¡Llegaron los meseros!

Mis muy queridos y abandonados lectores, me complace informarles que me corrieron del jale y con ello me regresaron la oportunidad de volver a escribir mis opiniones, aventuras y peripecias y una que otra refrescada de madre para uno que otro merecedor de ello.

Sé que hay hartos intrigados por mi extraño e intempestivo despido con mucho amor les digo: ¡No sean chismosos!

¡Nacierta!

A mí me encanta el chisme, pero seamos honestos, cuando nos lastiman, sea quien sea, es mejor dejar de que nuestra mente y corazón se enfríen antes de hacer cualquier cosa, porque las personas que actúan de manera arrebatada se caracterizan siempre por ser estúpidos e irracionales y cuando se actúa siguiendo las indicaciones del hígado y no del cerebro las cosas se van al carajo y, queridos míos, yo seré todo lo que quieran, pero jamás estúpida o irracional.

“¿Y entonces qué friegas volviendo a la escribidera?”, pensará usted, ínclito lector.

Pues fácil: la escribidera siempre ha sido mi motor, pero por falta de tiempo, por indicaciones y congruencia me alejé, así que no iba mandar mis tres letras.

La congruencia se hubiera terminado porque así como en su momento traje de fondo de pantalla de mi cel a La Doctora, de un tiempo acá mi corazón late por Marianis y pues imagínense…

Sepan que en este distanciamiento ustedes estuvieron “muy cerca de mi corazón, pero lejos de la toma de decisión”.

¡Ay, no, perdón esa frase era de otro, espero que no tenga los derechos de autor! Si no los tiene, los reclamo.

La verdad es que todo esto se llama profesionalismo y en los últimos años descubrí que es mucho el que tengo, confirmé que el profesionalismo no te lo da una silla; no, mis amores, ser profesional es concentrar en una persona inteligencia, valor, coherencia entre lo que se dice y se hace, respeto, manejo de emociones, paz mental y, por supuesto, humanidad.

Me agrada contarles que he vuelto y espero seguir contando con sus lecturas, sepan que mi amor por ustedes es mucho (neee, ni los conozco pero hay que decir eso nomás de ondas), me encantaría decirles que, como dijeron los Cadetes: “no te preocupes por mí, aquí todo sigue igual”, pero mentiría porque aquí todo cambió, ocurrió un cataclismo y me conforta saber que siempre, siempre mi familia y amigos han estado aquí con la mano extendida, gracias por sus mensajes, sus llamadas pero sobre todo por su cariño.

Por cierto, en próximos días voy a vender enchiladas y comiditas (porque me gusta cocinar y obvio necesitaré lana) no dejen de seguirme por si un día no tienen ganitas de hacer de comer.

3 comentarios en “¡Llegaron los meseros!”

  1. Eva me da mucho gusto que retomes tu columna, nunca hay que rendirse, eres una mujer que enfrenta los retos con determinación y valentía y estoy segura que tendrás éxito en lo que emprendas. Enhorabuena!

Los comentarios están cerrados.