Después de las fiestas decembrinas, y ya que el año 2023 se integra a la rutina, hoy 16 de enero llega el Blue Monday. Según una campaña publicitaria de una agencia de viajes que se lanzó en 2005, 18 años después, sigue haciendo eco y posicionándose en las redes sociales, en los medios de comunicación y los temas de sobremesa.
El adjetivo se le da al tercer lunes de enero, ya que después de la algarabía de las fiestas, la realidad con los días de invierno, las cuentas por pagar, la vuelta a la rutina, el comenzar a fracasar en los propósitos que tan cuidadosamente se prepararon, agregando que los lunes se consideran un día desagradable y otras cuestiones, se plantan en la cara y no se pueden evitar enfrentar.
Si bien es cierto que los factores enumerados pueden provocar ciertos síntomas depresivos como falta de energía, cansancio y tristeza, el concepto de “Blue Monday” es considerado pseudocientífico, pues no cumple con ningún método científico acreditado y ha sido altamente cuestionado en la comunidad científica. Además, el término surgió de una campaña de marketing y que aun las empresas lo utilizan para promover diferentes servicios.
Sin embargo, no viene mal reflexionar en torno al concepto y plantearse la necesidad de que al menos un día al año se celebre la tristeza, digo, lamentablemente hay muchos factores que alientan que el espíritu decaiga, basta con revisar el diario del día y por más entusiasmo que se guarde en el corazón, la realidad lo apachurra.
Muchas personas se sienten obligadas a estar felices, sobre todo en fechas significativas como las que recién pasamos. La tristeza no suele encajar en las redes sociales, en la virtualidad o en el día a día, al menor síntoma se trata de velar o disimular, las calles abundan de gente triste que deambula disimulando su sentir, y ya sabemos las consecuencias de evitar o “maquillar” las emociones.
El pensamiento positivo tan de moda nos obliga al optimismo, al no rendirse, a siempre ser positivo y no negativo, la esperanza no es mala, pero obligarnos a estar esperanzados siempre no hace bien al alma. La tristeza se debe normalizar para ser vivida y, claro, si se vuelve en algo crónico saber comprenderse o atenderse, pero algunos días de tristeza o recogimiento, al contrario de hacer daño, creo que sirven para valorar la esperanza.
Que sirva esta fecha para cuestionarnos sobre cómo andamos de responsabilidad afectiva y educación emocional. Triste lunes.