El jueves 25 de noviembre es el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” y con la pandemia del COVID-19, la violencia contra las mujeres se agudizó.
Ayer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo al tercer trimestre de 2021, que registra en Zacatecas un incremento de 17 mil 295 mujeres ocupadas sin acceso a los servicios de salud en el último año. La falta de atención médica a las mujeres no solo es injusta, su cobertura es imprescindible.
El gobierno tiene la responsabilidad de garantizar que todas las personas puedan acceder a los servicios de salud de calidad, pero las estadísticas nos dicen lo contrario y esa carencia también es violencia en contra de la mujer, ya que además de la pandemia, muchas mujeres se han quedado sin empleo con el cambio de administración, ocasionando una carga económica al no contar con el servicio.
El sector salud de nuestro país enfrenta una grave crisis, recuerdo en una ocasión que fui a consulta a oncología, el médico me dijo que pasara y me pusiera alguna de las batas que ahí se encontraban, había tres y las tres estaban rotas, se lo dije y me respondió: “así se está derrumbando esta institución”, no hay recursos para contar con los insumos necesarios.
Muchas personas trabajadoras, principalmente mujeres, desatienden su salud por no faltar a cumplir sus responsabilidades laborales, mientras que otras se la viven con una incapacidad tras otra y con tanta suerte. Claro que hay quienes tienen enfermedades que requieren incapacidades permanentes, pero son pocas.
¿Será que falta compromiso de los gobiernos? Porque mucho se habla de que se da prioridad a la población más vulnerable, dice nuestro presidente: “Los pobres primero”, pero del dicho al hecho hay mucho trecho.
Es necesario que el gobierno asigne el presupuesto suficiente para tener un sistema de salud más sólido que permita el acceso por igual a hombres y mujeres a los servicios de salud, educación, fuentes de empleo con salarios dignos, porque si observamos los ingresos de los empleos que se incrementaron en el último año, la mayor proporción está en el rango de uno a dos salarios mínimos, y de los 23 mil 419 empleos que se aumentaron en ese rango de ingresos, 22 mil 898 se dio en mujeres y 521 en hombres.
Muy triste darse cuenta que hay profesionistas que están sobrecalificados, desempeñando funciones muy por debajo de sus conocimientos y habilidades, mientras que otros que no tienen la preparación ni la experiencia, gozan de mandos jerárquicos superiores sin aportar nada nuevo. De igual forma, hay quienes tienen que desempeñarse en la informalidad por falta de oportunidades de trabajo.
En el tema de la igualdad de ingresos entre hombres y mujeres ocupados en un mismo nivel de responsabilidad, reconozco que la exgobernadora Amalia García Medina fue quien impulso mucho esa igualdad y hasta apoyó con becas para que el personal se siguiera preparando profesionalmente.
Cuando llegaron las primeras maquiladoras a Zacatecas, los inversionistas traían al personal de mayor nivel jerárquico y aquí sólo contrataban obreras y obreros con “sueldos de hambre”, si acaso un 5% con puestos un poco mejor pagados y decía un funcionario “¡De eso a nada, al menos tienen empleo!”. Eso también es violencia.
Y si a esto le sumamos que retiraron el subsidio a las estancias infantiles participativas, muchas terminaron cerrando y otras elevando las colegiaturas. Estos apoyos de alguna manera beneficiaban a las madres trabajadoras, como consecuencia muchas madres de familia tuvieron que dejar de trabajar o dejar a sus hijos al cuidado de las abuelas, por carecer de acceso a las guarderías del IMSS o del ISSSTE.
Y volviendo al tema de la salud, desde que inició la pandemia muchas personas adquieren sus medicinas con sacrificios, diría nuestro gobernador: “Me da mucha tristeza”, pero no hace nada para corregir, así que nosotras cuidemos nuestra salud, alimentándonos sanamente, haciendo ejercicio y viviendo con gratitud.