En México hemos vivido casi seis años de polarización y división constante promovida desde la Presidencia de la República, por el propio Andrés Manuel López Obrador.
El ocaso de este sangriento sexenio nos muestra, por fin, la luz al final del túnel.
Una luz que nos da esperanza de cambio, de un futuro mejor, de una pacificación del país, de una nueva forma de gobernar: sin corrupción, sin desviación de recursos públicos, sin engaños, sin caprichos, sin compadrazgos, sin sobres amarillos y sin dominio del crimen. En cambio, sí, con justicia social, con humanismo, con propuestas, con unidad, con lealtad, con democracia y con transparencia.
Ese nuevo rumbo lo definirá la ciudadanía, marcando una gran X en las urnas, durante la elección más grande de la historia de México, el 2 de junio.
La posibilidad real de que el electorado dé un viraje contundente hace temblar al oficialismo, especialmente a López Obrador, que quiere mantenerse como dictador.
En su intento de posicionar a su desgastada “corcholata”, y como buen titiritero que es, AMLO hace un último acto circense para engañar al pueblo, presentando un paquete de iniciativas con las que hundirá social y económicamente al país.
Se trata de 20 propuestas que presentó ante la Cámara de Diputados, de las cuales 18 son reformas constitucionales, con las que impulsa la militarización del país, el debilitamiento del Poder Judicial, la desaparición de los órganos autónomos contrapeso del presidencialismo, elimina la transparencia y rendición de cuentas de los gobiernos; y eterniza el sometimiento del pueblo a través de los programas sociales electoreros.
Mientras las y los Diputados de los 7 grupos parlamentarios iniciamos el análisis del paquete de reformas, López Obrador desde Las Mañaneras refuerza su línea discursiva de polarización. Su intención es sembrar por adelantado el odio y la inconformidad ciudadana respecto a la reflexión que como oposición haremos desde el PAN, PRI, PRD y MC; frente al voto irreflexivo de apoyo que exige al oficialismo de Morena, PVEM y PT.
Desde aquí le adelanto a la población que en la bancada del PAN somos una oposición consciente y, por ello, analizaremos las propuestas, dando un rotundo no, a las que traten de destruir los sistemas democrático, electoral y de justicia; abonaremos a las que se puedan mejorar y diremos sí, a las que beneficien al pueblo.
Las y los representantes populares panistas, en correspondencia, exigimos que el oficialismo en la Cámara de Diputados analice todas las iniciativas que están en “el sueño legislativo” y que de haberse convertido en leyes mejorarían la calidad de vida de la gente.
En congruencia con nuestro posicionamiento de construir en las coincidencias y defender las causas de la gente, quiero recordar que fuimos el Grupo Parlamentario del PAN (GPPAN) quienes propusimos implementar un seguro de desempleo; exigimos el regreso del Seguro Popular; pugnamos por el retorno de las estancias infantiles; y demandamos el cambio en la estrategia de seguridad, porque merecemos vivir sin miedo… y también las y los mexicanos merecemos que el oficialismo acceda a reflexionar sobre la importancia de implementar nuestras propuestas.