues además de tener acéfala la Secretaría General de Gobierno, quizá la más importante de todo el gabinete, se suma la falta de recursos para el pago de nómina y jubilaciones, y la proyección del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 que viene con muy malos números para Zacatecas.
A eso súmele las manifestaciones por la falta de pago (con el sistema educativo en paro indefinido), el avance de la pandemia por el COVID-19 (cuyos reportes diarios se envían con bastante irregularidad y se dejaron de lado las conferencias de cada lunes para aclarar dudas de la población, sobre todo con el arranque del ciclo escolar 2021-2022).
Y no hay que olvidar que la nueva gobernanza solo tiene un mes para hacer las observaciones correspondientes al proceso de entrega recepción, para que cumplido el plazo no digan que a chuchita la bolsearon.
Ya si nos ponemos a revisar a detalle, encontraremos que en muchos sitios de internet del gobierno aún se conserva toda la imagen institucional de la administración anterior, las dependencias parecen no tener manual de identidad y sus páginas de redes sociales de pronto detuvieron la generación de contenidos propios para replicar todo todito lo que el gobernador estuviera haciendo.
Sin querer queriendo, se va evidenciando la falta de un manual de comunicación social y un manual de estilo, y por momentos se replica lo que vivimos en Zacatecas en el sexenio de Miguel Alonso Reyes: un culto a la imagen que hoy se refuerza con frases trilladas y populistas.
En el fondo se percibe una administración desarticulada, sin cabeza de mando, paralizada y sin claridad sobre cuáles serán los primeros pasos. Pero llama mi atención ciertos mensajes que ha enviado el gobernador David Monreal en sus discursos ante trabajadores de Gobierno del Estado, como aquella ocasión en que presentó a la nueva directora general del SEDIF.
Por momentos hasta caería en los supuestos del hostigamiento laboral, y en una administración que no puede pagar ni siquiera el derecho al salario, sienta un muy mal precedente para quienes le ayudarán a cumplir con la encomienda que le han conferido para los próximos seis años.
Preocupa en lo inmediato que el gobernador no tenga una mano derecha en la Secretaría General de Gobierno para impulsar desde el primer momento la muy necesaria reforma a la Ley del ISSSTEZAC, pero tampoco para apoyarse en las gestiones ante la Federación tanto para el cierre de este año como para el presupuesto 2022.
Preocupa que no represente ese líder que necesita Zacatecas para convocar a las diferentes fuerzas políticas y establecer una coordinación, un pacto si se quiere, por un presupuesto justo para Zacatecas.
Preocupa que ante la crisis financiera del estado, pierda el tiempo en frivolidades en lugar de hacer plantón en Hacienda para aclarar lo que se tenga que aclarar, exigir lo que se tenga que exigir y gestionar lo que se pueda gestionar.
Por cierto, el pasado 11 de septiembre se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado un estudio técnico de riesgos en la región de Valparaíso, donde advierten de posibles catástrofes por condiciones climatológicas como las vividas en Genaro Codina y Cuauhtémoc. Si el gobernador contara con un equipo bien preparado, aprovecharía esta coyuntura para exigir los recursos necesarios y desarrollar la infraestructura requerida en Valparaíso, mucho antes de que la tragedia ocurra.
Sobre aviso no hay engaño y aunque el sueño de la nueva gobernanza generó altas expectativas, poco a poco la cruda realidad nos devuelve al Zacatecas que siempre tuvimos: alejado de la mano de Palacio Nacional.