Históricamente, la innovación ha permitido a la humanidad enfrentar los desafíos del entorno, como primera necesidad solucionar las necesidades de la vida cotidiana, como transportarse más rápido, aumentar la producción en el campo, traer agua para el consumo desde grandes distancias, entre otras.
Desde la Revolución Industrial, el proceso innovador se ha acelerado en todos los ámbitos de la vida humana, mejorando las condiciones de vida de una gran parte de la humanidad. Hace tiempo, pensar en videollamadas, robots inteligentes, de limpieza o el acceso a libros en una plataforma digital, eran sueños o algo que sólo lo podías ver en películas que planteaban un sueño o algo que podría ser a largo plazo.
Sin embargo, este proceso ha traído consigo un grave deterioro de nuestro planeta. Cada año se contaminan mares, ríos, aire y tierra con grandes cantidades de desechos de todo tipo y vemos ecosistemas completamente destruidos por el interés económico de ciertos grupos. Algunos expertos mencionan que esta contaminación era el costo del progreso.
Se ha llegado al punto en que nuestra propia subsistencia como especie se cuestiona debido a los efectos de la contaminación sobre la salud humana, ante un cambio climático más agresivo, pareciera que ya no hay vuelta atrás, pues dependemos del plástico, gasolinas, extracción de los recursos no renovables y químicos altamente tóxicos para mantener nuestro estilo de vida.
La innovación, como proceso que modifica y mejora lo ya existente, debe ayudarnos a cambiar este paradigma de producción – consumo que amenaza al medio ambiente. Se han aplicado o propuesto alternativas que van desde el uso de autos impulsados con energía renovable, el regreso a un estilo de vida minimalista o el decrecimiento de la economía. Algunas parecen fáciles de aplicar, pero otras significan un desafío a cerca de 200 años de historia en el desarrollo económico en todos los niveles.
Sin embargo, no tenemos opción y tendremos que encontrar nuevos modelos de subsistencia que frenen el deterioro del planeta y nos permitan recuperar el ecosistema que heredamos de nuestros antepasados. La pandemia del COVID nos dio la lección de que debemos aprender a solucionar problemas de manera apremiante en tiempo récord, como fue la elaboración de la vacuna.
Parece complicado saber dónde empezar, sobre todo porque el planeta tiene pasivos ambientales que históricamente existen, entonces se requiere un esfuerzo global y constante que se traduzca en resultados, pero como siempre insisto: es necesario iniciar desde nuestra trinchera, actuando de manera local podemos llegar más lejos.
En reciente plática con jóvenes, el embajador de Suiza en México y el representante del sector minero mencionaron que la innovación y sustentabilidad van de la mano de proyectos productivos, aplicando una economía circular, donde todo se pueda aprovechar, desde la parte política, educativa, económica y sustentable.
La idea de desarrollo sustentable va de la mano de las nuevas tecnologías. Se mencionó que en Chile se está desarrollando una tecnología donde los jales de minas se están reutilizando para la construcción de cemento, así como la rehabilitación de un lago en Suiza por medio de proyectos económicos y sustentables, la aplicación d energías alternas y sustentables son parte de las agendas de cada país y toman vital importancia en el desarrollo económico.
Es momento de tomar acciones más drásticas para lograr mantener las condiciones que nos permitan proyectarnos en un futuro como una humanidad sostenible, que va de la mano de una innovación que solucione los problemas ambientales, frene la contaminación existente y al mismo tiempo nos ayude a desarrollar sin contaminar.