El reto del sector agroalimentario en los próximos años será enfrentar el desafío de aumentar la producción de manera sustentable, buscando un uso eficiente de los recursos naturales, como el agua.
Esta industria es la responsable de la explotación de recursos y la generación de desechos; representa aproximadamente el 30% del consumo total de energía en el mundo y un 22% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, al mismo tiempo es vulnerable a las consecuencias del deterioro ambiental, entre ellas, el cambio climático.
El consumo y la producción dependen del uso de los recursos naturales, que van de la mano de la degradación del medio ambiente, lo que pone en peligro los sistemas de desarrollo; por ejemplo: más del 80% de la dieta humana está compuesta por las plantas, de donde tres cultivos de arroz, maíz y trigo proporcionan el 60% de la ingesta energética necesaria, pero provocan la disminución de la fertilidad del suelo, el uso insostenible del agua, la sobrepesca básica de recursos naturales para suministrar alimentos y es por esto imperativo protegerlos racionalmente.
En los próximos años el sector agroalimentario enfrentará los desafíos de aumentar la productividad de manera sustentable, haciendo uso eficiente de los recursos naturales, como el agua y la energía que se necesita para su producción. México tiene un gran potencial en la utilización de energías alternas, desde la solar y eólica, que pueden utilizarse en el campo de producción.
Las energías limpias son aquellas que, ya sea por su origen o su modo de obtención, no producen efectos indeseables en el medio ambiente, al utilizarlas en el campo favorecen en muchos aspectos a las y los productores, un ejemplo es la reducción de gastos por consumo de energía eléctrica, que puede ser utilizada para la operatividad de los pozos de agua, ahorrando el gasto de luz; también la energía solar, que puede generar ahorros para la producción.
La biomasa que se crea a partir de productos y residuos de las actividades agrícola, pecuaria, silvícola, pesca, doméstica, comerciales e industriales, volviéndose una fuente energética y la que más beneficios le brinda al campo.
Esta energía tiene como ganancia para el campo el aprovechamiento de los productos y desechos, al mismo tiempo se promueve el desarrollo y demanda del insumo. Recuerda que la biomasa es composta que nos ayuda a mejorar el suelo, puede fomentar empleos y disminuir la contaminación del suelo y agua, beneficiando tanto la conservación como el mejoramiento del entorno ambiental.
Los combustibles obtenidos a partir de cultivos energéticos como la jatropha curcas, pueden ser utilizados principalmente como combustibles para autos, camiones, tractores, así como energía eléctrica para la maquinaria.
El bioetanol es uno de los principales combustibles ecológicos, que puede obtenerse con biomasa rica en hidratos de carbono, y también de cultivos como el sorgo, caña de azúcar, maíz grano amarillo, entre otros.
Los productores agrícolas pueden incluirse al sector energético mediante incentivos que promuevan la siembra de cultivos energéticos, pero sin sustituir la superficie ocupada por cultivos prioritarios para la alimentación humana.
En este campo las energías limpias pueden ser utilizadas para la aplicación de tecnología que se utiliza en el campo, así como para la generación de alternativas como la biomasa que genera un área de oportunidad al producirla. Recordemos que desde tiempos históricos el campo es la fuente principal de la vida, nos toca asumir nuestra responsabilidad, apliquemos un desarrollo sustentable.