Mitos y realidades de los árboles

Las creencias, mitos, cuentos, decires y los prejuicios son verdades o mentiras a medias que sirven para iniciar, continuar o amenizar la conversación, ya que no tienen fundamentos científicos o técnicos.

En el siglo XXI es necesario quitar estas creencias con la finalidad de conseguir árboles bellos, sanos y longevos por toda nuestra ciudad. Realmente no hay árboles malos, existen árboles plantados en sitios incorrectos y de la especie no apropiada, pero al final somos nosotros los que hacemos que un árbol se vea mal, sea un estorbo, cause problemas o represente un peligro, algunos tienen limitaciones.

Hoy te mencionamos algunos mitos que se formaron alrededor de los árboles.

El árbol aguanta todo

El árbol ha tenido la fortaleza de sobrevivir en el planeta por más de 200 millones de años, adaptarse a los cambios ambientales es una muestra de su sobrevivencia. Sin embargo, el árbol urbano vive prácticamente fuera de su ambiente natural y no resiste siempre los malos tratos que recibe, como la poda de descopado, aceite que arrojan los vehículos, la compactación excesiva del suelo, podas abusivas. Normalmente un árbol reduce su esperanza de vida a medida que se ubica más al centro de la ciudad, sobre todo si no recibe un mantenimiento apropiado.

Toda la gente quiere a los árboles

Así debería ser, pero hay mucha gente que no le gustan algunas especies o simplemente detestan a los árboles, sobre todo en sus propiedades, todavía otros ven a los árboles como mero negocio y no les importa su bienestar, a pesar del gran beneficio que le dan al hombre.

La poda es un gasto innecesario

La poda es una práctica del manejo vegetal y se hace para sanar y rejuvenecer, promover floración, asegurar las ramas, configurar la copa, facilitar cosechas y como arte y estética del paisaje. La poda de árboles urbanos es una combinación de lineamientos científicos y artísticos, es indispensable sobre todo en los árboles jóvenes desde su etapa de vivero y puede reducirse su costo, cuando los árboles han sido desarrollados con podas habituales.

Un árbol sano no tiene infecciones

Un árbol puede parecer sano y aún tener muchas infecciones; éstas son separadas por una barrera comparitimentalizada que aísla y controla su contaminación. Puede tener ramas rotas, raíces muertas, ataques de plagas, pudriciones, etc., y aprende a vivir con ellas por largas temporadas o por el resto de su vida.

Los árboles son peligrosos

Hasta cierto punto, como los seres humanos, los árboles jóvenes son frágiles y ocupan menos espacio, pero a medida que crecen sus partes mueren o engruesan y pueden quebrarse por su peso o ligaduras mal conectadas. Lo mejor es prevenir y plantar el árbol a cierta distancia para minimizar daños con su raíz, ramas o copa.

Los árboles muertos son preferidos por las aves

La falta de follaje facilita el arborizaje de las aves, pero lo mismo ofrece un árbol caducifolio. Las aves toman el sol en las ramas pelonas y se protegen del sol con el follaje, según sea el caso. Sin embargo, por si las dudas, al podar ramas muertas hay que dejar uno o dos para las aves.

La fortaleza de un árbol está en su corazón

Los árboles no tienen corazón, pero el árbol desarrolla madera joven y madera madura, la primera tiene fibras con paredes delgadas y grandes cavidades que se van llenando de extractivos que les dan mayor rigidez al tronco para ir sosteniendo su ramaje a medida que desarrolla, la estructura anatómica y fisiológica del árbol es heredable y su vigor lo determina la combinación de genes parentales. Rellenar las actividades de un árbol viejo le da más resistencia. Los huecos dentro del árbol viejo son parte de su fisionomía de la senectud, aunque peligrosamente lo rigidiza, en ocasiones al tapar las cavidades acelera la pudrición y la muerte del árbol.

Los arboles sanan solos

Los árboles no pueden sanar una herida, por lo que reponen tejido nuevo en otra parte. Se dice que la poda para elevar la copa estimula el crecimiento, lo que pasa es que el árbol repone más arriba el tejido perdido abajo. Los animales sanan porque regeneran tejido nuevo y cierran sus heridas en el sitio de origen. Un árbol aísla su herida o través de un proceso que forma una barrera protectora de células para detener el avance del deterioro. La herida puede estar abierta, pero aislada y no se contamina el tejido vivo.

Si bien algunos árboles generan mitos, sobre si son peligrosos para algún ave, o que tienen una u otra plaga, lo importante es cuidarlos y mantenerlos para tener un mejor planeta.