No hay dinero, pero sí hay

De acuerdo con la Ley de Ingresos del Estado de Zacatecas para el ejercicio fiscal 2021, se había proyectado un ingreso por 30 mil 226 millones 165 mil 891 pesos. Y según el Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el primer semestre de este año Zacatecas ya habría recibido recursos por 15 mil 235 millones 664 mil 298.30 pesos.

Eso significa que para el segundo semestre del año, Zacatecas aún tendría pendientes de recibir 14 mil 990 millones 501 mil 592.70 pesos, según las proyecciones de la Ley de Ingresos.

Los principales conceptos pendientes serían el Fondo General de Participaciones y el Fondo del Impuesto sobre la Renta. Entre ambos, Zacatecas aún tendría que recibir 5 mil 6 millones 939 mil 43 pesos en el segundo semestre del año, más lo correspondiente al Fondo para la Nómina Educativa (FONE), entre otros conceptos.

Lo que muestra el Sistema de Alertas de la SHCP es que la programación de recursos para el segundo semestre del año iba acorde con el gasto programado, a menos que durante el tercer trimestre (julio-septiembre 2021) “alguien” hubiera solicitado un adelanto de participaciones y hubiera recaudado ingresos propios (impuestos, derechos, aprovechamientos, contribuciones) por adelantado.

De ser así, el desbalance entre ingreso y gasto se vería reflejado en el mismo Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda, incluyendo el manejo de la deuda a través del Fideicomiso 1121, ese que afecta las participaciones que recibe el estado de la Federación.

Con estas cifras, resulta sospechoso que el gobernador David Monreal Ávila, incluso desde antes de asumir su mandato, se adelantara a decir que “no hay dinero” y desde entonces ese ha sido el rosario de todos los días, pero tampoco hay visos de gestión. Por el contrario, desde la Federación le mandan el mensaje de que primero agote los recursos que ya se le han hecho llegar al estado y luego se analizará si hay condiciones para darle “algo más”.

Cualquier buen administrador sabe que si no hay recursos para que las cosas funcionen, hay que buscarlos hasta debajo de las piedras. Ya hay mecanismos que dan diferentes alternativas y se establecen en la Ley de Disciplina Financiera: créditos a corto plazo, devolución de impuestos, adelanto de participaciones, fortalecer la recaudación propia, generar economías internas con la redistribución del gasto, etc.

Lo mismo pasa en cualquier hogar. Si falta el dinero para garantizar las necesidades básicas, uno piensa en sacar un crédito, en pedirle prestado al vecino o el amigo, en solicitar un adelanto en Recursos Humanos (cuando existe esta opción), buscar un ingreso adicional a través de la venta de productos o servicios, empeñar “las joyas de la abuela” o vender ropa de segunda mano en el tianguis. Lo que sea con tal de cubrir las necesidades básicas de la familia mientras pasa la crisis financiera.

Sorprende que hoy, con la nueva gobernanza, teniendo al mismo secretario de Finanzas de la administración pasada, se hagan los locos con el “no hay, no hay” y en esa decisión perversa (porque lo es, y además cruel), afectan el salario de miles de burócratas y los pagos pendientes de cientos de proveedores y contratistas simplemente porque la estrategia es berrear una y otra vez con el “no hay, no hay” para ver si la Federación se apiada y envía unos centavos.

El gobernador mejor debería ser claro y decir que requiere ingresos de libre disposición para sus planes de gobierno, porque ese tipo de ingresos tienen menos ojos para ser fiscalizados que los recursos etiquetados. Pero el dinero público erogado sin orden ni planeación tiende a ser gastado en improvisación.

A estas alturas, tampoco hay visos de que ante la urgencia de recursos, se implemente un programa de incentivos para quienes paguen sus impuestos del 2022 por adelantado, quizá como una de las múltiples alternativas que tiene la nueva gobernanza para salir del hoyo.

Sin embargo, en su afán de “resolver de fondo” la problemática que atraviesa Zacatecas en materia financiera, bien nos puede llegar el 2030 y continuar con el problema. Al estado le urgen soluciones hoy, en el corto plazo. De lo contrario, la nueva gobernanza habrá demostrado que tal vez no son “lo mismo ni los mismos”, pero pueden ser peores que el mal del pasado al que atribuyen la situación actual.