Desde julio-agosto de este año –no preciso el mes– escuché un comentario que se me hizo muy lejano a mi realidad y no le di importancia. “No están haciendo ultrasonidos en el Seguro, que hasta el año que entra harán”, dijo una mujer a otra en la sala de espera de esa institución de salud.
Una le comentaba a la otra que tendría que hacerse el estudio en un gabinete particular porque le urgía, aunque eso significara que dejaría de lado otras prioridades, pues “la salud es primero”, dijo.
Hace un mes, la hija de mi vecina también pasó por el mismo inconveniente, debían descartar alguna anormalidad en la vesícula biliar con un ultrasonido, estaba viendo dónde hacérselo fuera del IMSS cuando, a los tres días, entró de emergencia a quirófano.
En septiembre fui a mi consulta mensual de control. Para descartar una neuropatía diabética me mandaron hacer una serie de estudios, entre ellos un ultrasonido, con el comentario de advertencia de la médica: “a ver si logra que se lo hagan. Por comentarios de los pacientes sé que no los están haciendo, hasta el año que entra”.
Con la orden de análisis de laboratorio y la del ultrasonido, también venía una densitometría (para medir el calcio de los huesos, tengo entendido), pero de esa me advirtió claramente que no lo hacían en el IMSS, sin embargo, me dijo, “a ver si pega”.
Escribo mi experiencia porque es de primera mano, nadie me lo contó, no lo imaginé y sí ha sido un gran inconveniente que contrasta con las afirmaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, que no sé si por desconocimiento, porque está mal informado o asesorado, porque es la realidad que existe en su mente o por todas las opciones anteriores juntas, es que se empeña en afirmar que en materia de salud pública estamos muy bien.
La última osadía que se atrevió a decir en la mañanera de este martes es que todo el sector salud está trabajando para que el de México sea ¡el mejor sistema de salud del mundo! No causaría tanta mofa si hubiera siquiera una pequeña señal de que así es, pero no, en la realidad de millones de asalariados mexicanos, vamos como el cangrejo, caminando para atrás.
La realidad en la que vive el presidente AMLO y la realidad que vivimos millones de mexicanos contrastan dramáticamente en muchos puntos, tantos como podríamos imaginar.
En la mañanera sin ningún pudor afirmó: “Ya hice el compromiso: en marzo tenemos resuelto el problema de la salud pública, vamos a tener funcionando el mejor sistema de salud en el mundo, aunque se burlen mis adversarios, los conservadores y sus voceros, es un compromiso. Toda la Secretaría de Salud, todo el sector estamos trabajando en eso para que la salud no sea un privilegio, sino un derecho del pueblo y gratuito.
“El que se enferma sepa que va tener una cama, va a tener médicos, un especialista, le van hacer los estudios, lo van a curar y no va a necesitar hipotecar su casa ni andar pidiendo apoyos o préstamos para curarse. Ese es el ideal, que vamos a convertir en realidad”, dijo.
La verdad necesito que alguien me explique ¿cómo lo hará? ¿Cómo será esa tan cacareada transición? Es que por más que le busco no le encuentro lógica cuando en los hospitales públicos los servicios son cada vez más limitados; años atrás la queja generalizada era por las citas tan espaciadas que había entre cita y cita, sobre todo a nivel de especialidades, pero ahora a eso se suma que no hay insumos ni personal suficiente ni la infraestructura necesaria.
Por comentarios de médicos que trabajan en los hospitales generales, me he enterado que con la desaparición del Seguro Popular lo único que no se cobra al paciente es la hospitalización, pero sí los medicamentos que requiere y hasta las agujas que se necesitan para una inyección o catéteres para canalizar los sueros.
En el IMSS, que te midan la glucosa con un piquete en el dedo es cosa del pasado, ni para tiras reactivas tienen, los médicos trabajan con lo que pueden y como pueden y a las parturientas que antaño cuidaban de que no comieran cualquier cosa luego de dar a luz, las alimentan con todo tipo de comida con pocos o ni un nutriente, pues en cuanto les asignan cama, le piden a los familiares que les lleven de comer lo que encuentren cerca del hospital (y así vemos que llegan los familiares con galletas, gelatinas, jugos o yogures, con una gran carga de azúcares y conservadores)…
Contraria a toda la verborrea matutina, de que este gobierno es de y para los mexicanos, el Presidente no creyó en los miles de médicos mexicanos que hay a lo largo y ancho del país y trajo galenos de Cuba. ¿Yyyy? Qué bueno que tendió la mano al prójimo, pero el buen juez empieza por su casa.
Es noviembre y no hay esperanza de que en el IMSS mi orden médica para el ultrasonido avance del cajón donde la guardaron junto con otras decenas, tal vez centenas de órdenes… no guardo esperanza, ya lo obtuve por otras vías.