Tantita madre

Mucha madre es un libro que reúne diversos ensayos en los que se reflexiona en torno a las diversas maternidades y donde se busca desmitificar la estructura de dominación patriarcal impuesta mediante una sola maternidad idealizada.

Desde la disidencia, se cuestionan otras formas del “ser madre” que no solo contribuyan a tener núcleos familiares “sanos”, sino también (y por extensión) a tener un cambio de mentalidades socio-cultural acorde con los tiempos que vivimos.

Dicho libro ha ocupado la atención de la diputada local Violeta Cerrillo en los últimos días, especialmente durante las sesiones con motivo de la glosa del informe en las cuales, si no está ausente luego del pase de lista, al menos ocupa su curul para no romper quórum, aunque eso no implique necesariamente que tendrá alguna intervención en tribuna.

Sin embargo, se le paga por cumplir con un mandato constitucional como representante popular ante el Poder Legislativo y se esperaría que desquitara su sueldo mensual neto de casi 82 mil pesos en tareas legislativas, no en asuntos personales que solo a ella interesan.

Después de lo acontecido en el pleno en los últimos dos días, queda claro que en el Poder Legislativo falta “mucha madre” para convertir a esta representación popular en un circo (Violeta Cerrillo dixit), porque al final nadie parece estar en lo que deben estar.

Ya desde el martes el vacío en la comparecencia de la secretaria de la Función Pública, Humbelina Elizabeth López Loera, había generado cierta decepción por trasladar los conflictos del Poder Ejecutivo a la máxima tribuna del Legislativo y poco ayudó el hecho de que la Coordinación de Comunicación Social enviara el boletín relativo a los resultados de la dependencia hasta un día después de que hubiera acudido la titular a rendir cuentas al Congreso. Solo reafirmaron las fricciones en el gabinete de la nueva gobernanza.

Dichas fricciones también parecen trasladarse a la tribuna del Poder Legislativo, pues de pronto los diputados de la secta (Soledad Luévano dixit) han perdido interés en intervenir durante la glosa del informe para leer su guión de preguntas previamente preparadas para la comparecencia de tal o cual funcionario.

La ausencia más notoria fue durante la comparecencia de Rodrigo Castañeda Miranda, secretario de Economía, quien no salía de su zona de confort leyendo una y otra vez las mismas “cifras alegres” y desestimando la información con la que replicaban algunos diputados, pese a provenir de la misma fuente, como el IMSS, el INEGI, IMCO y CONEVAL.

Tal como los funcionarios que menos resultados han dado en el último año, el titular de la SEZAC se refería a cada minuto a “las instrucciones del señor gobernador” o “la visión del señor gobernador”, en una pleitesía que solo puede ser vista en Buckingham, sin olvidar el gastado discurso de las “herencias malditas” acusando que antes todo era un desastre y hoy todo se hacía muy requetebién, pero eso no abonó a mejorar la percepción sobre el fracaso de la nueva gobernanza también en materia de desarrollo económico.

A pesar de que las diputadas Marimar de Ávila o Gaby Basurto presentaron el análisis “real” de las “cifras alegres” que presentó Castañeda Miranda en materia de empleo formal, el indicador trimestral de la actividad económica estatal, el indicador mensual de la actividad industrial de las entidades federativas, la posición de Zacatecas en el índice de competitividad, entre muchos otros, el secretario no salía de su zona de confort insistiendo en una realidad muy ajena a la cotidianidad de los zacatecanos.

Entre los principales “logros” que destacó en el último año en la SEZAC, el funcionario se remitió al desarrollo de cadenas de proveeduría para la minería (un tema ya muy trabajado por el Clúster Minero desde hace dos administraciones), la colocación de más de 10 mil personas en un empleo formal (aunque las cifras del IMSS dicen otra cosa), o la ampliación del 40% en el padrón de artesanos (cuya subsecretaria rara vez atiende su despacho).

