¡No a la prohibición, sí a la regularización!

En defensa de nuestras tradiciones que dan identidad y cultura a nuestro país, ayer miles de personas salieron a las calles de la Ciudad de México a manifestarse libremente ante la andanada prohibicionista a la que nos enfrentamos de un tiempo a la fecha y en la que se pretende polarizar a extremos a los sectores de la opinión pública, por un lado, quienes defendemos tradiciones y expresiones de nuestra cultura como es la Fiesta Brava, y por el otro quienes a ultranza quieren prohibir dichas manifestaciones a rajatabla como un criterio que se debe imponer en las mayorías.

La fiesta de los toros ha surgido como tema de discusión política promovida por grupos de interés que se oponen a ella. Algunos por iniciativa propia y otros motivados y financiados desde el extranjero por grupos activistas que, sin embargo, no han logrado frenar expresiones como las que se vivieron ayer en la capital del país, donde miles de ciudadanos y personalidades de la tauromaquia se sumaron a la iniciativa de la Asociación de las Tradiciones Unidas por México, en la que también se dieron cita organizaciones en defensa de las peleas de gallos, caballos y la charrería.

Con la realización de esta tercera marcha, se marca un precedente importante que, en el entendido de una sociedad de respeto, canaliza, orienta y entiende las necesidades de un grupo poblacional que es afecto a este tipo de tradiciones y expresiones culturales que en esta ocasión se unieron en una sola voz por las principales avenidas de la bulliciosa CDMX, para llamar la atención de las autoridades en torno a que el prohibicionismo atenta sobre todo contra las libertades.

Su unieron contingentes importantes de Tijuana, Estado de México, Morelia, Aguascalientes, Tlaxcala, Puebla, Monterrey, Guadalajara, entre otros muchos más para solicitar e invitar a las autoridades a respetar a la fiesta brava, una tradición de cientos de años y que es una fuente de empleo de millones de personas en un país como México, donde lo hemos reiterado en muchos foros y espacios, pues estamos a favor del debate serio, de altura y con respeto, no debemos permitir que, en ejercicio de falso debate y tramposo, conduzca a conclusiones erróneas y que favorezcan una legislación alejada de la objetividad y que con ello se vulnere y de alguna forma les arrebaten sus derechos a las minorías.

La marcha del día de ayer es una muestra de que aún falta mucho tramo por recorrer, pues tal parece que hoy en día absolutamente todo es digno de cuestionamiento, se forman juicios de valor sobre cualquier tema, se amenaza el respeto y la libertad, grupos de interés político y económico cuestionan muchas prácticas culturales, se intenta menoscabar conductas, cultos, roles, y por supuesto nuestras tradiciones, por lo que resulta ofensivo centrar los esfuerzos en prohibir en un país como el nuestro inmerso en problemas graves.

Con consignas como “no a la prohibición, sí a la regularización” y “exigimos respeto para nuestra fuente de trabajo”, criadores de aves de combate, veterinarios y aficionados de la pelea de gallos, a la tauromaquia y a la charrería cimbraron por unas horas las calles de la ciudad en donde México tembló de emoción con este movimiento tan nutrido por la defensa de nuestras tradiciones y cultura para hacer un llamado sobre la agenda legislativa, plagada de problemas de mayor relevancia en los que es importante centrarse, en lugar de estar aferrados en despojar de sus derechos a las minorías.

Finalmente, lo que está en el tapete de la discusión, en este caso concreto es el interés de impedir que aficionados a la más bella de las fiestas, la fiesta de los toros, ejerza un derecho y libertad, así como el extraordinario papel de los profesionales, incluyendo evidentemente a los ganaderos, quienes diariamente ejerzan su labor con el fin de llevar el sustento para mantener de manera honesta a sus familias.