Zacatecas es una tierra con gente de bien, que día a día sale de sus hogares en busca del sustento para sus familias, que trabaja, que aporta al desarrollo del estado, que contribuye desde el seno familiar a tener una mejor sociedad, desde la persona que vende chicles en los semáforos o la hormiguita que escoba en mano barre kilómetros de calles, hasta el empresario que con su inversión ayuda a generar empleos, pasando por múltiples sectores que desde su trinchera coadyuvan al bienestar de los demás.
Es la misma gente que en gran medida depende de que “se hable bien de Zacatecas”, pero que hoy reclama al “gobierno de la transformación” su indolencia, su pasividad, su ineficiencia y los miles de pretextos coronados por las “herencias malditas” para desentenderse de los problemas que afectan a miles y miles de zacatecanos y que, paradójicamente, impiden “hablar bien de Zacatecas”.
Los recientes hechos de violencia e inseguridad en el estado han dejado claro algo muy importante: la protesta ciudadana ha incidido por fin en la presión a las autoridades para que estas hagan su trabajo y den resultados. Pero aún hay muchas tareas pendientes a las que el gobierno no ha hecho frente.
El caso del menor Teo, quien por fin fue localizado con vida luego de 38 días desaparecido, no es cosa menor. Según la información proporcionada por la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas que dice encabezar Francisco Murillo, el menor fue localizado por policías municipales caminando solo en la comunidad de Las Pilas, en el municipio de Morelos, luego de ser “liberado” por sus captores.
La escueta información que se tiene hasta el momento deja ver la poca intervención de la autoridad en este caso en particular, dando a entender que el menor fue localizado “por casualidad”, no en sendo operativo como los que aplauden desde la taquería de Comunicación Social cuando “destruyen” un campamento de grupos delictivos y que no es más que una colcha montada en un árbol y algunos desperdicios. De los captores del menor Teo nada se sabe. Mucho menos de detenciones realizadas para esclarecer este caso.
Pero más tardó el gobernador David Monreal en celebrar en redes sociales la localización del menor (y los voceros oficiosos en atribuirle el mérito), cuando Jerez (por enésima ocasión) vivió otro episodio de terror: una atroz agresión armada en el bar El Venadito en la que habrían perdido la vida al menos seis personas.
La noche del viernes ya no volvieron a sus hogares para abrazar a sus familiares Manuela Colón Contreras, Jorge Luis de la Torre Escobedo, Eduardo Antonio Soriano de la Torre, Orlando Salcedo Ibarra, Martín Espinoza Acevedo y Raudel Cabral Berumen. Hoy descansan en paz como otras miles de víctimas de la Mesa Estatal de Construcción de Paz.
Al igual que otras siete personas que resultaron heridas, habrían acudido un viernes casual a un espacio de convivencia y esparcimiento. Nadie imaginó la tragedia que vendría. Tampoco la imaginaban quienes acudieron el pasado miércoles al céntrico bar Navojoa y presenciaron otra agresión armada en la que perdieran la vida dos personas.
Serían apenas las 9 de la noche, en pleno Centro de la Capital, “blindado” por policías municipales, estatales y elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional. Como quien dice: la delincuencia a sus anchas y enfrente de sus narices. Porque tampoco se olvida el crimen atroz en el que perdieran la vida cuatro personas, al interior de su domicilio, a donde llegaron sujetos armados y abrieron fuego. Todo, a unos pasos del Museo Manuel Felguérez.
En el fondo, el “bienestar y progreso” que reza la campaña publicitaria del “gobierno de la transformación” contrasta con la indiferencia y apatía con los que las autoridades abordan el “tema de temas”.
Por eso no es gratuito el reclamo de exestudiantes de la secundaria Ramón López Velarde, en el municipio de Jerez, que exigen justicia para las familias que perdieron a un ser querido en el cobarde atentado en el bar El Venadito y condenan el actuar del gobernador David Monreal y del alcalde Humberto Salazar al asegurar que “han manejado discursos revictimizantes y criminalizantes como práctica oficial, justificando los hechos violentos”.
Quien no va a sentir lo duro, sino lo tupido, es el alcalde Humberto Salazar, quien ante estos acontecimientos optó por cancelar sus actividades oficiales, pero sigue en pie la realización de la Feria de la Primavera, ahí donde invertirá unos 15 millones de pesos, con la presentación estelar de La Arrolladora Banda El Limón. Así de indolente para seguir en sintonía con el “gobierno de la transformación”.
Tampoco es gratuito el reclamo de la Asociación de Centros de Esparcimiento Social del Estado de Zacatecas (ACESZ) para que exista una estrategia de seguridad que garantice la operación de sus negocios, luego del atroz atentado en el céntrico bar Navojoa y tras ser relegados de la reunión que sostuviera el gobernador David Monreal con representantes de las cámaras empresariales, quienes acordaron que la prioridad es “hablar bien de Zacatecas”, no así atender la crisis de inseguridad por la que atraviesa el estado.
