El acoso sexual se manifiesta en conductas no deseadas, particularmente de naturaleza sexual, las cuales se caracterizan por la intimidación o humillación de las personas acosadas. El acoso es un tipo de violencia que lleva invariablemente a la víctima a presentar consecuencias dañinas en su desarrollo social, psicológico y emocional. El ejemplo más evidente de estas acciones consiste en exigir algún comportamiento no deseado, denigrante y basado en el sexo, a cambio de que la víctima pueda obtener algún privilegio o bien arriesgar el beneficio que ya tiene.
De ahí que el chantaje, la amenaza, son componentes que, de no aceptar la conducta impuesta, implica consecuencias que llevan a la víctima vivir en un ambiente absolutamente negativo. Estas conductas convierten el ambiente laboral en un entorno incómodo, denigrante y humillante para la víctima. Por ello, es importante precisar que, aunque cualquier persona puede ser víctima de acoso sexual, existe una incidencia mayor hacia las mujeres, aunque en el caso masculino no se trata de la forma hegemónica, pero no deja de existir.
El acosador utiliza básicamente tres formas para intimidar a sus víctimas que son físicas, tocamiento, miradas, aproximaciones, golpes, caricias, así como también las verbales que se manifiestan en propuestas, comentarios, chistes, ofensas expresadas literalmente para someter a sus víctimas y no verbales, que son medios de expresión como lo son conductas no deseadas, tales como regalos no bienvenidos, fotos, audios, videos, memes con contenido relacionado al comportamiento sexual.
Las dimensiones del daño producido por el acoso u hostigamiento son muy altos en cualquiera de sus manifestaciones, las cuales son de tipo psicológico, que presentan alteraciones conductuales, como estrés, depresión, enojo, apartamiento social. En el caso físico, las víctimas presentan síntomas que se presentarán en el cuerpo de manera externa, una disminución de la libido, consumo de sustancias adictivas, entre otras. Socialmente, las consecuencias del acoso provocan aislamiento, pérdidas de trabajo, abandono de los estudios, etcétera.
Me refiero a lo anterior en virtud de que es absolutamente necesario informar y dar a conocer esta deleznable conducta que es adoptada por algunos jefes y patrones principalmente. Hace apenas unos días, justamente se hizo público el estado de terror que se vive; hasta ahora no sabemos si con la retirada del titular del C5, Herón Moreno López, estas circunstancias ya no existen, afortunadamente gracias a un grupo de trabajadoras valientes que denunciaron el acoso y hostigamiento sexual y laboral de las que fueron objeto, se logró que fuera separado de su responsabilidad laboral en tanto se realiza la investigación.
Son más de una decena de denuncias por lo que se han abierto dos carpetas de investigación, y no conforme con su inaceptable pueril comportamiento, también se ejercía el nepotismo, al meter a trabajar a su hijo y más familiares creando plazas inexistentes en el organigrama.
La reflexión que nace de estas circunstancias es la siguiente, si el responsable de cuidar a la ciudadanía comete estas fechorías, si el responsable de atender las emergencias del 911 asume el papel de acosador, ¿qué garantía de seguridad puede tener la población?
Qué terrible paradoja representa este pedazo de la historia de Zacatecas y la Nueva Gobernanza, estamos plenamente conscientes de la condición humana, pero por lo mismo se deberá poner extraordinaria atención en los perfiles de quienes asumen este tipo de responsabilidades, se deben revalorar los mecanismos de selección de los aspirantes a ciertos cargos, se deberán revisar con mayor rigurosidad los controles de confianza que se aplican a los aspirantes, porque el compadrazgo y el amiguismo como forma de contratación y el caso de Herón Moreno López, dejan una amarga y terrible experiencia en la administración pública de nuestra entidad.
Ante lo anterior, exigimos se realice una investigación seria y profesional hasta sus últimas consecuencias, reintegrar en su trabajo a las personas que por no aceptar las proposiciones de los acosadores fueron cesadas, vigilar y garantizar los derechos laborales de quienes permanecen en esa área.
Además, solicitar de manera formal se investigue por esta misma razón a todos los mandos de todas las corporaciones con el objeto de erradicar estas conductas tan nocivas para las mujeres trabajadoras en este tipo de instituciones que presumiblemente están para garantizar la seguridad y aplicar con todo rigor lo establecido en el Código Penal para el Estado de Zacatecas, en su artículo 233 Ter.