Perros comunitarios

En tiempos recientes se ha publicado en las noticias locales la presencia de perritos comunitarios en la Universidad Autónoma de Zacatecas, específicamente en el Campus Siglo XXI, donde los conocen como “Perritos Universitario Comunitarios” y les dan de comer en diferentes unidades académicas. Los líderes de este proyecto comentan que les colocan lugares de alimentación, así como una placa para identificarlos y les buscan hogares temporales en vacaciones.

Pareciera que sería una buena solución al problema de perritos en situación de calle, pero ¿qué es un perro comunitario? En algunos lugares los definen como aquellos que viven en la comunidad y cuyos tutores son un grupo de vecinos, estudiantes o maestros que comparten un lugar común y que, por tanto, no pertenecen necesariamente al mismo núcleo familiar.

Los perros comunitarios son los perritos que viven en la plaza, en la zona de trabajo o lugar al que concurren y asisten continuamente. Por usos y costumbres, los perros comunitarios generalmente cumplen los siguientes pasos:

  • Atención Veterinaria: esterilización, vacunación y atención veterinaria en caso de accidentes, enfermedades, vejez, etc.
  • Identificación con collar y su placa, indicando que es un perro comunitario, su nombre y uno o varios teléfonos de contacto.
  • Comida y agua en calidad y cantidad suficiente.
  • Protección del sol, frío, lluvia, viento. Para ello pueden dormir en la casa o cochera de un vecino, en algunos lugares les colocan una casita con colchón en la calle y protegida a la sombra.

Estos animales tienen derecho a caminar libremente por las calles, colonia, comunidades. Son adoptados por grupos de personas de la sociedad, ya sea por vecinos o grupos que comparten un lugar común. Una obligación es que deben de cumplir con sus cinco libertades: alimento, casa, salud, bienestar y esterilización.

Por otro lado se presenta el animalito que está considerado como en situación de calle, aquel que ha sido abandonado y pasa toda su vida en aparente abandono, en ocasiones encuentra a personas que les dan de comer y agua, en alguna plaza, jardín o calle.

Es una realidad que la normativa sobre el tema. Tanto la Ley Estatal de Bienestar Animal, como los reglamentos de bienestar animal o el de Control de Fauna Doméstica del Municipio de Zacatecas, definen específicamente lo que es un animalito en situación de calle: un animal de compañía que fue abandonado en la calle, ya sea porque se escapó del hogar, alguien lo abandonó o simplemente es resultado de la cruza de animales que se encuentra en la calle, formando en ocasiones jaurías que pueden llegar a atacar gatos, o bien marcar territorio. En conclusión: un canino que vive en la calle.

Si bien existen asociaciones civiles y activistas que les dan de comer, les llevan agua e incluso les ponen nombres para reconocerlos, hacen que de alguna manera el maltrato animal que viven sea el mínimo.

La ley establece que los Centros Caninos tienen que atender las denuncias de caninos en situación de calle, que van desde una sobrepoblación en zonas específicas, mordeduras, agresividad, o bien simplemente porque le caen mal a uno o dos vecinos del lugar. Entonces con esta legislación vigente es obligatorio llevar a todos estos animalitos a los centros caninos, para de ahí salir adoptados y esterilizados, como marca la normativa, siempre tratando de encontrar un hogar para ellos.

Las autoridades han encontrado un vacío en la ley, porque al no estar establecido la figura de perro comunitario, el perrito encontrado en la calle infringe la misma al ser encontrado en situación de calle. Es un poco complejo de entender el tema, por lo que trataré de describirlo en un ejemplo.

«Mi perrito no le hace nada a la gente, todos los de la calle lo quieren, menos el vecino de la tienda, porque como vende tortas, pues va y se coloca ahí, esperando que le den un pedazo de bolillo, pero fuera de eso todos lo queremos, de hecho cuida el barrio, en la noche no deja pasar a nadie, es más ni a los de moto, porque el ruido del motor les da miedo, si viera cuántos tumba de la moto por semana, éste lleva dos y apenas es miércoles, pero todos queremos al Chato, insisto, menos el de la tienda y los motociclistas que pasan».

Sí, todos quieren al Chato, sólo que el de la tienda lo reporta o pide que pasen la autoridades por él y lo lleven al centro canino porque no deja pasar a nadie, les ladra y cuando hace sus necesidades en el lugar es muy difícil de limpiar, aparte es nocivo para la salud y nadie de quien lo quiere le limpia su excremento cuando lo hace en la calle. El problema se hace todavía mayor cuando uno de los motociclistas que derribó esa semana reporta al Chato, ya que lo tumbó y se rompió su espejo de la moto. ¿Quién va a pagar esa compostura? Que se lo lleven al centro canino, ya que todos lo quieren, pero nadie se hace responsable de él.

En esta situación se encuentra la figura de “Perros comunitarios”, no aparecen en la normativa y se tienen que retirar del lugar, en ocasiones los vecinos que les dan de comer, evitan que se los lleve la gente del centro canino, otras veces van por ellos al centro de atención canino y felino, llenan un hoja de adopción y se los llevan, resultando que el Chato se encuentra a los dos días frente a la tienda de nuevo, generando la molestia de cuando menos un vecino.

La propuesta es que se realice una normativa en específico para este caso, quizás como lo hacen en otro lado, un convenio entre todos los vecinos que están de acuerdo en tener un perro comunitario, estableciendo quién o quiénes serán los responsables de llevarlo al médico, vacunas, cuidado de salud, limpiar sus heces y todo lo que implica tener un animal, de compañía. En verdad es un reto que deben de enfrentar las autoridades correspondientes, de igual manera la ciudadanía que quiere convertir a los perros comunitarios en una realidad.