Pensar en la fiesta brava como un mundo exclusivo del universo masculino es relegar el papel de la mujer en esta tradición centenaria que, hoy en el marco del Día Internacional de la Mujer, vale la pena repensar en cuanto a la presencia de las mujeres que han ocupado un sitio importante como empresarias taurinas, ganaderas, periodistas, fotógrafas o veterinarias e incluso jueces de plaza y toreras, y que en todo caso han marcado una historia no reconocida ni celebrada, pero que ha sido pilar para la consolidación de esta y muchas tradiciones.
La historia de la mujer en los tendidos es vasta y poco conocida, ya que culturalmente ha sido pensada e idealizada como la musa inspiradora que admira la fiesta brava desde la barrera y contempla el arrojo heroico de los matadores que se visten de luces y ofrecen sus faenas a las mujeres que como público en el pensamiento patriarcal “adornan” las plazas o acompañan, pero que “nunca saben o entienden de toros”, esa idea y muchas más que se pueden enumerar no solo en este ámbito sino en la vida diaria y todas las actividades que no tengan como centro a los varones.
Pero la historia es terca y como bien señala la reconocida periodista taurina Bernarda Muñoz en torno al argot popular, que reza que “la mujer en casa y el hombre a la plaza” y que pretende confinar a la mujer al ámbito privado y a los hombres arrojarlos al mundo de la valentía y las proezas, las mujeres han demostrado que, pese a las prohibiciones, el aletargado pensamiento machista y las duras críticas en el mundo de la tauromaquia, han logrado imponerse como un factor importante de cambio que ha revolucionado el medio taurino.
La resistencia y estereotipos no son ajenos en la fiesta brava, y aunque el cambio ha sido progresivo y aletargado, se ha tenido que emprender luchas frontales y simbólicas para enfrentar obstáculos de los propios ganaderos, empresarios, toreros y al gran público, todos y cuantos pretenden ver a la tauromaquia como monopolio exclusivo de los hombres; sin embargo, el camino abierto dentro y fuera del ruedo durante los dos pasados siglos y el presente dan muestra de la valía e importancia de muchas a las que a unos días del 8M vale la pena recordar.
Mujeres que revolucionaron esta fiesta como toreras o rejoneadoras propiamente, es importante recordar y celebrar a Nicolasa Escamilla “La Pajuela», las hermanas Palmeño e Ignacia Fernández “La Guerrita” y María Salomé Rodríguez “La Reverte”, María Aguirre “La Charrita Mexicana, Juanita Cruz, Conchita Cintrón “La Diosa Rubia del toreo”, Juanita Aparicio, Patricia MacCormick, Bertha Trujillo “Morenita del Quindío”, Ángela Hernández, María de los Ángeles Hernández Gómez, Raquel Martínez, Maribel Atienzar, María Velásquez “Lola de España”, Cristina Sánchez, Mari Paz Vega, Raquel Sánchez, Marbella Romero, Hilda Tenorio, Lupita López, Milagros Sánchez, Karla de los Ángeles, Paola San Román, Conchi Ríos, Melina Parra, Rocío Morelli, Mari Paz Vega y Cristina Sánchez, Marlene Cabrera, entre otras que además de enfrentar al toro en el coso, sortearon los prejuicios machistas de épocas pasadas que se niegan a morir en pleno siglo XXI.
Del papel de las mujeres como empresarias y ganaderas y su papel en el mundo de la fiesta brava es relevante por la importancia que reviste el ser encargadas de la crianza y formación de los toros de lidia, y aunque siendo minoría en países de amplia tradición taurina como México y España, la paulatina fama y arraigo de las casas ganaderas dirigidas por mujeres van en aumento, además de aquellas mujeres fotógrafas, periodistas, sastres taurinas, artistas plásticas, veterinarias y escritoras reivindican el papel de la mujer que ha tomado, y bien, al toro por los cuernos en el mundo de la tauromaquia.