Luna Nueva: ¿Y su propina, joven?

A propósito de que miles de zacatecanos, bueno, de gente que trabaja en Zacatecas y no recibe su pago porque es maestro o trabaja en gobierno, ¿se ha preguntado la importancia que tiene una propina para la gente que no tiene un salario o tiene uno micro?

He platicado con gente que por la pandemia u otras razones totalmente ajenas ha perdido su trabajo o se ha visto en aprietos económicos por falta de liquidez (como ahora los maestros o burócratas) y ha dependido de trabajos con salarios muy modestos, a veces por el tamaño de la empresa y otras por la avaricia del patrón, y las propinas han sido su tabla de salvación.

He sabido de despachadores de gasolina, por ejemplo, que ganan el mínimo, pero con las propinas duplican o hasta triplican su salario del día. El ejemplo más clásico son los meseros, pero también se usa dar una moneda y billete por otros servicios como el corte de cabello, a los lavacoches o los jóvenes que estacionan los autos en algún estacionamiento; en algunos casos hasta se cobra en automático en la cuenta.

¿Alguien se ha preguntado por qué es que en algunos establecimientos donde hay personas que ayudan a los consumidores-usuarios-derechohabientes se deja propina? Se dice que en Japón es un insulto dejar este tipo de gratificación, he de suponer que todos los trabajadores tienen salarios dignos que no necesitan recurrir a la generosidad de la gente a la que sirven.

La verdad hasta hace poco yo no le daba demasiada importancia al tema. Si comía, por ejemplo, en algún restaurante, no necesariamente me preocupaba por dejar propina o no, según mi razonamiento, las personas que atienden a los comensales reciben un salario por hacerlo.

Pero… ¿Se han preguntado cuánto es la percepción de un mesero, por ejemplo? 

A ellos les hacen fuerte las propinas, porque a veces de éstas “sacan” más que de su propio salario que casi siempre es insultante en contraste de la “frieguita” que conlleva.

He escuchado a muchos decir que esos trabajos, de salario mínimo, son para gente que no tiene estudios, pero contrario a eso, yo conozco a ingenieros, historiadores, abogados y hasta politólogos, algunos incluso con posgrados, tener un empleo de esos. Así que no, no es sólo para los menos afortunados.

Tengo un amigo que es doctor en Historia, la pandemia y sus responsabilidades familiares le han obligado a aceptar este tipo de empleos. Actualmente es mesero, de ese oficio pagó sus estudios universitarios y de posgrado. Tiene una hija a quien llevarle el sustento y además paga renta, agua, luz, teléfono, todo eso que en estos días son servicios indispensables.

A él le pagan mil 200 pesos a la semana, luego de trabajar al menos ocho horas diarias caminando constantemente llevando pesadas charolas de una mesa a otra, aguantando a veces exigencias absurdas y a veces hasta denigrantes.

Hay días que se le multiplica el trabajo porque faltó algún compañero mesero o porque la clientela sencillamente no abandona el establecimiento cuando es hora de cerrar. Termina con los pies “despedazados”, la cabeza le explota y el dolor de espalda lo mata…

En ocasiones esos días le va bien, porque “saca” de propinas hasta 400 pesos, de los que le restan el 5% para repartirlo con los cocineros, sin embargo, es un buen día, aunque a costa de su salud.

Pero hay días que atiende a gente muy exigente, con muchos invitados a su mesa, muchos pedidos, muchos cambios de parecer respecto a un platillo u otro y no dejan propina o la que dejan es ridícula.

De ese tipo de trabajos “abundan” en Zacatecas, para donde volteemos siempre encontraremos vacantes para meseros, estibadores, ayudantes en estéticas, despachadores de gasolina, etc., donde se paga el salario mínimo y no siempre o casi nunca se dan prestaciones.

¿Será que los patrones están acostumbrados a depositar la responsabilidad de que sus empleados tengan los recursos necesarios para tener una vida medianamente digna, en sus clientes? Digo, porque en algunos lugares la propina se cobra incluso dentro del consumo y no siempre quien paga se da cuenta.

¿Habrá un lugar ya no digo en el mundo (Japón es punto y aparte), sino en Zacatecas, en que ese tipo de empleados no tengan necesidad de esperar una propina porque son bien remunerados por su trabajo?

Nunca cae mal un dinerito inesperado y menos si es como premio o recompensa por un buen servicio, pero creo que debe ser eso, un dinero inesperado como mera recompensa, no la motivación para aguantar malos tratos, cansancio extremo o regaños por desaciertos derivados de la excesiva carga de trabajo.

Ojalá muchos tomen experiencia de vivir con poquito, cuidar lo que tienen y ser amables con todos.