La Organización Internacional del Trabajo (OIT) decidió en 2002 conmemorar el 12 de junio como Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la finalidad de generar conciencia sobre la magnitud del fenómeno y sumar esfuerzos para erradicarlo.
En este sentido, la celebración es una oportunidad para fomentar y coordinar las iniciativas en favor de estos propósitos por parte de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos.
Esta conmemoración nos debe hacer reflexionar cómo los derechos humanos de niños y niñas son vulnerados, pues los niños deberían estar jugando, estudiando y desarrollando de forma libre su personalidad y no trabajando. Desafortunadamente México cuenta con altos índices de trabajo infantil.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ha alertado por las cifras que retratan esa problemática a nivel nacional, y es que no existe una cifra oficial de víctimas de explotación laboral infantil o de las peores formas de trabajo infantil en el país.
La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) del INEGI indicó que en 2019, 3.3 millones de personas de entre 5 y 17 años se encontraban en situación de trabajo infantil, el 11.5% de la población mexicana de esa edad. Y de esa cifra, el 52.5% se dedica a trabajos peligrosos, es decir, 1.1 millones de niñas, niños y adolescentes en el país trabajan en actividades del tipo construcción, en el sector agropecuario e incluso en bares.
REDIM destaca que mientras la edad mínima para trabajar, permitida por ley, es de 15 años de edad, en México unos 888 mil menores de entre 5 y 14 años ya se encuentran trabajando. Organismos defensores de este sector advierten que estas cifras pueden crecer en los próximos años en más del 5%, ya que la pobreza, la precariedad laboral, y la eliminación de jornadas ampliadas llevarán a jóvenes y niños al trabajo informal y buscar ingresos.
En el marco de esta jornada, recordemos que en la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas se reconoce el derecho de la niñez “a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.
También recordemos lo dicho en la propia Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que indica que “las autoridades federales, de las entidades federativas, municipales y de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México (…) están obligadas a tomar las medidas necesarias para prevenir, atender y sancionar los casos en que niñas, niños o adolescentes se vean afectados por: (…) El trabajo antes de la edad mínima de quince años (…)”, así como “el trabajo en adolescentes mayores de 15 años que pueda perjudicar su salud, su educación o impedir su desarrollo físico o mental, explotación laboral, las peores formas de trabajo infantil, así como el trabajo forzoso”.
Al día de hoy, 160 millones de niños están en situación de trabajo infantil, lo que representa 1 de cada 10 niños en todo el mundo. Es un problema realmente grave que como vemos, en lugar de vislumbrarse una solución, el tema se complica.