Sin lugar a dudas una de las tradiciones más populares y representativas de México es el “Día de los Muertos”, que en el año 2008 fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.
Esta celebración está vinculada con las celebraciones católicas del Día Todos los Santos que se lleva a cabo el 1 de noviembre y el 2 de noviembre el Día de los Fieles Difuntos. En estas fechas se fabrican altares y se visitan los cementerios para honrar a los familiares difuntos.
Algunos lugares destacados durante en esta festividad en México son: Janitzio, Pátzcuaro y Tzintzuntzan en Michoacán; Xochimilco en la Ciudad de México; Cuetzalan, Chignahuapan, Atlixco y Cholula en Puebla; Oaxaca, y Tlaxcala.
Altares y Símbolos del Día de Muertos
En México se acostumbra honrar a los seres queridos fallecidos colocando altares de dos, tres y hasta siete niveles. Los niveles representan los pasos para llegar al descanso eterno. Cuando el altar es de tres niveles muestran el cielo, la tierra y el inframundo. Los altares se colocan desde el 27 de octubre y suele retirarse el 3 de noviembre.
El primer nivel representa la tierra y se coloca una cruz hecha de sal (que representa la purificación), de ceniza (para que el alma del difunto pueda expiar sus culpas pendientes) o de pétalos de flores.
En el segundo nivel se coloca un vaso lleno de agua para calmar la sed de las almas después de un largo camino, además de significar pureza y en el tercer nivel se colocan alimentos como el pan de muerto que hace alusión a la eucaristía, tamales, mole, fruta y otros platillos favoritos del difunto en su vida terrenal.
Cuando el altar es de siete niveles, en el primer nivel la tierra se representa por medio de semillas, frutos o especias, el segundo nivel se deja vacío; el tercer nivel lleva sal para purificar a los espíritus.
El cuarto nivel se adorna con papel picado, de preferencia en colores amarillo y morado que significan pureza y duelo y es una representación del aire, aunque muchos altares llevan papel picado en todos los niveles. Algunos altares incluyen un petate o mantel blanco para que descansen los difuntos y para colocar otros elementos, como las calaveritas de azúcar con el nombre de los difuntos a quienes se dedica el altar. En este nivel se incluye el pan de muerto que para la Iglesia representa el cuerpo de Cristo.
En el quinto nivel se colocan las flores que dan colorido a los altares, las tradicionales son: cempasúchil (cempohualxochitl en la lengua náhuatl) hay de color amarillo y naranja intenso, cresta de gallo o mano de león (cuapelechxochitl en la lengua náhuatl, de cuapelechin que significa gallo y Xóchitl, flor) esta es una flor aterciopelada color rojo que simboliza el corazón y la sangre. También la flor de magnolia o flor de elote (eloxóchitl en lengua náhuatl).
En los altares para niños se utilizan flores de alhelí o nube que representan la inocencia, pureza y amor eterno. También en este nivel se ponen los alimentos favoritos de los muertos a quienes se les dedica la ofrenda. En los altares dedicados a los niños se pone la imagen de un perro prehispánico o izcuintle que les ayuda a cruzar el camino para llegar al inframundo o lugar del descanso eterno (mictlan en la lengua náhuatl).
En el sexto nivel se coloca incienso o copal para purificar el ambiente, limpiar el lugar de los malos espíritus y elevar las oraciones y alabanzas al cielo.
En la parte superior del altar (séptimo nivel), se colocan las fotografías de las personas fallecidas que simboliza la espera de su visita y, una imagen religiosa, como la Virgen María o algún santo, para simbolizar la protección divina y la bendición de los muertos.
La cúspide del altar se adorna con un arco de flores que simboliza la entrada al mundo de los muertos, así como 4 velas o cirios para representar una cruz y los puntos cardinales que simbolizan la guía para que los muertos encuentren el regreso a su antiguo hogar.
La Leyenda y Canción de La Llorona
Una leyenda relacionada con la muerte es “La Llorona” de la cual existen diversas versiones, según la leyenda prehispánica, poco antes de la llegada de los españoles, Chocacíhuatl o Chantequitl (La Llorona), emergió del Lago de Texcoco para alertar a su pueblo sobre la llegada de los españoles y la caída del imperio de México-Tenochtitlán.
Otra versión hace referencia a una mujer indígena que se enamoró y tuvo un romance con un caballero español. Como fruto de su relación nacieron tres niños, a quienes la madre amaba y protegía.
Tiempo después el hombre abandonó a la joven y se casó con una dama española de alta sociedad. Rechazada por la persona que amaba, la joven se volvió loca y asesinó a sus hijos; algunas versiones señalan que los ahogó en el río, mientras que otras afirman que los apuñaló. Luego se suicidó.
Desde ese día, la mujer deambula por el lago donde se quitó la vida, sin la oportunidad de encontrar paz por su crimen cometido. Los historiadores han señalado que esta segunda versión de «La Llorona», está vinculada a «La Malinche», quien fue amante de Hernán Cortés y dio a luz un niño mestizo.
Se dice que, a raíz de esa leyenda, nació la canción de “La Llorona”, muy famosa en México, aunque existen varias versiones, el poeta oaxaqueño Andrés Henestrosa fue uno de los primeros en publicar algunas coplas de esa canción cuya interpretación más popular es la de Chabela Vargas, que la proyectó a nivel internacional. Esta canción también ha sido interpretada por: Lola Beltrán, Lucha Villa, Oscar Chávez, Lila Downs y Ángela Aguilar, entre otros.
Aquí pueden escuchar la versión de La Llorona interpretada por Chabela Vargas:
Interpretación en la lengua náhuatl:
Bastante interesante, sustancioso y didáctico lo que nos ayuda a entender esta gran tradición mexicana y símbolo de unión familiar ya que es uno de los momentos de reunión familiar más simbólicos durante el año
Gracias