Pues ha transcurrido ya la primera semana del 2022 y sin duda ha sido un difícil inicio para nuestra ciudad y nuestro estado. Las muestras de violencia han sido una vez más motivo de portadas internacionales y las acciones de los grupos criminales van superando a la administración anterior, al tiempo que van dejando de respetar límites.
También otros factores han incidido en la población para que el inicio de año no fuese tan venturoso como se esperaba; los contagios de COVID-19 se han disparado y ya no hay forma de no conocer a alguien infectado o estar infectado.
La inflación, la incertidumbre, la desigualdad, la corrupción, la presente temporada invernal, etc., hacen ver un panorama desalentador que no tengo duda superaremos, pero todos estos elementos, entre otros, sobre todo problemas personales, causan en gran parte de la población problemas emocionales, sobre todo uno muy común como la depresión.
La depresión clínica es una enfermedad grave y común que nos afecta física y mentalmente en nuestro modo de sentir y de pensar. La depresión nos puede provocar deseos de alejarnos de nuestra familia, amigos, trabajo y escuela.
Puede además causarnos ansiedad, pérdida del sueño, del apetito y falta de interés o placer en realizar diferentes actividades. Estos malestares sin duda se reflejarán en nuestro entorno familiar, laboral, social, lo que puede ocasionar más problemas y aumentar el malestar.
Lamentablemente nuestro estado, según la primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE) realizada por el INEGI, encabeza en el 4o lugar los estados donde sus habitantes se ven aquejados por esta enfermedad.
Los altos índices de violencia y delincuencia que se viven en el país inciden en la salud mental de los zacatecanos de manera preocupante. Un dato para ilustrar el tema es lamentablemente la explosión estadística de datos sobre el suicidio en el estado. En 2020, 35 personas se quitaron la vida, en 2021 fueron más de 133 zacatecanos que decidieron dar fin a su existencia, es decir, en un solo año el suicidio creció 280%, según la base de datos de la Fiscalía del Estado.
La pandemia por COVID-19 también ha sido causa de este aumento en la depresión no solo local, sino mundial, pues no se reduce al nivel corporal, más bien se caracteriza por las interacciones de las consecuencias de salud, económicas y sociales. La justa dimensión de la pandemia irá emergiendo poco a poco conforme se logre visibilizar la profundidad del daño, en especial en las subpoblaciones que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad.
Con esta rápida reflexión no pretendo deprimir más con datos que seguramente hacemos evidentes en nuestra cotidianidad, sino visibilizar este problema que muchas veces queda minimizado o no se le ha dado la atención que merece desde la persona que lo padece, su círculo social y el Estado.
El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, el cual busca principalmente sensibilizar a la sociedad sobre el tema de la depresión para así prevenir que se presenten más casos, ya que la mayoría de las personas no le dan la importancia que deberían porque creen que es algo pasajero.
Sin embargo, se puede caer en un cuadro grave de depresión, es por eso que hay que darle la seriedad que merece. Según datos de la OMS, aproximadamente 280 millones de personas a nivel mundial tienen depresión, siendo ésta la primera causa de discapacidad en el mundo, la cual contribuye de manera considerable en la morbilidad, pues en los casos más graves la depresión puede tener como consecuencia el suicidio.
La depresión no discrimina sexo, condición social o edad, por ello es necesario informar, visibilizar y estar atento en los que nos rodean para intentar ayudar u orientar.
Todos seguramente hemos pasado episodios de tristeza y depresión que son normales en la vida, lo preocupante es cuando estos episodios se hacen crónicos o nos llevan a adicciones como el alcohol o las drogas, ahí es más difícil una recuperación.
La responsabilidad recae primero en nosotros mismos, el buscar la salud mental debería ser una prioridad que pocos buscan, después el Estado que debería brindar una salud integral a los ciudadanos que así lo quisiesen y sin duda la emergencia sanitaria por la pandemia ha hecho que esta área en la salud, como otras, haya sido descuidad. Es el momento propicio, aun en esta cuarta ola, de atender este otro grave problema de salud.
Recomiendo ampliamente la terapia y normalizarla. Aliviana de gran manera la vida. La Universidad, los sistemas municipales DIF o la Secretaría de Salud cuentan con especialistas gratuitos que podrían de ser de gran ayuda.
También está la línea de la vida, 800-911-2000, que en un caso urgente dan buena orientación y apoyo. Sin duda familiares y amigos estamos también para animar, alentar y lograr que se recupere la salud.
Felicidades Dr Estrada, me parece que falta más información hacia la población a donde pueden acudir a pedir ayuda sin costo, porque son muchos factores que influyen en este mal,
apollemos a nuestras familias haciéndose ptesente una llamada, un té quiero, o una visita…..