También se refirió a la atracción de Inversión Extranjera Directa a tal grado que alardeó de haber captado mayores recursos que en el periodo de Alejandro Tello, cuando se sabe que más bien se ha tratado de reinversión de utilidades o cuentas entre compañías y muy poco o nada de nuevas inversiones, con periodos en los que se registró “fuga de capitales”.

Un tema al que ha faltado claridad (y que no se expuso adecuadamente durante la glosa) fue la administración de los parques industriales, como el proyecto del Parque Industrial Osiris en el que la diputada Maribel Galván se remitió a una declaración del exgobernador para desmentir lo que en el 2020 se prometía.

Pero tampoco se ofreció claridad sobre los altos costos de los parques industriales en Zacatecas en relación con estados vecinos, como tampoco sobre los resultados concretos para la atracción de inversiones en las “giras internacionales” (como a Canadá) a las que ha acudido el secretario. Todo giró en torno a las Mipymes y a la economía social (no formal). Los changarritos que en su tiempo impulsó el expresidente Vicente Fox.

Tan repetitiva y aburrida estuvo la comparecencia de Rodrigo Castañeda que en dos momentos se rompió el quórum y al final hubo que suspender la sesión, declarando por solventada su comparecencia tras poco más de tres horas y media de perorata en las que la secta ni siquiera preparó bien las preguntas para sus diputados y quedó evidenciado con la intervención de Sergio Ortega cuando cuestionó para cuándo se tendría el “puerto seco” prometido para Zacatecas, cuando se sabe que al final del quinquenio anterior ya se había inaugurado el Recinto Fiscalizado Estratégico.

Por la mañana, la comparecencia del secretario de Turismo, Le Roy Barragán Ocampo, transcurrió en medio de tensiones generadas por la violencia política de género en torno a la diputada Susana Barragán, a quien demeritaron tan solo por su relación de parentesco con el funcionario citado a comparecer (y no faltaron las burlas de la secta luego de su intervención), pese a que se limitó a una relación institucional entre poderes.

Tampoco abonó el hecho de que el secretario haya caído en “la trampa” que le tendieron los diputados Enrique Laviada y Juan Mendoza; el primero, sobre el presunto acuerdo entre el Gobierno de Zacatecas y el de Estados Unidos al reunirse con agentes de la DEA y el FBI (y que en tres ocasiones “destanteó” al secretario). El segundo, al intercambiar acusaciones de corrupción que por poco llegan a los golpes.

Más allá de los altercados que alcanzaron a sacar de sus casillas al secretario, Barragán Ocampo hizo un recuento de lo poco o mucho que pudo lograr en el primer año de gobierno, considerando que la bancada oficial (que entonces era una “mayoría aplanadora”) le recortó más de 13 millones de pesos que limitaron principalmente las tareas de difusión del destino, lo que no impidió captar más de 127 mil visitantes y una derrama económica superior a los 360 millones de pesos.

Quién sabe si sería con sarcasmo, como otra muestra del ridículo en el que se ha convertido el circo legislativo, o si era “en serio”, pero en su intervención el diputado Xerardo Ramírez otorgó al secretario, a nombre de la “bancada estrella”, la medalla al “mejor funcionario de la nueva gobernanza”.

Hubo otros más moderados como la diputada Priscila Benítez, quien sugirió que Barragán Ocampo desempeñaría mejor papel como secretario general de Gobierno, “por multifacético”, aunque advirtió que por no pertenecer a la secta, posiblemente la Secretaría de Turismo no vería una mejora en su presupuesto para el 2023.

Un detalle curioso fue cuando el secretario agradeció especialmente el trabajo desempeñado por las subsecretarias Oralia Félix (suplente de la diputada Violeta Cerrillo) y Teté Inguanzo, quien abandonó el recinto legislativo una vez que en tribuna la diputada Cuquita Ávalos se refirió a las denuncias de trabajadores que acusaban a la subsecretaria de prepotencia y amenazas, una acusación que no compartieron la mayoría de los trabajadores ahí presentes.

Finalmente, quedan las fotografías grupales con los secretarios que acuden a comparecer ante el Poder Legislativo, en una muestra de que hay que tener tantita madre entre los diputados para actuar con esa bajeza.