El 19 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Aunque durante todo este mes se realizan acciones para concientizar sobre la importancia de la detección oportuna y, por eso, se le denomina el “mes rosa”.
El cáncer de mama es un grave problema de salud pública, por eso organismos internacionales, gobiernos de todos los países y sociedad civil organizada suman esfuerzos para enfrentarlo.
Es una enfermedad que en el mundo representa la primera causa de muerte en las mujeres, con alrededor de 700 mil defunciones, de los 2.2 millones de casos que se detectan al año.
Esta enfermedad oncológica afecta de igual manera a las naciones desarrolladas y en desarrollo. Aunque, la mayoría de las muertes se registran en los países de ingresos bajos y medianos, porque los casos son diagnosticados en estadios avanzados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa una iniciativa que tiene como objetivo reducir la mortalidad por cáncer de mama en un 2.5 por ciento por año, durante las décadas del 2020 al 2040, con lo que pretende evitar más de 2 millones de fallecimientos prematuros por esta causa en mujeres menores de 70 años.
Para dimensionar la problemática, baste decir que una de cada 12 mujeres enfermará de cáncer de mama a lo largo de su vida. En México este padecimiento representa casi el 18 por ciento de las defunciones de mexicanas por tumores malignos.
No es que el cáncer de mama sea privativo de las mujeres, también afecta a los hombres. Pero es en el sexo femenino donde se presenta con mayor frecuencia y, en un alto porcentaje, con consecuencias fatales, causando un grave daño social, emocional y económico, porque las familias gastan su patrimonio en los tratamientos, pierden la cohesión que significa la figura materna y dejan en la orfandad hijas e hijos.
Me uno a la iniciativa de la OMS de enfatizar la detección oportuna. Si se detecta a tiempo, el cáncer es curable.
Desde la Cámara de Diputados, mi convicción es luchar por obtener presupuestos para dotar de medicamentos oncológicos a clínicas y hospitales públicos; y regresar el Seguro Popular, que para la población más vulnerable cubría gratuitamente el diagnóstico y tratamiento completo contra el cáncer de mama, a través del Fondo de Protección Contra Gastos Catastróficos.