¿Qué garantías hay para que los zacatecanos, un día cualquiera, puedan acudir con tranquilidad a un bar o una cantina, un restaurante o un café, sin temor a ser víctimas de algún otro atentado?
Porque el impacto económico ya se está viendo, luego del éxodo de empresarios zacatecanos que han decidido bajar la cortina en la tierra que los vio nacer y mudar sus inversiones al vecino estado de Aguascalientes.
Qué tan terrible debe estar la situación que en los estados que integran la Región Centro-Occidente y con los cuales la Secretaría de Turismo que encabeza Le Roy Barragán firmó un convenio de colaboración para la promoción turística, las agencias de viajes promocionan destinos de sol y playa , Pueblos Mágicos o ciudades coloniales y en ningún paquete figura Zacatecas. Qué difícil debe ser para la industria sin chimeneas mantener sus negocios a pesar del “gobierno de la transformación”. Baste ver los comentarios en las redes sociales que promueven nuestro destino.
Lo peor es el cinismo del gobernador David Monreal, que durante la Plenaria Municipalista 2023 realizada este fin de semana en el Palacio de Convenciones, tuvo la audacia de presumir que “a 429 días de haberse implementado el Plan Zacatecas II por parte del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se continúa con la estrategia de pacificación con resultados positivos, que se manifiestan en que, en 2022, se logró un decremento en las cifras de homicidio doloso en comparación con 2021”.
Que claro que para el “gobierno de la transformación”, las víctimas solo son un número y que la justicia seguirá dormida para Raúl Calderón Samaniego, para el niño Teo, para Daniela y Viviana Pichardo, para Paola Vargas y José Nemesio Gutiérrez, para el juez Roberto Elías Martínez y para tantas y tantas víctimas de la Mesa Estatal de Construcción de Paz porque sus casos no terminan con su localización (con vida o sin vida), sino hasta que los culpables paguen por los crímenes cometidos.
Qué manera del gobernador David Monreal de desentenderse del “tema de temas” cuando en la Plenaria Municipalista afirmó que “nos tocó tiempos difíciles para gobernar, pero a ustedes y a mí nos tocó el desafío y el reto de no solo pacificar nuestro estado, sino buscar incorporar a nuestras regiones, a nuestro municipio, a nuestro estado, a la senda del progreso, del bienestar”. En caridad de Dios, ayúdenle, aunque sea con la Revocación de Mandato.
Otra vez les vieron la cara
A propósito de la Plenaria Municipalista 2023, el gobernador David Monreal se reunió con autoridades de los 58 municipios durante todo el fin de semana para anunciar una bolsa superior a los mil millones de pesos a convenir con municipios y que irían destinados principalmente a infraestructura social básica e infraestructura carretera.
Al menos en esta ocasión no tuvo el cinismo del año pasado para presumir como inversión propia los más de 2 mil 730 millones de pesos del FISM y del FORTAMUN que por ley deberán recibir este año los municipios directamente desde la Federación.
Eso sí, a los 58 municipios les sigue viendo la cara desde el momento en que se convoca a una reunión para convenir recursos de los cuales la Secretaría del Bienestar no ha publicado sus lineamientos de aplicación en el Diario Oficial de la Federación, mucho menos se han firmado los convenios respectivos entre la Delegación de Programas para el Desarrollo y el “gobierno de la transformación” para su distribución, y tampoco se ha publicado en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Zacatecas la fórmula para su distribución y calendarización.
No es fortuito que hubiera alcaldes en desacuerdo con el esquema para convenir recursos. Habrá que recordar que el año pasado el gobernador David Monreal dispuso de una bolsa de 500 millones de pesos para infraestructura social básica y 200 millones de pesos para infraestructura carretera, pero únicamente logró convenir con los municipios 472 millones de pesos en ambos conceptos; es decir, unos 228 millones de pesos menos que lo esperado.
Para este año, según el anexo 11 del Presupuesto de Egresos 2023, la proyección es de más de 1 mil 208 millones de pesos, entre los cuales se cuentan 450 millones para obra pública; 200 millones para infraestructura carretera; 64.2 millones en materia de vivienda y servicios básicos; 153.9 millones para acciones de ecología y medio ambiente; 20 millones en infraestructura deportiva; y 320.3 millones en infraestructura educativa.
Por lo pronto, este fin de semana derivó en la firma de 441 cartas de intención entre estado y municipios, por una inversión de 1 mil 500 millones 111 mil pesos. Ya nada más falta que se publiquen las reglas de operación de cada programa y que en los lineamientos para la aplicación del recurso no se condicione a los municipios a la firma de convenios de coordinación para ejercerlos. Es cuanto.