Al cierre de su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo la misma estrategia con la que inició: presentó datos falsos o engañosos para defender su desparpajada gestión, sus obras y sus políticas públicas, todo esto lo hizo sin cambiar de lo realizado en todos sus informes anteriores.
Una de las frases más llamativas de este último informe fue su afirmación de que ya tenemos un sistema de salud «mejor que el de Dinamarca». Sin embargo, esta declaración es insostenible y hasta extraordinariamente ridícula, especialmente si se considera la falta de medicamentos, la disminución en las consultas médicas en instituciones públicas de salud y el sustancial aumento del gasto de bolsillo en salud para muchos ciudadanos, todos estos problemas han sido documentados repetidamente durante su administración.
Además, López Obrador destacó que en sus conferencias de prensa «mañaneras» se garantizó el derecho a la información en un fascinante «diálogo circular y abierto». No obstante, en este espacio invariablemente utilizó datos falsos en prácticamente todos sus encuentros con periodistas. También aprovechó este foro para denostar a periodistas y analistas críticos, divulgó irresponsablemente datos personales de aquellos opositores a su administración y estigmatizó a profesionales de la información, ambientalistas y todo aquel que no compartía con él sus brillantes ocurrencias.
Durante la presentación del Sexto Informe, en el Zócalo capitalino, ante miles de seguidores, el presidente presumió cifras como el aumento del salario mínimo al doble y la disminución de 5 millones de personas en pobreza. Sin embargo, volvió a repetir mentiras y afirmaciones engañosas sobre la reducción de homicidios, el avance en la investigación para encontrar a los jóvenes de Ayotzinapa y el supuesto aumento de la producción de petróleo crudo un extraordinario menú de mentiras.
Por ejemplo, al afirmar que el sistema de salud pública en 23 estados es «mejor que el de Dinamarca» gracias al IMSS-Bienestar, ignora que sus propios datos lo contradicen, y que otros nueve estados aún no cuentan con este programa. Además, si comparamos estos datos con los del sexenio anterior, hubo una disminución del 44% en la construcción de unidades de consulta externa y una reducción del 29% en consultas externas, generales y de especialidades en instituciones públicas del sector salud.
A nivel nacional, entre 2018 y 2022, el gasto de bolsillo en salud aumentó un 30%, afectando especialmente a los hogares con menos ingresos. Aunque también se implementó el proyecto de la Megafarmacia para resolver el problema del desabasto de medicamentos, su efectividad ha sido limitada, por no decir nula, con un promedio de sólo seis recetas atendidas por día. Además, se ha reportado que el número de personas atendidas en hospitales públicos disminuyó un 10%, mientras que la atención en instituciones privadas y consultorios de farmacias aumentó un 13 por ciento.
Otro ejemplo claro es el desabasto de medicamentos. A pesar de que López Obrador afirma que «hoy con el mismo presupuesto se otorgan medicamentos gratuitos a todos los mexicanos sin seguridad social», la realidad es que las medidas de austeridad han resultado en sobreprecios y un aumento del desabasto. En 2022, se dejaron sin surtir 15 millones de recetas, una cifra cinco veces más alta que en 2018.
En cuanto a sus conferencias matutinas, en lugar de garantizar el derecho a la información y la libertad de expresión, se convirtieron en un espacio para la desinformación y el ataque a quienes critican al gobierno, un paredón de fusilamiento para todos aquellos que discrepan de su gestión. Incluso organismos internacionales como la ONU y la CIDH han advertido sobre la práctica sistemática de estigmatización a jueces, magistrados y periodistas en estos espacios.
En temas de seguridad, López Obrador afirmó que los homicidios dolosos disminuyeron en un 18%, pero al comparar periodos similares, la reducción es apenas del 8.01 por ciento. Además, este sexenio terminará con el mayor número de homicidios acumulados en la historia reciente de México.
Finalmente, en lo referente al consumo de drogas, el gobierno no ha logrado detener su crecimiento, y las políticas implementadas han sido estigmatizantes y poco efectivas. La demanda de tratamiento por consumo de sustancias como las metanfetaminas ha aumentado en un 218% en los últimos cinco años, lo que es una evidencia contundente del fracaso de sus desafortunadas políticas.
En conclusión, el Sexto Informe de Gobierno del presidente López Obrador repite el patrón de los informes anteriores: la manipulación de datos y la presentación de una realidad distorsionada para justificar el comportamiento errático de sus políticas que han tenido resultados francamente deficientes. Es fundamental que analicemos críticamente estos informes para entender la verdadera situación del país y exigir cuentas claras a nuestros gobernantes.