El llamado monrealazo hoy difícilmente se puede comparar con lo que ha provocado el obradorismo. Porque mientras éste puede trascender más allá de Andrés Manuel López Obrador, el monrealismo se extinguiría sin Ricardo Monreal.
Pero con aquella nostalgia de tiempos que ya fueron, el senador Ricardo Monreal participó en el proceso interno de MORENA con la convicción de convertirse en la «corcholata» presidencial.
Tras la puesta en escena de lo que denominaron «coordinación de los comités de defensa de la Cuarta Transformación» (que no fue otra cosa que una pre, pre, pre, precampaña), y una vez declarada como ganadora a Claudia Sheinbaum, el de Puebla del Palmar temporalmente fue reducido en la escena nacional.
En aras de conservar la cacareada unidad (palabra clave en el eslogan de la gira de Sheinbaum Pardo una vez designada coordinadora de los comités de defensa de la 4T: «la esperanza nos une»), la hoy precandidata única a la Presidencia por la coalición «Sigamos robando más» (o algo así) ha tenido que ceder posiciones en este proceso electoral no sólo a quienes también buscaron la precandidatura presidencial, sino también a los aliados de la coalición que durante el sexenio de López Obrador fueron ninguneados.
Así que en esa lista, además de Ricardo Monreal, figuraban Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Manuel Velasco y Gerardo Fernández Noroña, cada uno con sus demandas para este proceso.
A ello agréguele que cada uno de los 23 gobernadores de la coalición llegaron al proceso interno de MORENA con su cartita de peticiones para el reparto de posiciones, y entenderemos la dificultad de que las dichosas encuestas avalaran todas las designaciones dadas a conocer hasta esta fecha.
En el caso de las fórmulas al Senado (las primeras en darse a conocer en su totalidad), no es gratuito que Zacatecas quedara relegado al último anuncio del Comité Nacional, y no atiende a un orden alfabético que así lo justificara.
Ciertamente, la fórmula de Soledad Luévano y Saúl Monreal no encabezaba las preferencias en Zacatecas (si nos ceñimos estrictamente a un proceso interno regido por encuestas), y la propuesta (que lleva el sello de Ricardo Monreal) difería de la que hiciera hasta el último minuto el gobernador (eso dice él) David Monreal: la exdelegada de Programas para el Desarrollo, Verónica Díaz Robles, que en cinco años en el cargo y con un presupuesto superior a los 10 mil millones de pesos en Programas para el Bienestar no pudo construir una candidatura sólida.
Apenas unos días después de anunciada la fórmula al Senado por Zacatecas, el dirigente nacional de MORENA, Mario Delgado, dio a conocer la postulación de Caty Monreal para la alcaldía Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.
Y su designación no debió ser fácil, pues entre los aspirantes figuraba Dolores Padierna, otrora candidata a la misma alcaldía en el proceso electoral 2021 en el que perdió frente a Sandra Cuevas, de quien se han señalado diversos vínculos con Ricardo Monreal.
Sobra decir que, hasta el momento, el de Puebla del Palmar se ha salido con la suya en las designaciones del proceso interno de MORENA, incluyendo su regreso a la coordinación de senadores de MORENA en la Cámara Alta, en el preámbulo de la discusión del paquete de reformas constitucionales remitido por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Pensar que la aprobación de dicho paquete de reformas es el precio que tendrá que pagar Ricardo Monreal por sus propuestas para las designaciones en este proceso electoral es quedarse corto, pues de antemano se sabe que no todas prosperarán.
Y no pasa desapercibido que estas designaciones con el sello de la marca se dan en medio de un ríspido y violento ambiente en el municipio de Fresnillo, que ya ha cobrado la vida de al menos cinco personas cercanas a los Monreal Ávila en ataques «directos» de la delincuencia inteligente y bien organizada (David Monreal dixit).
El verdadero precio que tendrá que pagar el senador zacatecano ya se verá en próximas fechas, y no se descarta que el costo real sea la extinción del monrealismo, aunque eso implique perder en las urnas. ¿MORENA gana más perdiendo?, ¿o más bien Claudia Sheinbaum?
En medio de todo esto, el caso de la senadora Soledad Luévano es digno de análisis. Quien hoy encabeza la fórmula al Senado por la colaición MORENA-PT-PVEM no se ha distinguido por su productividad en los diferentes cargos públicos que ha ocupado.
En su actual gestión, escasas han sido sus iniciativas (y la mayoría se trata de suscripción a otras iniciativas de su bancada), y tampoco sobresale por sus contadas intervenciones en tribuna (a diferencia de su homóloga de coalición Gevoanna Bañuelos, o de la oposición, Claudia Anaya).
Luévano Cantú tampoco se caracteriza por recorrer el territorio zacatecano. Por el contrario, es sabido que ni siquiera ofrece un saludo de cortesía a sus vecinos. Y de contar con una estructura en el estado de Zacatecas, ni hablar.
De hecho fue partícipe de la debacle del Issstezac cuando fue Jefa de Prestaciones y hasta ameritó varios llamados de atención del entonces gobernador Ricardo Monreal por ausentarse de sus funciones en horario laboral.
Tampoco se le conocen gestiones extraordinarias en favor de Zacatecas (ni presupuestales, ni de proyectos). Más bien ha trascendido por sus declaraciones, especialmente a través de sus redes sociales (su plataforma favorita para hacer como que hace).
Se le recuerda por haber sido uno de los tres legisladores que en su momento votaron en contra del refinanciamiento de la deuda pública de Zacatecas en diciembre de 2015 y por el frente abierto contra el exgobernador Miguel Alonso Reyes, contra quien ha interpuesto diversas denuncias sin que alguna haya prosperado hasta el momento.
Cómo olvidar la rosa de la esperanza plantada en la Alameda «Trinidad García de la Cadena» en la elección extraordinaria en la que perdió el Ayuntamiento de Zacatecas frente a Judit Guerrero.
Y, sin embargo, estos negativos no han mermado su grado de aceptación entre los zacatecanos, pues por increíble que parezca, ella sí encabeza las preferencias por la coalición «Sigamos robando más» (o algo así), aunque le pese a la secta que controla el Comité Estatal de MORENA.
Será que a los zacatecanos nos gusta la mala vida…
Que no era boquete
El pasado 7 de febrero, en este espacio nos referimos a un presunto boquete de unos 147 millones de pesos, producto de la discrepancia entre los informes financieros de la Secretaría de Finanzas (SEFIN) y del Poder Legislativo.
Dicho monto, en teoría, corresponde al presupuesto asignado a la Auditoría Superior del Estado (ASE) que encabeza (casi de forma vitalicia) el auditor Raúl Brito Berumen. Pero decimos en teoría porque sus informes financieros tampoo cuadran.
Más allá de que el ente fiscalizador es de los menos transparentes en su información financiera (pues no utiliza los formatos homologados con el desglose por objeto del gasto, capítulo y partida), reporta un presupuesto modificado por un total de 152 millones 349 mil 945.11 pesos; es decir, unos 5 millones 167 mil 442 pesos más que lo reportado por la SEFIN.
Y eso no es lo mejor, pues en el cuarto trimestre de 2023 la ASE habría recibido una ampliación presupuestal de 10 millones 91 mil 468.39 pesos (69.71% del total de ampliaciones presupuestales recibidas durante el año), precisamente en el periodo en el que se dictaminan las Cuentas Públicas. ¿Casualidades?