Por tercera ocasión la Marea Rosa demostró el poder ciudadano. El domingo 18 de febrero llevamos a cabo la Marcha por la Democracia, en la que participamos más de 700 mil personas, que nos reunimos en el zócalo de la capital del país y en las plazas públicas de 110 ciudades, para gritar fuerte y claro que queremos “voto libre” y que “nuestra democracia no se toca”.
Con esta movilización libre y pacífica, otra vez, le dijimos al Presidente Andrés Manuel López Obrador que el pueblo no está dispuesto a dejar que manosee nuestra Constitución, que no permitiremos la desaparición de órganos autónomos, que no dejaremos que debilite al Poder Judicial y que defenderemos el sistema democrático que durante 40 años hemos construido.
Estas manifestaciones son un termómetro del descontento y rechazo a las actitudes autoritarias del actual gobierno federal y estatales de MORENA. Su valor y significado está en la convicción individual para responder colectivamente a la convocatoria hecha desde la propia sociedad organizada.
No hay acarreos. No hay compra de voluntades. No hay coacción. No hay recursos económicos. No hay intromisión de los partidos políticos. Es la libre voluntad de cada persona para sumarse a esta acción social.
Coincido con el análisis del exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, único orador en la marcha, quien alertó sobre los riesgos que enfrenta la democracia mexicana por los intentos de desmantelar al INE para convertirlo en un órgano que responda al gobierno en turno, tal como lo pretende López Obrador con las reformas electorales de los planes A y B.
Córdova “pintó de cuerpo entero” a AMLO cuando se refirió a la deslealtad de aquellos que violan normas democráticas cuando están en el poder, las mismas que les llevaron a dónde están. Y denunció los riesgos de modificar la Constitución para limitar las libertades y derechos de las y los ciudadanos. Esas que la deformación de cuarta hoy pretende arrebatarnos.
Cierto es que México enfrenta graves problemas: pobreza, desigualdad, corrupción, impunidad, violencia e inseguridad. Pero no es destrozando las instituciones, nuestra norma jurídica ni desviando recursos públicos como se resolverán. Las luchas sociales exitosas están en el terreno de la democracia.
Retomo las palabras de Córdova: “Democracia, no son sólo elecciones libres. Significa también que tengamos la posibilidad de acudir ante un juez cuando el gobierno nos persigue injustamente; que un periodista pueda publicar una investigación sobre la corrupción; que los ciudadanos podamos contar con información sobre cómo el gobierno gasta el dinero público; cuáles son las decisiones que están detrás de una obra de infraestructura, o de la política de salud; y también que la Suprema Corte anule una ley que va en contra de la Constitución”.
Quiero recordar que la movilización de la Marea Rosa la iniciamos el 13 de noviembre del 2022, cuando más de 1 millón de personas tomamos por primera vez las plazas públicas de más de 60 ciudades. Repetimos la hazaña el 26 de febrero del 2023, cuando superamos el 1.5 millones de participantes en más de 100 localidades. Y el domingo, a casi 100 días de la mayor elección, volvimos a gritar que el INE y el voto no se tocan.
Desde el Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional (GPPAN) vamos a fortalecer la democracia y lo haremos a base de esfuerzo, propuestas, diálogo y mucha convicción.