El domingo 2 de junio en México vivimos una elección de Estado, caracterizada por el uso clientelar de programas sociales, utilización facciosa de encuestas con fines propagandísticos, intervención del crimen organizado y un pobre desempeño de los organismos electorales.
A pesar de que la Constitución impide la intromisión de las autoridades de los tres niveles de gobierno en los procesos electorales, el Presidente Andrés Manuel López Obrador y sus lacayos intervinieron de manera constante, indebida y descarada.
Él aplicó lo que en la experiencia internacional se llama elección de “manual”, en donde los autócratas llegan al poder por la vía electoral, en democracia. Una vez en el poder utilizan los instrumentos e instituciones para debilitar a la democracia que usaron de forma facciosa.
La perversidad del autócrata nos coloca en una triste realidad: desde la Presidencia de la República se trabajó por deteriorar el sistema democrático e imponer a la sucesora.
Primero: utilizaron 7 programas sociales con fines clientelares y electoreros. ¿Cómo lo hicieron? El ejército de casi 20 mil Siervos de la Nación, burócratas pagados con 3.2 mil millones de pesos de recursos públicos, los 6 años recorrieron, casa por casa en el país para entregar “apoyos” con los que cooptaron a 24.6 millones de beneficiarios directos de distintos grupos poblacionales por edad y situación social: adultos mayores, mujeres, niñez, jóvenes y personas con discapacidad.
Casi 20 millones de esos beneficiarios tenían la posibilidad de votar el 2 de junio y representan el 20.6% de la Lista Nominal y el 32.6, de la proyección de sufragios para la elección presidencial. Con esas cifras en la mano, los “cuervos de la nación” en cada entrega sembraron el desconcierto con la mentira de que al ganar la oposición dejarían de recibir las transferencias monetarias directas que el gobierno federal da utilizando 8 programas presupuestales.
Segundo: Intervención del crimen organizado. El Presidente permitió la injerencia de la delincuencia, debido a su permisibilidad para dejarla crecer. Ejemplos sobran: fallida política de Abrazos no balazos; saludo a la mamá de El “Chapo” Guzmán y la liberación de su hijo Ovidio.
Atrás de la elección más sangrienta de la historia se aprecia la mano de cárteles, por el asesinato de 42 aspirantes, precandidatos y candidatos; motivaron con la extrema violencia cientos de renuncias de abanderados, como las declinaciones masivas en Chiapas, con 515; y Zacatecas, con más de 500 mujeres; y se impidió la instalación de casillas en zonas dominadas por la delincuencia.
Tercera: Uso faccioso de encuestas con fines electoreros. MORENA utilizó todo tipo de encuestas como herramienta propagandística, a pesar de no ser representativas. Antes, durante y al final del proceso electoral fueron levantadas 87 encuestas en viviendas. Maliciosamente en la mayoría profundizaron la sobrestimación de las preferencias brutas para Claudia Sheinbaum y subestimaron el apoyo para Xóchitl Gálvez. Así fueron marcando el resultado final de la elección.
Cuarto: Rol de los órganos electorales. Pese a todas las graves y constantes violaciones a la ley, los organismos electorales tuvieron un pobre desempeño. El INE dio determinaciones laxas a MORENA en comparación con otros partidos, quizá porque su titular Guadalupe Tadei está identificada con el oficialismo. A su llegada despidió masivamente a gente con experiencia y dañó la efectividad en el manejo de datos y resultados; 12 mil capacitadores electorales renunciaron por falta de condiciones, equipos, seguridad y salarios competitivos; y hubo robo de boletas en Puebla y Veracruz.
En tanto, el TEPJF recibió decenas de quejas de la oposición por la intervención abierta del Presidente mediante Las Mañaneras, por lo cual en 30 ocasiones le llamó la atención, sin que el sujeto aludido dejara de promocionar a sus abanderados.
Toda la serie de acciones anteriores colocan al proceso comicial más grande de la historia de México como una “elección de Estado”. Y por eso la vamos a impugnar y realizar una auditoría civil, pues actualmente vivimos en un contexto político y democrático distinto. ¡Que es perfectible, sí! ¡Qué fue dañado y erosionado con los embates del gobierno, sí! Pero, es lo que tenemos como base para seguir mejorando.
Y aunque vengan tiempos difíciles, invitamos a la ciudadanía a participar en la defensa de la democracia.
En el PAN no vamos a claudicar en la defensa de México.