En días recientes el incendio que se presentó en los límites de Mazapil y Concepción del Oro llamó la atención de todos los ciudadanos del estado de Zacatecas, con un llamado de auxilio de los vecinos del lugar.
Las fotografías que se empezaron a difundir en la redes sociales mostraban el humo, las llamas de fuego, cómo avanzaba el mismo, y cada minuto, hora y días fueron de suma importancia, así como el trabajo coordinado de voluntarios, vecinos, mineras, bomberos, entre otros. Se estima que el daño es de una superficie considerable, en donde se vieron afectados tanto fauna como flora.
La destrucción de la cubierta vegetal y la acumulación sobre la superficie del suelo de cenizas, que contienen una gran cantidad de nutrientes procedente de la combustión de la vegetación y también de la materia orgánica del suelo, constituye el efecto más visible en los incendios.
Estos efectos dependen del tipo de fuego, de su duración e intensidad, que varía según las temperaturas alcanzadas y las condiciones climáticas y topográficas de la superficie afectada. Los incendios más dañinos son los de alta intensidad, donde se pueden observar cenizas blanco – grisáceas, en zonas con elevadas pendientes, precipitaciones intensas o próximas a ríos o captaciones de agua.
Las tareas de gestión forestal tras el incendio se desarrollan con unos objetivos y una secuencia temporal bien definidos, normalmente relacionados entre sí, pero la recuperación de la mayor parte de las propiedades de los suelos afectados por incendios pueden tardar, en caso favorables, entre 1 y 5 años.
En las condiciones más desfavorables la restauración de la vegetación puede incluso no llegar a producirse nunca debido a la pérdida total del suelo, por eso es necesario realizar medidas para orientarse a la regeneración rápida de la cubierta vegetal, fijación de la capa de cenizas y la retención de nutrientes, mejorar la estructura del suelo y la regeneración de los microorganismos del suelo. Con este objetivo, se puede utilizar las siguiente técnicas de recuperación de suelo quemados:
- El futuro del suelo depende de que se proteja contra la erosión, aprovechando las cenizas orgánicas del lugar.
- Si no hay suelo no puede regenerarse la vegetación, sobre las rocas no crece la vegetación, por lo que es importante retirar las rocas del lugar.
- La conservación del suelo afectado por los incendios y la recuperación de las propiedades de este dependen del proceso de re-vegetación, es decir, de la regeneración de la cubierta vegetal; para ello es necesario evitar primero las pérdidas de suelo y nutrientes.
- Como primeras medidas para evitar la erosión post – incendio, en áreas susceptibles a la misma, se recomienda el acolchado de paja.
- El proceso de restauración ha de iniciarse inmediatamente o poco tiempo después del incendio para evitar que con las primeras lluvias después de la quema se inicien el lavado de nutrientes de la capa de cenizas o los procesos de erosión.
- Es importante y urgente retener los órganos de las plantas, mediante la implantación rápida de la vegetación.
- Siempre que sea posible, la restauración del monte afectado por incendios forestales debe tender a la regeneración del bosque, el sistema natural más evolucionado, con sus tres estratos: herbáceo, arbustivo y arbóreo, para garantizar la estabilidad, utilizando especies preferentemente autóctonas que se adapten a las características del medio físico.
- Para tener árboles de calidad hay que garantizar a la especie que se plante los recursos y condiciones que necesitan para su desarrollo, tipo de suelo y profundidad del mismo y el clima.
- Se necesitan protocolos de actuación para la restauración de los sistemas forestales quemados, que son específicos para cada zona climática y que deben ser ejecutados por los gestores forestales.
- Si no se protege el suelo, si no se conserva, si se pierde la desertización en zonas en desastre, podría ser pérdida total.
Uno de los factores responsables de la degradación y pérdida de suelo son los incendios forestales, ya que producen daños directos o indirectos, que afectan a todos los componente del medio ambiente: atmósfera, vegetación, suelos, fauna y agua; destruyen grandes superficies de bosque y matorral, afectando negativamente a nuestra riqueza ecológica y a nuestro paisaje, los que tiene consecuencias graves.
Como siempre lo mencionamos, la participación de todos en necesaria para atacar el daño ocasionado por el incendio forestal en el semidesierto. Todos podemos poner nuestro granito de arena.