Diferentes factores como la deforestación, el sobrepastoreo o la mala gestión de residuos causan una reducción en la fertilidad del suelo, asociada con disminución de la cantidad de materia orgánica o un deterioro en la calidad de esta.
Los suelos del mundo se están deteriorando rápidamente debido a la erosión, el agotamiento de los nutrientes, la pérdida de carbono orgánico, el sellado del suelo y otras amenazas, pero esta tendencia puede revertirse siempre que los países tomen la iniciativa en la promoción de prácticas de manejo sostenible y el uso de tecnologías apropiadas, según los informes de la ONU.
Los suelos son de vital importancia para la producción de cultivos nutritivos que filtran y limpian decenas de miles de litros de agua cada año. Como importante almacén de carbono, los suelos también ayudan a regular las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, siendo por lo tanto fundamentales para la regulación del clima.
Sin embargo, los diferentes estudios realizados concluyen que los suelos se encuentran en condición mala o muy mala y que están empeorando en vez de mejorar. En particular, el 33% de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos.
La degradación química afecta a todo México y genera la mayor pérdida de la fertilidad sobre todo en Yucatán, Tlaxcala, Chiapas, Morelos, Tabasco y Veracruz. Guerrero es el estado más afectado por la erosión hídrica. Chihuahua, Tlaxcala, Nuevo León, Durango, Coahuila y Puebla, por erosión eólica y Tabasco, por la degradación física. Por mencionar algunos ejemplos.
Falta mucho para detener el avance del deterioro del suelo nacional y revertir los efectos de actividades como la agricultura y ganadería intensivas sobre el suelo, debido a que el deterioro del suelo como recurso no renovable se debe a las actividades agrícolas y pecuarias con la generación del 35% de afectación, otro 2.5% de la afectación se debe a la urbanización, a la sobreexplotación de la vegetación y a las actividades industriales.
También puede ser por la concentración y efectos adversos de algunas sustancias procedentes de tiraderos a cielo abierto, derrames, residuos industriales, deposición de compuestos acidificantes o materiales pesados y de fertilizantes químicos.
Algunas soluciones que se han propuesto para atender estos problemas, van desde cambios jurídicos, particularmente de algunos subsidios a determinados cultivos y prácticas, que son los que han afectado el suelo, en ocasiones también incluye a la discontinuidad en las políticas públicas del sector y la separación entre los programas y las acciones ejecutas por las distintas dependencias, que pareciera que a veces se contraponen.
Para entender estos conceptos, debemos comprender que existen diferentes tipos de erosión del suelo:
Erosión hídrica. Consiste en la remoción laminar o en masa de los materiales del suelo, debido a la acción del agua de lluvia, y que genera la disminución de la tasa de infiltración y retención del agua. Uno de los estados que sufre este tipo de erosión es Guerrero.
Erosión eólica. Se presenta cuando el viento se convierte en el principal agente erosivo, y es que daña los suelos por la falta de cubierta vegetal que lo proteja. Los estados más perjudicados por este tipo de erosión son Chihuahua, Tlaxcala, Nuevo León, Durango, Coahuila y Puebla.
Degradación Química. Está relacionada con la presencia de actividades agrícolas, ya que involucran procesos que conducen a la disminución o eliminación de la productividad biológica del suelo o la disminución de la fertilidad. Esta degradación de suelo es la que se encuentra presente en todo el país y que la mayor pérdida de la fertilidad actual se debe a ésta. Más de la mitad de los suelos de Yucatán presenta esta característica y casi la tercera parte de Tlaxcala, Chiapas, Morelos, Tabasco y Veracruz.
La degradación física. Se refiere a un cambio en la estructura del suelo cuya manifestación más notable es la pérdida o disminución de su capacidad para absorber y almacenar agua. Este tipo de degradación provoca que la recuperación de los suelos sea casi imposible y trae como resultado la pérdida de productividad de los terrenos. El estado más afectado es Tabasco.
La solución propuesta se centra en el manejo sostenible del suelo y requiere la elevada participación de las partes interesadas, que van desde los gobiernos a los pequeños agricultores.