México se ha unido a favor del Instituto Nacional Electoral (INE). Más de 100 mil personas se reunieron el domingo, en el Zócalo capitalino, para defender el voto ciudadano y la democracia. Jornada cívica que se replicó en más de 100 ciudades del país y el extranjero, donde miles estuvimos sin acarreos, sólo por convicción.
La movilización hizo temblar a quien, desde Palacio Nacional, polariza al pueblo y lo divide entre “fifís” y “pobres”, olvidando que todas y todos somos mexicanos. Que exigimos el respeto a nuestra decisión en las urnas y el cumplimiento de las leyes. Dijimos que estamos cansados de las imposiciones de quienes se creen “caudillos” y terminan siendo “dictadores”.
A las puertas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hicimos un llamado de esperanza a las y los 11 ministros, para decirles que en sus manos está hacer valer la ley y la Constitución. Porque en el Congreso de la Unión las fracciones lambisconas de Morena y sus aliados aplicaron su avasalladora mayoría para aprobar el Plan B, luego de que la oposición combativa echamos para atrás la propuesta presidencial de Reforma Electoral.
Para cumplir el capricho de Andrés Manuel López Obrador los grupos de Morena, PT y PVEM en las Cámaras de Diputados y Senadores pusieron oídos sordos al clamor popular. En cambio, en el PAN, PRD y PRI sí escuchamos a la población que exige defender el sistema democrático de México.
Por eso, interpusimos un recurso de inconstitucionalidad contra las reformas a leyes electorales secundarias que atentan contra el INE. La defensa de la democracia ahora está en manos de la SCJN. Ocho votos son los que se requieren para tumbar el Plan B y consolidar la democracia.
Hago un llamado a las y los ministros para que, en uso de su independencia, de su libertad de expresión, de su compromiso con la democracia y en congruencia con la exigencia ciudadana, declaren la inconstitucionalidad del Plan B y den certeza de que en México sí se cumple la ley, sí existe la división de Poderes y el voto popular sí se respeta.
No queremos volver a tres décadas atrás, cuando había un partido hegemónico, cuando el sufragio se compraba con despensas y programas sociales, como ahora lo hace AMLO, y cuando el sucesor era designado por el Presidente en turno.
Defendemos al INE, porque a él le debemos la alternancia política, elecciones confiables y el cumplimiento de los valores democráticos de equidad, imparcialidad, pluralidad, tolerancia e igualdad.