Cuando estudié la secundaria a la par estudié una carrera técnica como auxiliar contable. En los años 70, ya utilizaba para llevar la contabilidad una especie de computadora en la que se empleaban unas tarjetas perforadas de acuerdo al código binario, era la forma de codificar para almacenar y posteriormente recuperar la información.
En la década de los 90 ya utilizaba en mi trabajo en gobierno una computadora de escritorio, bastante aparatosa y pesada; se utilizaban disquetes que permitían almacenar una pequeña cantidad de información, en esa época el internet era muy lento. Fue así que decidí estudiar una carrera técnica junto con mi hijo, con el fin de desempeñar mejor mi trabajo.
Tendría yo algunos 42 años (1996) cuando entré a estudiar para programador analista, recuerdo que un joven compañero de trabajo me dijo asombrado: ¡a su edad va a estudiar! Me causó risa, ya que no me sentía vieja, además de que pienso que uno nunca deja de aprender, hay que mantenerse activo y adaptarse a los cambios tecnológicos.
El envejecimiento demográfico
Desde hace algunas décadas, México experimenta un acelerado envejecimiento de la población, el cual es un proceso inevitable e irreversible. Claro que hay entidades en las cuales la población envejece a un ritmo más rápido, como es el caso de la Ciudad de México, estos cambios se pueden apreciar en las pirámides de población.
El continuo descenso de la mortalidad y de la fecundidad tiende a transformar la estructura poblacional, lo cual se refleja en el rápido incremento de las personas adultas mayores. Es importante destacar que, debido a la mayor sobrevivencia de las mujeres, el proceso de envejecimiento es mayormente femenino. Otro factor que influye a este envejecimiento es la emigración de población joven (como es el caso de Zacatecas) y la permanencia de población en edades avanzadas.
Pese a que la población mexicana continúa siendo predominantemente joven (la edad mediana en el año 2020 es de 29 años, mientras que en el año 2000 era de 22 años), transitamos hacia una población más envejecida. La información censal de 1990 y 2020 indica que la población de 60 años y más pasó de 5 a 15.1 millones, lo cual representa 6% y 12% de la población total, respectivamente.
Problemática de la población en edad avanzada
El envejecimiento de la población implica problemas y desafíos no previstos ya que, como consecuencia de la edad avanzada, este sector de la población se vuelve más vulnerable, dependiente, tiene necesidades especiales y requieren mayor atención. Algunos enfrentan problemas de salud, pobreza, pensiones bajas y nula seguridad social, sin olvidar que muchos de ellos viven solos, entre otros factores, lo que se convierte en un reto para los gobiernos.
Debido al incremento de personas jubiladas en edad avanzada y la disminución de trabajadores que pagan impuestos, muchos gobiernos tienen el reto de realizar adecuadas asignaciones presupuestarias para cubrir los servicios que requieren los adultos mayores.
Brecha digital en adultos mayores
Generalmente, se ha considerado que las personas mayores tienen una menor capacidad para llevar a cabo actividades productivas, por lo que, al subestimar la experiencia y los conocimientos de las personas de edad avanzada, se les ha marginado del progreso social.
Aunque en México ha aumentado el porcentaje de viviendas que cuentan con computadora, al pasar de 29.4% en el año 2010 a 37.6% en el año 2020, el porcentaje de viviendas que disponen de internet pasó de 21.3% a 52.1% y la disposición de celular pasó de 65.1 a 87.5 por ciento en los mismos años.
La probabilidad de poseer una computadora es mayor entre las personas adultas con niveles de educación más altos o con cierto nivel de conocimientos en el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC); asimismo, las personas con nivel socioeconómico más alto disponen de los recursos económicos necesarios para acceder a las TIC. A pesar de los aumentos registrados en los últimos años, la posesión de una computadora y el uso de Internet siguen siendo bajos entre las personas mayores.
De acuerdo a la utilización de redes sociales en México, el 2.9% son mujeres y el 2.5% son hombres de 55 a 64 años de edad, mientras que el 1.7% son mujeres y el 1.5% son hombres de 65 años y más. Las personas mayores de 60 años que utilizan internet de acuerdo a su uso, la mayor proporción lo hace para obtener información, seguido de la comunicación (videollamadas y reuniones virtuales), para mantenerse en contacto con sus familiares y con menor frecuencia para entretenimiento.
La contingencia sanitaria provocada por la COVID-19 impactó la dinámica digital. El confinamiento hizo necesaria la conectividad, generando un incremento en el uso de plataformas digitales, así como el crecimiento del comercio electrónico.
Algunas personas mayores utilizan el internet para actividades de entretenimiento, aunque también les ha servido para combatir la soledad en el tiempo de pandemia. Los adultos mayores registran bajos niveles de compras o transacciones bancarias por internet, por temor a utilizar la tecnología, así como por desconfianza a la utilización de la banca electrónica en dispositivos digitales o a las compras en línea.
La brecha digital afecta más a los adultos mayores, ya que debido a la falta de conocimientos digitales están más expuestos a las estafas relacionadas con sus cuentas bancarias, robo de datos personales y una suplantación de identidad.
Consideraciones finales
Aunque en el año 2013 el Gobierno de México implementó la Estrategia Nacional Digital, es necesario profundizar en la Campaña Nacional de Inclusión Digital, ya que el grupo de personas mayores es el más aislado de las tecnologías digitales, haciendo evidente una profunda brecha digital en los adultos mayores y en la población indígena.
La promoción del acceso y uso de las TIC entre las personas mayores es esencial para alentar el envejecimiento activo y saludable con el fin de mejorar su calidad de vida a medida que envejecen, generar instancias de alfabetización digital en beneficio de adultos mayores y población indígena.
El acceso desigual a las TIC puede agravarse ante la falta de políticas adecuadas y programas que promuevan la inclusión de las personas mayores mediante el uso de tecnologías digitales y garanticen el acceso digital a este sector de la población que favorecería la reducción de desigualdades sociales.
También se debe considerar en las políticas dirigidas a la población envejecida incorporar la perspectiva de género, en virtud de que la población adulta femenina es mayor a la masculina y que hay factores económicos, sociales, de escolaridad, salud, entre otros, que influyen en la forma en que las personas llegan a la vejez. Garantizar la inclusión social de este grupo de personas, así como proteger sus derechos, es una tarea pendiente de los gobiernos.
Interesante este artículo de análisis socio económico, refleja una realidad de falta de Políticas Públicas que sirvan a la sociedad principalmente a los adultos mayores en el acceso a herramientas y conocimientos de la tecnología informática