Por más que le doy vuelta y vuelta, no le hallo cuadratura al círculo. Buscando solución recordé las clases de matemáticas, desde las más elementales en el jardín de niños hasta las ya más avanzadas de preparatoria y la uni. También comprendí claramente la física, tan temida por muchos, pero verdaderamente apasionante para quien entiende un poco más allá de lo muy obvio, pues nos enseña a Dios mismo, al menos eso creo yo que soy creyente.
La geometría nos enseña que hay diversas formas de la materia, que cada una tiene ciertas características que las hacen únicas, muy particulares y que según su forma, lados y medidas es el espacio que ocupan en el espacio, siguiendo esta lógica entiendo la razón por la que no le hallo la cuadratura al círculo.
Es decir, cada cosa –generalmente hablando– tiene su sitio, su correspondencia y su razón de ser. Y cuando no se tiene razón de ser, se quiere imponer un círculo donde va un cuadrado y se quiere justificar a la fuerza, sin pruebas, sin argumento, sin razón ni sustento se recurre a la calumnia, a la difamación, a la falsedad, al infundio y a la mentira.
Los últimos días la prensa zacatecana ha sido blanco de múltiples agresiones desde las entrañas de Gobierno del Estado –es un secreto a voces, todos lo saben y lo comentan entre el gremio y hasta fuera de este–, algunas generalizadas como la que el mismísimo gobernador profirió públicamente contra la prensa; otras muy directas, como la orquestada contra mi director y amigo Heraclio Castillo a quien quiero, respeto y admiro. Un periodista serio, probo, de alta fiabilidad, que ama y ejerce el periodismo de investigación con valor y como más de tres quisieran no sólo en Zacatecas, pues me atrevo a decir que en todo México y me quedo corta.
Cuando algún individuo es rebasado ante la evidencia sustentada y analizada que se demuestra en su trabajo y en la vida en general, encuentra dos alternativas: Si es humilde, honesto e inteligente acepta sus errores y enmienda, explica tal vez; pero cuando raya en la soberbia, sin argumento descalifica, ofende y denigra.
Con pruebas irrefutables más de una vez Heraclio Castillo ha incomodado a más de un personaje de la política, de este gobierno o del pasado, lo que legitima sus investigaciones porque no está a favor de nadie ni contra nadie, sólo informa y lo ha hecho bien. Ha “pisado cayos” que han hecho respingar a verdes y azules, tricolores y marrones, a mandos medios, a los que están atrás del poder y hasta mismísimos gobernadores.
Conozco niños y jóvenes que han tenido el sueño de ser periodistas, de esos que salen en la tele, dicen las noticias, todo mundo los conoce y parece que saben todo, que hacen grandes investigaciones, que cambian al mundo con su pluma y que libran batallas de las que salen victoriosos contra los perversos rufianes que azotan a la humanidad. Yo tuve ese sueño. Cuando uno va creciendo y tiene la fortuna de hacer realidad esos sueños infantiles, descubre que no es tan sencillo como parece. Hay que tener valor, agallas, determinación, paciencia y mucho amor la profesión para no quedarse en el camino reproduciendo declaraciones o cobrando a tanto la línea para halagar a alguien y engrosar la cartera, o siendo cómplice de alguien más para destruir a quien le estorba en el camino.
Se necesita algo más que un título universitario, ese lo puede obtener cualquiera –por la derecha o chueco–; para decir verdades, probarlas y sostenerlas sin padrinazgos, intereses mezquinos ni pago por evento se necesita honorabilidad.
Sí, por todo esto es que intenté encontrar la cuadratura al círculo, porque no es lógico que mientras el estado es un caos por donde se vea, se ocupen en atacar a un periodista, ¿tan peligrosa resulta la verdad?
La verdad no se mata matando periodistas –ni difamándolos–.
Mi solidaridad, respeto y cariño siempre contigo, querido amigo.