Las largas filas para obtener una hoja con la información impresa de la situación fiscal actualizada de los contribuyentes, remontan mi imaginación a los tiempos de Herodes, cuando el imperio romano mandó hacer un censo hace más de 2 mil años.
Según las narraciones bíblicas, todos los habitantes del imperio debían acudir a sus ciudades de origen para inscribirse en el censo, razón por la cual –imagino– hubo desplazamientos masivos para atender el mandato de Roma. Para los que tienen problemas con la imaginación, sólo recuerden escenas de películas o series del nacimiento de Cristo, en algunas se apreciarán escenas en las que la gente “se arremolina” en sus ciudades, entre largas filas y tiempos de espera agobiantes.
Así merito me sentí el día que debí hacer fila para tramitar mi Constancia de Situación Fiscal actualizada; aunque el documento se puede obtener por la aplicación del Servicio de Administración Tributaria (SAT), siendo sinceros, aunque todo mundo trae en sus manos un teléfono celular, algunos de última generación, no todos saben o sabemos utilizar la tecnología a nuestro favor para ganarle tiempo al tiempo, evitar corajes y facilitarnos la vida.
Además, como es un mandato general en todo el país, toooodos los contribuyentes deben hacer el trámite y por consecuencia el sistema se satura, se hace lento y en el peor de los casos se cae, causando molestar y frustración entre los ciudadanos que intentan ahorrarse la vuelta.
Pero, ¿por qué es tan importante ese papel?
La constancia de situación fiscal contiene información del contribuyente como nombre, Registro Federal del Contribuyente (RFC), CURP y régimen fiscal en general, pero con la reforma fiscal para 2022 se debe de incluir el Código Postal (CP) del domicilio fiscal del contribuyente; ese pequeño detalle, el CP es que nos tiene sumergidos en este engorroso trámite que para algunos, los que madrugan, puede significar unos minutos, pero conforme van pasando las horas de la mañana, el tiempo de espera aumenta, yo tarde casi dos horas.
La constancia actualmente es un requisito para los empleadores, para que no evadan al fisco, obvio, y este papel es clave para saber cuánto dinero mueve la gente que genera empleo y para tener el recuento, también actualizado, de la gente que trabaja y devenga un salario.
El caso es que cada contribuyente debe tener sus datos al día, en este caso debe incluir el código postal en el Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) para el pago de nómina. Ese código postal debe coincidir con los que se encuentran en la base de datos del SAT de cada trabajador, por eso es que la constancia debe ser expedida por el SAT directamente.
Las largas filas se hacen porque como Hacienda exige al patrón o empleador los requisitos al día, éstos, a su vez, exigen lo mismo a sus empleados so pena de no pagar la nómina el día de pago, aunque esta amenaza por sí misma resulta muy persuasiva, se suman los mitos y habladurías que se generan para que todos acudan lo más pronto posible a hacer el trámite, como que hay una fecha límite para obtenerla.
Nada más lejos de la realidad. El documento se puede tramitar todo el año.
En resumen, la constancia de situación fiscal es el documento por el cual un contribuyente, ya sea persona física o moral puede conocer el estatus que tienen ante el SAT, el documento contiene información clave de los contribuyentes, con la cual se puede identificar y validar su actividad económica.
El censo ordenado por César Augusto en parte era para conocer el número de habitantes que tenía el imperio, pero también para saber a ciencia cierta, cuánto dinero, vía impuestos o tributos podría cobrar, además de las razones políticas y militares de esa época.
En aquellos tiempos los publicanos iban de ciudad en ciudad, casi casa por casa, cobrando los tributos, así lo imagino, pues no había bancos como ahora ni cajeros automáticos y aplicaciones para hacer transferencias, seguramente para evitar ser engañados se hacían expedientes por cada jefe de familia en el que se incluía un inventario de sus propiedades para saber cuánto cobrar.
Desde entonces nada o poco ha cambiado. El gobierno siempre tendrá el control hasta de nuestros bolsillos. Ciertamente ya no pasan casa por casa como hace 2 mil años, ahora nos mandan llamar al SAT y desde ahí nos vigilan y cobran, porque si no cumplimos, no nos pagan, aunque hayamos trabajado la quincena completa.