De un tiempo a la fecha he escuchado mucho las palabras: red de apoyo. Nunca había puesto atención al significado de estas tres palabras juntas, pues no las uso ni como política, médica, profesora, psicóloga o líder social. Sólo las había escuchado en distintos discursos, me las había dicho algún profesional de la salud y hasta amigas queridas que ayudan a otras mujeres. Aun así para mí eran sólo palabras.
Será porque generalmente iba por la vida poniendo más atención a lo negativo que a lo positivo, iba quejándome hasta porque el día tiene 24 horas y no 26 para que me alcanzara el tiempo para responder a mis múltiples ocupaciones; me fijaba más en mis carencias y defectos que en lo que sí tengo y mis talentos, vaya ni siquiera me había caído el 20 del grandioso regalo que me dio la vida al permitirme ser mamá y al mismo tiempo me espantó darme cuenta que fui responsable de preservar la vida de cuatro niños desde antes de su nacimiento y lo sigo siendo del joven Alex, con una hermosa red de apoyo que sigue ahí, al pie del cañón por si lo necesito (familia, amigos y hasta vecinos).
Una tarde, cuando iniciaba primavera, casi por inspiración divina supe el significado de esas palabras como verbo, es decir palabras en acción, cuando me di cuenta que no voy sola por la vida, que tengo buenas amistades que cuando las he necesitado me han dado la mano individualmente o en grupo, supe que una red de apoyo no es otra cosa que un grupo de personas a las que podemos recurrir cuando necesitamos ayuda, consuelo o apoyo emocional.
Casi siempre encontramos ese apoyo en la familia próxima, si es que tenemos la fortuna de tenerla y disfrutar de un estrecho vínculo, pero también encontramos esa ayuda en los amigos y hasta en los compañeros de trabajo. Lamentablemente no siempre se encuentra apoyo donde la lógica apunta y resulta más sano alejarse de la familia, algunos amigos o hasta cambar de empleo.
Hasta aquí encuadra perfectamente la frase red de apoyo en el sentido personal, pero… y a otro nivel, como por ejemplo para una ciudad o estado, ¿cuál o cómo se conforma una red de apoyo?
Hay estados como Zacatecas que si fueran una persona estarían gravemente enfermos, deprimidos y sin esperanza; los medios de comunicación locales, nacionales y hasta internacionales nos ha hecho muy mala fama, que sin minimizar o tratar de negar que pasan hechos delictivos muy graves, la verdad es que el estado no es como lo imagina la gente que no vive aquí.
Una comadre muy querida que vive en Durango me dijo un día que no venía a su tierra porque era muy peligroso; un amigo que vive en el extranjero me dijo que en Facebook ven todo lo que pasa acá, que por eso no vienen, pues tienen miedo de morir entre fuego cruzado; mis parientes que viven en Puebla ni de chiste quieren venir a visitarnos; unos novios de Ciudad de México que conocí hace unos meses cuando planeaban casarse aquí, cambiaron el sitio para su boda y así puedo seguir con una larga lista…
A nivel local he oído y leído noticias de las dificultades que pasan los inversionistas –ya sean locales o foráneos– para mantener una empresa funcionando sin importar su tamaño o su giro… los agremiados a la Cámara Nacional del Comercio de Zacatecas (Canacozac) se quejan de que padecen una agónica sobrevivencia entre los altos costos de las rentas, los impuestos locales y federales, la inseguridad y los efectos negativos que todavía se arrastran por la pandemia de COVID-19 que dañan significativamente el desarrollo económico no sólo de la ciudad capital, sino de todo el estado, pues venden poco o tienen escasa actividad por falta de visitantes y de gente que compre en sus establecimientos.
¿Quién o quiénes deberían ser parte de la red de apoyo para Zacatecas? Lo más lógico es pensar que los propios habitantes de esta entidad, pues somos los principalmente afectados por la escasez de trabajo que hay por las pocas ventas, a pesar de que en sendos comunicados se presuman “cifras halagadoras” respecto a la creación de empleos, la verdad es que de acuerdo al IMSS, Zacatecas está al final del ranking, en el antepenúltimo lugar (de 32) en generación de empleo en mayo.
La solución sería que los propios zacatecanos saliéramos unidos, como una verdadera y efectiva red de apoyo a salvar a nuestro estado. Comprar local, promover lo positivo en lugar de lo negativo, ofrecer ayuda y no fomentar información dañina. Cierto, los hechos violentos no pararán o desaparecerán sólo con ignorarlos, pero tampoco si los engrandecemos en publicaciones que ya se han tornado más sensacionalistas que objetivos, pero al menos no le echamos más leña al incendio que nos consume.
Seamos la red de apoyo que nuestro estado necesita.