El Cambio Climático es posiblemente el mayor reto ambiental al que nos enfrentamos en este siglo, tanto por su dimensión global, como por sus implicaciones sociales, económicas y ambientales.
Se han realizados numerosos esfuerzos a nivel mundial para conseguir disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, en un camino iniciado en la década de los 90, con la Convención Marco de las Naciones Unidad para el Cambio Climático, de donde surgieron el Protocolo de Kioto, en 1997 y el Acuerdo de París en 2015, con el objetivo de reducir las emisiones totales en gases de efecto invernadero en el año 2030, en al menos un 55% respecto a los niveles de 1990.
Aunque no sea evidente, la promulgación de leyes y normas relacionadas a reducir las emisiones de efecto invernadero tiene un impacto a corto plazo y protege a personas que están por nacer. Por tal motivo es importante que todas las áreas del conocimiento trabajen en conjunto con abogados y hacedores de políticas públicas. Expertos en el tema mencionan que cada ley relacionada reduce 1.79% la intensidad energética, después de tres años de ser declarada.
Un estudio publicado en 2020 por la Revista Nature Climate Change puso atención a la relación significativa entre el número de leyes que cada nación ha promulgado sobre cambio climático y la reducción de gases de efecto invernadero.
Cada vez que un país implementa una norma adicional, después de tres años de haber sido promulgada reduce el 1.79 % la intensidad energética; además, se calcula que durante el período 1999 – 2016 la legislación sobre el clima evitó la emisión de 38 gigatoneladas de CO2 (dióxido de carbono).
En el 2017, más de 70% de las emisiones mundiales de gases invernadero estaban reguladas por una legislación climática vinculante a nivel nacional, o por estrategias climáticas ejecutivas con un organismo de coordinación. En 2020 el Banco Mundial publicó una guía sobre los elementos de legislación marco para cambio climático: los puntos que llaman su atención y en los que se debe tener cuidado son las metas a largo plazo, algo difícil de realizar, pues es un tema donde ni los países, ni las personas verán los frutos de las acciones que son tomadas hoy.
Hacer este tipo de legislaciones está proporcionando una voz no solo para las generaciones presentes, sino para las generaciones futuras, porque uno de los grandes problemas en la legislación es que estamos protegiendo los derechos de la gente que no ha nacido y eso, en términos legales, ha causado toda una revolución en el sistema legal.
En México la Ley General de Cambio Climático dota al Estado Mexicano de un marco institucional compuesto por instrumentos de planeación, financiamiento, evaluación, inspección y vigilancia bajo un enfoque transversal y de cooperación entre los tres órdenes de gobierno.
Uno de los temas importantes es la reducción de contaminantes, además del CO2 y los gases de efecto invernadero; esto tiene un fuerte componente en términos de salud pública y ambiental. Para realizar esto, es necesario que se trabaje en equipo los distintos sectores, no solo el académico, se requiere la información que tiene el estado, el sector privado, asociaciones internacionales… no puede ni debe ser un esfuerzo aislado de un solo sector.
Los países, regiones, estados, municipios, que tienen objetivos claros en las leyes que aplican en el cuidado del medio ambiente, no solo le dan legitimidad a los acuerdos internacionales y locales, también a la hora de recibir financiamiento y fondos para proyectos ambientales, les da certidumbre de aplicación.
Recientemente en nuestro estado se realizó un ejercicio de coordinación entre diferentes sectores, con el fin de actualizar la Ley Estatal de Cambio Climático, donde se coordinaron la participación de la ciudadanía, gobiernos municipales, asociaciones civiles y una empresa del Reino Unido para hacer una consulta y de esta realizar una modificación de Ley Estatal, lo que genera una mejora en la regulación de cambio climático local. Recordemos que para lograr un gran cambio ambiental es pensar global y actuar de manera local.