Este domingo conmemoramos los 106 años de nuestra Constitución, una Constitución que recogió, con sentido social, las principales demandas del movimiento revolucionario al ordenar el reparto de la tierra a los campesinos, al establecer los derechos elementales de la clase trabajadora y al estatuir la educación pública, laica, gratuita y obligatoria.
Por eso cada año, en el teatro de la República de Querétaro, los representantes de los tres Poderes de la Unión y los Estados, asisten a la ceremonia conmemorativa donde se pronuncian los consabidos discursos oficiales.
Este año, aparte de discursos, hubo formas y actitudes francamente hostiles. La Presidenta de la Suprema Corte, sentada en la orilla, defendió a capa y espada la independencia del Poder Judicial, dijo que “una judicatura independiente es pilar de nuestra democracia… que la independencia judicial no es un privilegio de los jueces, sino el principio que garantiza una adecuada impartición de justicia para hacer efectivas las libertades y la igualad de las y los mexicanos”.
El presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, también en la orilla, dijo que “los constituyentes superaron sus intereses de facción, tuvieron la inteligencia y el carácter para pasar de los adjetivos hirientes a los acuerdos, transitaron de la diatriba al argumento y de las armas a la Constitución. El diálogo triunfó sobre la división”.
Luego arremetió contra el PRI, dijo que durante décadas no dialogó, impuso, simuló, se arropó en el principio de la no reelección, pero duró en el poder más del doble que Porfirio Díaz. Sin embargo el PRI acabó por escuchar, por dialogar y lograr, junto con la oposición, la apertura democrática.
Creel criticó que hoy nuevamente los acuerdos se frustren y lo que debiera resolver la política y el diálogo, lo tenga que dirimir la Corte. Y agregó que la falta de diálogo se extiende a asuntos fundamentales como la seguridad pública, la cuestión social, la económica, la impunidad y la corrupción. El panista remató: “una visión única contradice la esencia de nuestra democracia, es hora de dialogar para hacer realidad nuestra Constitución”.
El Presidente, fiel a su estilo, dijo que en los 36 años de política neoliberal se aprobaron reformas constitucionales antipopulares, entreguistas y contrarias al interés público, que por eso no dejará de insistir en abolirlas, en proponer cambios que le devuelvan su grandeza y humanismo original.
Estos discursos reflejan la terrible división y confrontación que se vive en México. Por eso atendamos la alerta del Gobernador de Querétaro: “Cuando la política falla, la guerra estalla”.