Hace unos días platicaba con grandes amistades de toda la vida sobre mil cosas que parecen no tener importancia, entre las que de pronto se asomó alguna que merece un extenso análisis de las mejores economistas del mundo: las amas de casa.
Y, como amas de casa, platicamos de lo que ganamos y lo que gastamos. Las comparativas que se hacían en torno a los precios de los productos básicos y los salarios son realmente deprimentes, contrastan con las afirmaciones de los gobernantes que se jactan en afirmar que “primero los pobres” y presumen de los grandes alcances de sus “novedosos” programas sociales, aunque hay una verdad inocultable, no hay salario que alcance, lo que hace que cada vez haya más pobres.
El tema vino porque una de ellas dijo muy angustiada que con todos los movimientos económicos que ha habido los últimos años a nivel nacional y sobre todo a nivel estatal (despidos, aumento a los precios, salarios bajos), ya no le alcanza el salario que gana en un hospital –no diré detalles para no exponer a nadie–, entre los impuestos, el pago por la seguridad social, el descuento por su casa y las cuotas sindicales, lo que le queda no es suficiente para sostener su casa y a su hijo.
Entre broma y broma le dijimos las demás que saliera a vender dulces o medias… ella, inocente, dijo que el comercio no era lo suyo, que sí lo consideró hace unas semanas, pero desistió de su idea porque para empezar, dijo, “no hallé ni qué vender, porque como está la situación de difícil para todos, entre mis conocidos ya venden de todo, desde tamales, tostadas, ropa nueva y usada, gelatinas, zapatos por catálogo… que ya no le dejan a uno de dónde escoger para poner negocio”.
Decidió buscarse un segundo empleo, pero no le ha sido fácil. Nos contó que todos los que ha visto en internet son para ventas, de tiempo completo y con salarios realmente insultantes que oscilan de entre 4 mil y pico al mes hasta 8 mil el mejor pagado. Además, el panorama se estrecha más, lamentó, por la edad, ella ya raya en los 50.
Sólo con dos trabajos reuniría el suficiente dinero para atender lo mínimo necesario de su casa: servicios, gas, internet que ya no es un lujo sino una necesidad, gasolina y alimentos y entre broma y broma dijo que también para pagar los abonos de sus deudas, pues con lo que gana no le alcanza para vestir, calzar y pagar los estudios de su hijo.
“Ay amigas, no es queja, pero yo no sé a dónde vamos a dar… la verdad es que de pronto me echo droguillas porque si me espero al chas chas, nunca me haría de nada”.
Sin temor a equivocarme la situación de mi amiga es la misma de no pocos zacatecanos. Curiosa, como siempre, llegué a casa y me puse a buscar empleos en Zacatecas considerando a la mayoría de la población, es decir, de acuerdo con el INEGI, más de la mitad de la población en Zacatecas carece de estudios universitarios porque desertó de secundaria.
Vacantes hay muchas según las plataformas y confirmé lo que dijo mi amiga, la mayoría son en ventas (empleados de mostrador, vendedor de seguros, ejecutivos de ventas…) con salarios realmente bajos, hallé algunos de 3 mil al mes, con el incentivo de “más propinas”, creo que los empleadores dejan demasiada responsabilidad al consumidor al esperar que sea este quien complete el salario de sus empleados, pero ese es tema de otro debate.
Entre las muchas plazas que se ofrecen están las vacantes de “operarios” en las maquiladoras, cuyo sueldo apenas rebasa los 6 mil pesos al mes. Obvio, existen también los apartados para los profesionistas, pero me fui de espaldas cuando vi que a un médico general le ofrecen un salario neto de 12 mil pesos al mes.
Y luego la lista de requerimientos que deben satisfacer los postulantes no siempre es alcanzable; invariablemente piden experiencia, bueno hasta para ser chofer exigen experiencia de uno a dos años.
La edad es otro “obstáculo” que hay que sortear, siempre se busca gente de menos de 40, hay sus respetables excepciones, pero no he visto ninguno que diga que no importa la edad y eso me remonta al caso de otro buen amigo excelente mecanógrafo o capturista de datos porque escribe con una velocidad impresionante, tiene muy buena ortografía y sabe usar perfecto los puntos, las comas y el punto y coma… la puntuación pues, pero, aunque le hicieron una prueba que pasó sin problema, lo “hicieron a un lado” porque tiene 70 años y porque al patrón le gustó más para el puesto una jovencita aunque no sabía ni encender la computadora…
Mi amigo, más que desanimado se sintió humillado, viejo e inútil, más cuando ni de “cerillito” le permitieron ganarse la vida en ese lugar, aunque es un hombre con mucha pila.
En fin, mi amiga está decidida a encontrar un trabajo extra que le permita olvidarse un poco del estrés financiero que padece desde hace meses, aunque eso le traerá otro estrés, dejar solo a su muchachito que estudia secundaria, pero esa es otra historia…