En la vida no a todos nos importan los mismos temas, asuntos, actividades o sabemos de todo, a veces ni de lo que acontece en el seno familiar, mucho menos de cuestiones que trascienden nuestro panorama individual. En ese tenor, hay muchos asuntos que desconocemos. Hasta los más letrados o versados en algún tema desconocen algún detalle de algo en particular porque no se los enseñaron, porque no pusieron atención o sencillamente porque no les interesa.
Creo que este es el caso en la tan llevada y traída Reforma del Poder Judicial, propuesta por el todavía presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y de la que muchos hablan y están en contra o a favor, pero olvidamos a aquellos que ni siquiera están enterados de lo que se trata, aunque a todos –los que saben y los que no– seremos afectados por los cambios que se hagan en este Poder del Estado que en teoría debería ser autónomo o en su caso trabajar en perfecta armonía con los otros dos: el Ejecutivo y el Legislativo.
Al ciudadano común poco le interesa, es más, ni por enterado se da de cuántos magistrados hay en la Suprema Corte de Justicia y por cuánto tiempo permanece en el cargo y me atrevo a decir que ni siquiera sabe qué es o qué hace un magistrado.
Con la reforma, lo que se intenta hacer es reducir de 11 a nueve los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), así como su duración en el cargo de 15 a 12 años.
Tampoco creo que el ciudadano de a pie sepa que existen ministros, magistrados, jueces y demás personal del Poder Judicial ni saben cuánto ganan, qué hacen ni qué se necesita saber o estudiar para llegar a sus cargos, si lo que hacen justifica sus remuneración o verdaderamente es un insulto para la mayoría de mexicanos que sobreviven con el salario mínimo tengan o no estudios universitarios –conozco muchos profesionistas que ostentan sendos posgrados que saben mucho de su área, pero que son desempleados o trabajan en cosas muy alejadas de sus preparación académica o reciben un salario de miseria sin prestaciones ni certeza laboral, a pesar de sus diplomas, certificados y buenas calificaciones–.
Entre otras cosas, la reforma también prevé dejar atrás la reelección y dispone que la Presidencia de la SCJN se renueve cada dos años, de manera rotatoria en función del número de votos que obtenga cada candidatura en la elección respectiva, y que ésta corresponda a quienes alcancen mayor votación; establece un método democrático para la elección de los ministros, magistrados y jueces, mediante voto universal, directo y secreto, a través de un procedimiento específico.
Parecería que la reforma sólo interesa a quienes están peleando inútilmente con uñas y dientes para que la reforma no pase, aunque a estas alturas ya nada se puede hacer, todo indica que ya pasó, ¿por qué pelean? Realmente viene una debacle si se aplican todas las reformas o… ¿sólo están luchando como gatos bocarriba porque perderán privilegios? ¿Por qué los que la defienden, la defienden? ¿Cómo los beneficiará? ¿Y al resto de los ciudadanos?
Creo que lo que realmente le interesa a todos los mexicanos –y dudo mucho que me equivoque– es que verdaderamente en México lo legal y lo justo vayan de la mano, que la justicia se aplique con prontitud, sin dobleces ni obstrucciones a todos por igual; que en los tribunales no se beneficie a los empleadores que abusan de los trabajadores a quienes explotan sin prestaciones ni salarios dignos o con subcontratos tramposos o al revés, que los vivales que intentan aprovecharse de una situación reciba un castigo ejemplar.
Lo que realmente nos interesa a todos los mexicanos es que se aplique la ley igual para el que roba poco y al que roba mucho, que se castigue la corrupción, que caiga todo el peso de la justicia contra los traficantes de estupefacientes, de niños o mujeres, que todo mundo sabe quiénes son y dónde están, pero pareciera que la venda en los ojos de la justicia los oculta para aplicar la ley.
Lo que realmente interesa a los ciudadanos de a pie es que se aplique la ley contra gobernantes corruptos sin importar de qué nivel sean y a sus colaboradores que rayan en cómplices… que no faciliten la huida de traidores de la patria, homicidas y mercaderes de vidas humanas.
Nos interesa que las leyes se apliquen y no sean sólo de papel; nuestra Carta Magna ha sido ejemplo para la redacción de otras muchas en el mundo, por haber incluido los derechos universales del hombre en las Garantías Individuales en los primeros 29 artículos –por ejemplo– y tristemente los mexicanos no tenemos la misma justicia que esos países.
Nos interesa que al aplicar la ley, al emitir un juicio o sentencia los encargados de hacer justicia se aseguren de que se cumpla el dictamen o resolución, ¿de qué sirve ganar un caso en papel si en la práctica los afectados siguen igual o peor, porque son la burla de todos, incluso de quienes dicen que defiende sus derechos?
Según recuerdo de mis clases de civismo de primaria y secundaria, el Poder Judicial es el encargado de velar el cumplimiento de la Constitución, las leyes que de ella emanan y proteger los derechos de los ciudadanos, pues que se aboquen a ello y con o sin reforma demuestren que merecen el respeto y defensa de un pueblo entero.